Pagó $ 3,5 millones en el remate de "Tía Rica" y se llevó un "tesoro"

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Jean Torres se enteró de la subasta por televisión, viajó desde Antofagasta y en una de las cajas halló objetos tecnológicos de última generación.




A las 10.00 horas de hoy, la sala de remates de la Dirección General de Crédito Prendario (Dicrep), ubicada en Matucana 33, Santiago, estaba repleta. Cerca de 800 personas lucían expectantes a que comenzara el anunciado remate de 68 lotes de maletas, encomiendas y diversos artículos, todos olvidados o abandonados a propósito en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez.

Una vez comenzado el evento, que finalmente recaudó $34.820.000, cada lote fue rematado en menos de cinco minutos. Y el nombre de Jean Torres se escuchó seis veces, seguido de un martillazo. El joven, que viajó durante la noche del miércoles desde Antofagasta, se adjudicó seis lotes de objetos, invirtiendo aproximadamente $ 3,5 millones en todos ellos.

"Estábamos almorzando con mi familia y mi papá me dijo: '¿Quieres ir?' No lo pensé y compré un pasaje. Llegué a las 01.00 a Santiago solo para venir al remate". Sin embargo, la sorpresa del joven vendría en la tarde, cuando acompañado por sus amigos y un camión de mudanzas fue a retirar sus flamantes compras de oportunidad.

"Solo en una caja nos salieron siete iPad, un iPhone 6 plus y un montón de otras cosas valiosas. Solo con eso ya recuperamos casi dos millones", relató Torres. Además, contó que en otra de las cajas halló unos patines para esquiar, que probablemente fueron olvidados por un menor de edad, pues estaba su cédula de identidad en uno de los bolsos. "Vamos a tratar de ponernos en contacto con la persona, a ver si tiene interés en comprarlos", dijo.

Sin embargo, hubo otros que invirtieron mucho menos, pues las ofertas partieron desde los $ 50 mil y $ 200 mil, dependiendo de si se trataba de maletas, bolsos, accesorios de bebé, accesorios deportivos o encomiendas. El lote más caro fue adjudicado en $ 720 mil y el más barato en $ 180 mil.

Mario Acuña, director de Dicrep, explicó que para iniciar el remate "se hacen tres publicaciones en diarios de circulación nacional, en tres meses diferentes; luego de la última, hay que dejar pasar un mes más, y ahí recién se puede hacer la subasta".

Una vez ocurrido lo anterior, los dueños originales de los paquetes pierden su posibilidad de hacer reclamos.

Acuña explicó que del total del dinero, "un porcentaje corresponde a la Municipalidad de Pudahuel, otro al aeropuerto y nosotros, como institución, cobramos un 10% por concepto de derecho de martillo".

Sin embargo, no todo fue al azar. Uno de los lotes, que fue exhibido al público el día miércoles, contenía 52 coches de bebé y fue rematado en $ 300 mil, es decir, cada unidad tuvo un valor de $ 5.769. Lo mismo pasó con 59 sillas de retención, subastadas en $ 6.440 cada una.

Entre los asistentes, además de curiosos, también había compradores experimentados, dedicados al negocio de los remates. María Luisa Lobos invirtió cerca de $ 3 millones y también encontró objetos tecnológicos en sus paquetes: "Vine a ver los lotes y compré dos maletas y 21 cajas de encomienda. La técnica es fijarse en el volumen y el peso".

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