
Xi, Putin y Modi: El Dragón, el Oso y el Elefante sacan sus garras
Xi Jinping se reunió esta semana con Vladimir Putin y el líder indio Narendra Modi, en una muestra de unidad que dio cuenta de su alejamiento definitivo del orden mundial liderado por Washington. De paso, el presidente chino intentó remarcar la importancia de Beijing en la escena global.

En 2015, la analista austriaca Velina Tchakarova sorprendió al lanzar la tesis de que la estrecha alianza entre el “Dragón y el Oso”, es decir, entre China y Rusia, tendría consecuencias insospechadas. Y no solo en el marco del “nuevo orden global”, sino que en contraposición a Estados Unidos. Desde entonces, ha planteado Tchakarova, ambas potencias han construido un marco coordinado en todos los ámbitos críticos: energía, materias primas, fuerzas armadas, tecnología, finanzas, comercio y diplomacia.
Esta semana, chinos y rusos dieron una nueva demostración de que su vínculo estratégico sigue firme, algo que el presidente estadounidense Donald Trump mira con especial recelo. A comienzos de semana, Xi Jinping recibió a Vladimir Putin en Tianjin, reunión en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) a la que además asistió el primer ministro de India, Narendra Modi. Así, el “Dragón y el Oso” sumaron a un integrante fundamental: el “Elefante”.
La cita en esa ciudad del norte de China ocurrió en medio de tensiones y cambios geopolíticos: Ucrania, Medio Oriente, rol de la Unión Europea y acciones en el Mar del Sur de China. Xi buscó no solo demostrar que su país posee una gran influencia global, sino también marcar su alejamiento del orden mundial liderado por Washington.

Pero el líder chino no se quedó ahí. El miércoles, Xi lideró un enorme desfile militar en Beijing en el que sumó a otro invitado especial: Kim Jong-un. El gobernante norcoreano demostró así que, pese a sus negociaciones con Trump en 2019, sus aliados clave son sus vecinos. No por nada, Norcorea ha suministrado soldados a Rusia en la guerra en Ucrania. De paso, obtuvo legitimidad política de Beijing y Moscú.
“China ha desarrollado y secuenciado sus mensajes a la perfección, y la imagen de Xi, Putin y Modi abrazándose se hace claramente visible”, afirmó a la agencia Bloomberg Josef Gregory Mahoney, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Normal del Este de China de Shanghái. “Esta semana será recordada como una en la que el mundo dio un giro radical”, agregó.
Estos eventos, que incluyeron un misil Guam Killer, el dron Loyal Wingman e incluso lobos robóticos en el desfile militar- fueron interpretados por muchos analistas como una victoria para el proyecto político de Xi, quien durante una década ha trabajado en construir una alternativa al orden mundial. La cumbre y sus símbolos de unidad parecieron consolidar el interés de China en incrementar su influencia global y promover una visión de liderazgo diferente en la escena internacional.
Trump, que suele restar importancia a estos encuentros —incluyendo a la cumbre de los BRICS, que también incluyen a Rusia, India y China—, alegando que están exagerando su influencia contra Estados Unidos, afirmó no estar “preocupado en absoluto” por las reuniones entre Xi, Putin y otros. “Tenemos el Ejército más fuerte del mundo, por mucho”, dijo en una entrevista radial con Scott Jennings. “Jamás usarían sus Fuerzas Armadas contra nosotros; créanme, sería lo peor que podrían hacer”, advirtió.
Desafiar a Occidente
“Creo que fue sin duda un éxito, ya que logró reunir a todos esos líderes mundiales. Y lo más significativo fue que logró reconciliarse con el primer ministro indio, porque esa es una de las relaciones clave, tanto dentro de la OCS, como de forma más amplia, en el orden euroasiático y en el orden de seguridad internacional. Si India y China se llevan razonablemente bien, será mejor para ambos y, por lo tanto, también para el intento de reemplazar a Estados Unidos como la principal potencia internacional actual. En ese sentido, le ha beneficiado”, dijo a La Tercera Stefan Wolff, profesor de Seguridad Internacional de la Universidad de Birmingham.
En el encuentro en Tianjin, Xi pidió a Rusia, India y otros países de la región que se unan a China y aprovechen su influencia económica para desafiar a Occidente en un momento de crecientes tensiones geopolíticas y comerciales.
En una respuesta velada a la guerra comercial de Trump, el líder chino anunció lo que llamó una “iniciativa de gobernanza global” basada en principios que incluyen la “igualdad soberana”, el “estado de derecho internacional” y el “multilateralismo”.
En la reunión de la OCS, China presentó una nueva visión para el desarrollo global, sin la intervención de Estados Unidos. Los planes de Xi incluyen un banco de desarrollo de la OCS que otorgaría préstamos en divisas distintas del dólar estadounidense. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, advirtió en agosto que una depreciación del dólar dificultaría que Estados Unidos aplicara sanciones contra estados rebeldes. También limitaría el poder de la estrategia “América Primero” de Trump para alejar a países y empresas de Beijing y así invertir o reubicar su producción en Estados Unidos.
Los diferentes encuentros encabezados con Xi tuvieron como telón de fondo la política de aranceles que ha llevado adelante Trump, que han afectado a amigos y enemigos por igual en la región. Una iniciativa que -a juicio de Velina Tchakarova- significa una “reestructuración de la presencia global de Washington”, al reorientar la producción, las cadenas de suministro y el comercio hacia su órbita.
“Lo ocurrido con los aranceles es realmente interesante porque, como mínimo, demuestra el verdadero poder y peso que tiene Estados Unidos en el sistema internacional. Trump, por así decirlo, impone estos aranceles y causa un caos enorme en muchos países. Países como China quizá estén sufriendo menos, pero India se ve claramente afectada. En muchos otros estados de Asia se está gestando una guerra comercial. Es terrible lo que Trump está haciendo con los aranceles y cómo altera los regímenes comerciales internacionales, pero también demuestra la posición única que aún ocupa Estados Unidos”, explicó Wolff.
Modi y Putin
Desde que asumió el poder en 2012, Xi ha construido metódicamente bloques fuera de la órbita de influencia de Washington. Si bien esas agrupaciones a menudo se han tachado de foros de discusión, la guerra comercial de Trump les está dando un nuevo propósito.
De esta manera, el resultado más importante de la cumbre de la OCS -que se desarrolló entre el 31 de agosto y el 1 de septiembre- no fue la adopción por parte de los líderes de un extenso comunicado y más de 20 declaraciones conjuntas sobre temas tan diversos como la inteligencia artificial, las industrias verdes y el comercio internacional. Lo más importante fue la asistencia del primer ministro indio, Narendra Modi, y el acercamiento entre Nueva Delhi y Beijing.

Se trató de la primera visita de Modi a China en siete años. La continua mejora de las relaciones entre su país y China quedó demostrada por la evaluación positiva que Modi hizo de su reunión bilateral con Xi al calificarla de “fructífera”. Además, dijo qu se basa en el “respeto mutuo, el interés mutuo y la sensibilidad mutua”.
Como el país más poblado del mundo, India desempeña un papel clave en el plan de Xi. Las relaciones entre ambas potencias se encontraban tensas, debido a los enfrentamientos fronterizos con las tropas chinas en 2020 y una reciente casi guerra “entre Pakistán e India con aviones de combate de fabricación china. Tras reunirse con Xi, Modi declaró que se había restablecido un clima de paz y estabilidad entre ambos países.
La asistencia de Modi también les brindó a él y a Xi la oportunidad de demostrar su continuo apoyo a Putin. El premier indio aprovechó el viaje para estrechar lazos con Rusia en todas las áreas, incluyendo comercio, fertilizantes, espacio, seguridad y cultura. No se dejó intimidar por los aranceles del 50% que Trump impuso la semana anterior a los productos indios, que supuestamente constituían un castigo por comprar petróleo ruso.
China y Rusia anunciaron la firma de un memorando de entendimiento para la construcción del gasoducto Power of Siberia 2, largamente postergado que transportará 50.000 millones de metros cúbicos de gas al año desde Siberia Occidental hasta el norte de China.
Algunos analistas señalaron que una alianza entre China, Rusia e India sería un factor decisivo para la reconstrucción del orden internacional. Pero si bien hubo una impresionante muestra de solidaridad entre los tres líderes, los une poco más que su oposición al actual orden dominado por Estados Unidos.
A juicio de Wolff, esta unidad que quería demostrar Xi tanto con India y Rusia tiene sus límites. “Modi, por ejemplo, no quiere acercarse demasiado a Kim. De hecho, no estuvo presente en el desfile militar del miércoles. Por lo tanto, existen ciertas tensiones en esta lista de socios potenciales que tiene Xi. En medio de todo esto, está la relación tan especial que Putin y Xi tienen entre sí. Y eso involucra, en cierta medida, a India y en cierta medida a Corea del Norte. Esto funciona razonablemente bien, pero realmente debemos preguntarnos hasta qué punto esta coalición tan dispar o la serie de coaliciones que él ha creado realmente pueden representar un desafío muy profundo al papel de liderazgo que Estados Unidos todavía tiene actualmente”, indicó Wolff.
La reunión del grupo de seguridad de la OCS coincidió con el 80º aniversario de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, que China conmemoró el miércoles, mientras Beijing buscó rehacer la historia poniendose a sí misma en el papel de guardián del orden internacional de la posguerra.
“Putin y Xi están instrumentalizando la historia para legitimar su gobierno. Presentan la Segunda Guerra Mundial como una lucha inconclusa, se presentan como herederos del sufrimiento de sus naciones y utilizan este recuerdo para asegurar la lealtad en casa y justificar la confrontación en el exterior. La historia se convierte en un arma contra Occidente y en una armadura moral para sus fuerzas armadas”, dijo Tchakarova en X.
Para Beijing, parte de su esfuerzo por cambiar el “orden internacional basado en reglas” liderado por Estados Unidos apunta a reforzar sus reclamos sobre Taiwán.
“Los intentos de Beijing de aprovechar el caos de Trump para apuntalar su imagen internacional tienen sus límites”, dijo al Financial Times, Amanda Hsiao, directora para China en la consultora Eurasia Group. “En este caso, se vio socavado por una demostración masiva de poder militar duro y sus estrechos vínculos y alineamiento narrativo con Moscú”, indicó.
“La relación entre Rusia y China sigue siendo muy desigual. Rusia depende mucho de China. Rusia no tiene muchas alternativas para generar el capital necesario para financiar su guerra. En ese sentido, a pesar de todo lo que dicen sobre su singular asociación sin límites, se trata de una relación que, ante todo, sirve a China. Putin, sin duda, se beneficia de ello. Su régimen se mantiene en el poder. Puede continuar librando su guerra contra Ucrania, pero no es realmente una sociedad entre iguales”, concluyó Wolff.b
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