Descubren que sustancias amargas podrían aliviar el asma
<font face="tahoma, arial, helvetica, sans-serif" size="3"><span style="font-size: 12px;">Científicos encontraron receptores para el sabor amargo en las vías respiratorias, los que tienen una acción dilatadora que podría ayudar a los pacientes de asma o de Enfermerdad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).</span></font>

Un equipo de la Universidad de Maryland descubrió que existen receptores del sabor amargo en las vías respiratorias y además, han observado que su estimulación provoca su dilatación, lo que podría convertirlos en un buen tratamiento para el asma o el EPOC, según consigna el diario El Mundo.
Nuestra lengua contiene miles de receptores gustativos que no sólo sirven para distinguir los sabores sino también, como es el caso de los destinados al amargo, para evitar intoxicarnos con los alimentos.
Pero ésta podría no ser su única misión. Los científicos encontraron recientemente la expresión de varios receptores del sabor amargo en el músculo liso de las vías aéreas, según aparece en la revista 'Nature Medicine'. El motivo de su presencia en este extraño sitio era una incógnita así que se pusieron manos a la obra para averiguar cómo funcionan y para qué sirven.
En principio, pensaron que su presencia en las vías aéreas indicaba que algunas enfermedades broncoespásticas como el asma ocupacional (el que se genera en el ambiente de trabajo) podrían ser provocadas por sustancias inhaladas que actúan sobre estos receptores causando la contracción de los bronquios.
Esta hipótesis se basaba en las reacciones químicas desencadenadas por los receptores del amargo, que eran las típicas que ocurrían en los fenómenos de contracción. Sin embargo, cuando utilizaron sustancias que las activaban, vieron que su efecto era el contrario: dilataban las vías aéreas.
En los experimentos realizados en el laboratorio, los autores observaron que activando estos receptores se reducía un 90% la contracción de las vías respiratorias de los roedores provocada por la acetilcolina o la serotonina, dos conocidos constrictores. En el caso de tejido humano, la reducción era del 50% al 80%. Los resultados fueron igualmente buenos al estimular los receptores en modelos animales con asma.
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