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Yo armo mi Navidad

Cuatro personajes conocidos por su creatividad nos mostraron el espacio navideño que más representa su estilo y donde el espíritu de celebración manda. En un ambiente hogareño, cada uno reunirá a toda su familia.

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Javier Baeza: Con sello chileno

Un lugar en el que la naturaleza y el espíritu campestre sean el ambiente principal es lo que el agricultor y diseñador autodidacta Javier Baeza elige cada año a la hora de armar su espacio navideño. Esto puede ocurrir en el Valle de Colchagua, donde pasa gran parte de su tiempo y tiene además la fábrica de muebles Manantiales, o en Santiago junto a su socio y amigo, Juan Pablo Costa, en un rincón cobijado entre la sombra de añosos árboles. "Reunión, gratitud y esperanza son los elementos que me inspiran a la hora de crear esta mesa pensada para la hora del té y en donde los niños son importantes invitados en torno al pesebre", dice Javier.

Con un clima que acompaña, sobre todo en esta época, este escenario siempre se pensó al aire libre, con frutas de la estación y ciertos materiales nobles como cerámica, piedra y maderas trabajadas mediante pátinas alegres y sencillas, que nos recuerdan todo aquello que podemos recoger de lo que nos brinda la naturaleza, en este caso chilena.

Cosmo Gonik: La alegría de la fiesta

Toda la riqueza cultural de los países del Este, como el arte ruso, el espíritu gitano serbio y la tradición balcánica que celebra esta fiesta universal del cristianismo, se hizo presente en este espacio navideño creado por el actor Cosmo Gonik. Él reconoce que fue su pareja, Laure Piazza, quien lo impulsó hace algún tiempo a conocer más sobre este mundo ortodoxo.

"Fui seducido por este ambiente festivo y alegre donde priman la opulencia, los colores intensos, la fiesta y el humor", dice Cosmo con su hijo Elio en brazos.

En el living, que es el núcleo de su casa en Providencia, armó este ambiente junto a Laure y, conociendo bien lo que integra esta cultura, fue seleccionando cada elemento para exhibir sobre la mesa de centro este pequeño altar artístico, con la imagen de la Virgen ortodoxa como eje principal, matrioskas, monedas, mantas floreadas, objetos dorados y toda clase de amuletos.

Paula Délano: Reinventándose cada diciembre

A Paula Délano se la conoce como buena productora y anfitriona. Todo lo que conlleve el más mínimo acento de celebración para ella es sinónimo de creatividad.

Junto a su hermano Cristóbal, con quien formó hace un año la empresa de producción Onduo, ideó esta mesa navideña pero a partir de elementos decorativos recolectados durante varios años en ferias, viajes y algunos saldos de lo que fuera su tienda de decoración, La Provenza.  "El tema es hacer algo diferente todas las navidades, aunque ocupes las mismas cosas que ya tienes guardadas", cuenta Paula, mientras va encontrando adornos en bolsas y cajas.

Siguiendo las tradiciones del rojo y el verde, esta mesa pretende ser, en su postura y forma, una propuesta más creativa que elegante. Por eso, cada invitado tiene su lugar asignado mediante tarjetas escritas con su nombre; las servilletas y cubiertos están dentro de una pequeña bota tejida, y la romántica iluminación está dada por una pequeña vela encendida ubicada frente a cada comensal.

Mónica Undurraga: Navidad reciclada

La artista Mónica Undurraga vivió nueve años en Londres, y al regresar hace poco tiempo a Chile trajo consigo creatividad a destajo. Amante del concepto de Upcycling, cuyo fin es dar una segunda vida a materiales de desecho, para esta Navidad 2010 Mónica buscó ofrecer la mejor bienvenida con acento ecológico en la puerta de entrada de su casa. "Mi enfoque además fue mostrar una Navidad de verano, donde es época de calor y todo florece. Nuestra tradición en esta fiesta debiera estar pensada en un período lleno de colores, con árboles en flor y animales por nacer", señala Mónica, quien heredó esta faceta artística de su madre, Teresa Gazitúa.

Para esto creó un diseño con pájaros que ella misma dibujó y unió a través de cables de teléfono abandonados, una rueda de bicicleta en desuso que encontró en un viejo garaje, y con materiales como retazos de géneros, botellas plásticas y botones de antaño fabricó flores de fantasía.

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