En una columna publicada en El País de España, el periodista Diego Torres puso en duda las sanciones aplicadas por los árbitros en los encuentros deportivos. Además, criticó el juego sucio de los jugadores, donde "sacan ventaja los tramposos".

El texto cuestiona la acción de Gonzalo Jara en su provocación hacia Edinson Cavani y lo toma como ejemplo de "fiasco" de la Copa América.

"El tacto rectal que practicó Gonzalo Jara a Edison Cavani en los cuartos de final de la Copa América disputados entre Chile y Uruguay el miércoles, y la inmediata expulsión del ofendido, acentúa la pesada sensación de fiasco que se cierne sobre esta competición centenaria", comienza la columna.

"Cuando los árbitros que velan por la pureza del juego miden con el mismo rasero al fullero y al poeta, privan al espectáculo de interés", agrega.

Para el autor, el componente moral debe estar presente en el deporte, en especial en el fútbol, sino "puede ser idéntico a la mafia si sus dirigentes olvidan que el juego solo existe bajo principios de justicia".

En lo que respectra a la expulsión de Cavani, Torres manifiesta que "Cavani reaccionó al manoseo de Jara propinándole un golpe. El árbitro, el brasileño Sandro Ricci, replicó al incidente expulsando a Cavani y dejando impune a Jara. No pareció contemplar que Jara, un futbolista vulgar que colecciona antecedentes disciplinarios por tocamientos genitales, había pulsado el culo del delantero uruguayo en un intento furtivo por sacarlo de quicio. Era una misión sencilla", cuestina.

"Medio estadio sabía que Cavani llegó al partido con los nervios destrozados. Los medios llevaban horas anunciando que el goleador se había enterado ese día de la prisión de su padre por matar a un motorista mientras conducía bajo los efectos del alcohol. Pero Ricci no hizo caso a los antecedentes. Echó a Cavani y facilitó la supervivencia de Chile en su torneo", prosigue el autor.

Por último, critica las sanciones que privaron la presencia de Neymar en Brasil y Cavani en Uruguay, cuando los equipos más los necesitaban. "Cavani, víctima del furor proctológico de un futbolista cualquiera, y Neymar, cocido a patadas por Camilo Zúñiga antes de su arrebato y posterior expulsión cayeron bajo el peso de un sistema que encubre la imbecilidad", remata.