Opinión

Adiós a un inmortal, gracias infinitas

Esta semana murió a los 92 años el connotado historiador chileno, Julio Retamal Favereau, doctor en historia por la Universidad de Oxford, Reino Unido y miembro de número de la Academia de la Historia de Chile desde 1992. Un maestro sin igual, que dedicó su vida al estudio de la cultura cristiano occidental y a la larga duración, como modo de comprender el presente. Un hombre dedicado a la docencia que marcó la vida de muchas generaciones. El mejor profesor por lejos, el más exigente y sin duda el más “mañoso”. En lo personal tengo todo que agradecerle a quien llamé siempre “mi maestro”. Fui ayudante de don Julio desde 1992 y le acompañé en sus cursos, primero como ayudante y, posteriormente, como profesora auxiliar. De él aprendí que la historia es un continuo y que es imposible separarla de la filosofía, el arte y la música. El pasado, así como el presente, es algo vivo.

Su visión de la cultura cristiano occidental está más vigente que nunca. Basándose en los historiadores cíclicos, centró su atención en occidente, entendiendo que se trataba simplemente de una continuidad del mundo grecorromano, sino una entidad nueva que hereda de ellos el modo de pensar, la genial idea que “la verdad existe y se puede alcanzar”. Esta realidad se combina con la estructura social y jurídica de los germanos y la visión de mundo del cristianismo. Es esta religión la que hace de amalgama y es, por eso, que se habla de la “Cultura Cristiano Occidental”. Julio Retamal vio hace mucho lo que hoy nos preocupa y acontece. Entendió la batalla cultural y trabajó arduamente por enderezar el camino. Es precisamente esa noción grecorromana de la certeza de la verdad, la que en el devenir de nuestra cultura se puso en duda. Es por esto que, desde muy temprano en su libro ¿Después de Occidente, qué?, propuso una división de la historia occidental en relación a la verdad y a la actitud frente a la misma. Occidente naciente entendió que la Verdad existe, se llama Dios y a Él se llega mediante la fe y la razón. A este período, tradicionalmente llamado medieval, Julio Retamal lo denominará, el período de la “Unidad de la verdad”, Fe y razón son congruentes y buscan el mismo fin. Durante el siglo XIV aparecerá lo que el profesor Retamal llamará la “Diversidad de la Verdad”, ya que habrá verdades de la fe y verdades de la razón. Es esta diversidad de la verdad y el foco puesto en la fe, sin presencia de la razón lo que producirá la Reforma, el quiebre de la Cristiandad.

La aparición del Racionalismo finalmente llevará a Kant a entender que no se puede alcanzar la verdad objetiva y que todo conocimiento es subjetivo, con lo que se entrará en lo que don Julio llamará la “Imposibilidad de la verdad”, ya que se niega la posibilidad al hombre de llegar a ella. Cuando esto sucede, el absoluto, la idea de Dios se pierde y con ello, aparecerán los “sustitutos de Dios”. El constata que “el hombre cuando deja de creer en Dios cree en cualquier cosa”. De eso se ha tratado la filosofía del siglo XIX, de reemplazar a Dios y construir una nueva visión. A esto, en el tiempo, le sobrevendrá lo que él llamará la “indeseabilidad de la verdad”, que es sin duda, la mejor descripción del mundo actual. Hoy no sólo se pone en duda la verdad, sino que se la rechaza y no se la desea. Es precisamente eso lo que explica la falta de sentido común y lo que llamaríamos “cable a tierra” de las nuevas visiones.

Esta mirada en el tiempo con perspectiva histórica enraizada en la historia del pensamiento y sus expresiones culturales es lo que hizo y hace de Julio Retamal un visionario. Sus formas, a veces duras, dejan claro que para ser honrado y querido no hay que ser necesariamente políticamente correcto y buenista. Sus alumnos a quienes él exigió en el fondo y en las formas, hoy lo recuerdan con devoción. Yo me siento inmensamente feliz y completamente agradecida de sus enseñanzas. Sé que a él le debo mi amor por la historia europea y la comprensión que es el pensamiento lo primero y que son las ideas las que mueven la historia. Fue él quien puso énfasis en la importancia central del cristianismo como base cultural y de visión de mundo de nuestra cultura. No hay concepto de derechos humanos sin el legado cristiano, es esencial. Por lo mismo, renegar del cristianismo es un atentado contra nuestra propia cultura. Es fundamental entender quiénes somos para poder saber a donde vamos.

Hoy el maestro se fue y el testimonio en la posta quedó en manos de quienes lo consideramos nuestro maestro. Seguiremos recordándolo y honrándolo, ya que su visión es el único camino realmente civilizatorio. La Verdad sí existe y es está junto al Bien y la Belleza, lo que le da sentido a la realidad y la vida. Seguiremos en la lucha con más fuerza e ímpetu, porque como diría Newton estamos sobre hombros de gigantes y es eso lo que nos permite ver más lejos. Desde nuestro trabajo y de quienes nos continuarán Julio Retamal, como tantos maestros se vuelven inmortales. Espero que Dios lo tenga en su Reino, acá en la tierra, lo honraremos y recordaremos con infinito agradecimiento hoy y siempre.

Por Magdalena Merbilháa, historiadora y periodista.

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