El estadounidense Peter Diamond, ganador del Premio Nobel de Economía en 2010, tiene bastante cercanía con Chile. Ha estudiado y escrito sobre el sistema previsional doméstico. Pero no sólo eso. También tuvo participación en la Comisión Marcel, de 2008. Y hay más: esta semana expuso en el seminario “Sistema de pensiones: experiencias y tendencias internacionales”, organizado por la Comisión Bravo, instancia que propondrá cambios al modelo. Así, el economista y académico del MIT conoce en profundidad la estructura previsional chilena: “El actual sistema, que contempla cuentas individuales y un pilar solidario, es una combinación excelente”, dice.

Al hacer un diagnóstico, agrega que se debe atender a tres variables. Una, es la detección de detalles que pueden mejorarse en esos dos componentes, cuentas individuales y pilar solidario. La segunda, es cómo lograr que entren más recursos y cómo se hace más grande el sistema. Por último, cómo se hace más sustentable. “Es útil que se contemplen algunos cambios automáticos unidos al envejecimiento de la población. Esas son las cuestiones que deben considerarse y, si se manejan correctamente, creo que el modelo es muy bueno”, complementa.

¿Cuáles son las mayores falencias que aún presenta el modelo?

Chile ha hecho cambios para introducir más competencia, como la licitación de cartera. Los cargos (comisión) todavía son más altos de lo que uno querría, pero debemos reconocer que no son excepcionalmente elevados (…) Ahora bien, creo que el diseño del sistema de AFP es sensato para el país hoy en día. Chile tienen una larga historia, han aprendido cómo hacerlo y, para mí, funciona bastante bien. Tienen el pilar solidario y ahí la pregunta es cuántos recursos deben introducirse.

¿Qué mejoras se le pueden hacer al sistema?

Uno de los elementos clave es el tema del género. Las mujeres, en Chile y el mundo, tienen más responsabilidades frente a la familia. Entonces, trabajan (remuneradamente) menos y, en promedio, se les paga menos. El sistema de pensiones debe convivir con el mercado laboral, pero también tiene que corregir esos problemas. El límite, en el pilar solidario, para obtener beneficios es el mismo, independiente del género; pero en el sistema de AFP la edad de retiro es diferente (60 años ellas y 65 los varones). Las diferencias de género en edad de retiro laboral son inusuales en países avanzados (...) En algunas naciones hay un rango de edad en el que se puede comenzar a recibir los beneficios, pero igual se debe seguir cotizando hasta la edad tope. Es importante lograr que la gente se dé cuenta que si no comienza a obtener sus beneficios de inmediato, estos van a ser mayores. No sé qué hacen las AFP para explicarles a las personas cuán grandes pueden ser sus beneficios si ellos esperan para jubilar.

¿Cómo mejorar la tasa de reemplazo?

El factor más importante en la tasa de reemplazo es la frecuencia de las cotizaciones. Ese concepto tiene sentido para alguien que ha hecho contribuciones durante 30, 35 o 40 años, pero si sólo cotiza por 10 años no se puede esperar una tasa de reemplazo superior a la del promedio de su carrera. La gente no entiende que si no cotiza, pierde los beneficios (…) En Estados Unidos los encargados de los impuestos y de las pensiones trabajan juntos recolectando los tributos e imposiciones. En Chile no existe esa relación, que es muy sana.

¿Cuánto puede contribuir al sistema previsional elevar la edad de retiro?

Hay una ventaja si se hace entender a las personas qué sucedería si la edad de retiro se eleva automáticamente, a medida que crece la expectativa de vida. La pregunta es cuánto. Y aquí está la distinción entre la edad en que se puede comenzar a obtener beneficios y aquella hasta la que es posible seguir haciendo contribuciones (…) Creo que se podría elevar la edad hasta la que se pueden seguir haciendo aportes y vincularla a la expectativa de vida. Paralelamente, se puede elevar la edad en que se pueden comenzar a obtener los beneficios.

¿Cómo ha visto la puesta en marcha de la reforma de 2008, en la que usted participó?

Hasta antes que se creara el pilar solidario, el monto de la subsidiaridad para los ingresos bajos era totalmente inadecuado. Chile no tenía un sistema, pero después de 2008, con la implementación de ese pilar, sí existe y están las bases para un modelo más equitativo. Pero la gran pregunta que aún está pendiente es cuántos recursos se ponen en las dos partes del sistema y de dónde se obtienen.