Apostando fuerte

En las últimas semanas el Presidente ha estado apostando fuerte en política. Corriendo riesgos altos puede esperar una ganancia apreciable, pero queda asimismo expuesto a sufrir una pérdida significativa. Ante las dificultades que el Ejecutivo ha experimentado para llevar adelante las reformas que ha impulsado, Piñera ha optado por salir resueltamente al ruedo, aumentando significativamente su exposición pública. La pieza maestra de su jugada ha consistido en invitar a los presidentes de los partidos opositores a reuniones "bilaterales" con él, con el propósito de abordar derechamente de qué forma se podrían destrabar los diversos proyectos obstruidos en el Congreso o incluso imputados antes de llegar a la instancia legislativa.
No es habitual que un mandatario convoque a este tipo de encuentros, dejando de lado a los ministros encargados de esas tareas. Es evidente que la máxima autoridad del país aventura su capital político con esta decisión que, en el fondo, pareciera intentar pasar de un clima político de creciente confrontación a otro en que impere un ánimo de entendimiento para alcanzar acuerdos. El protagonismo presidencial puede conducir a obtener el objetivo propuesto, cosa que, sea dicho de paso, hasta ahora no se avizora para nada claro. Pero, también abre la posibilidad del fracaso. En tal circunstancia, las alternativas de acción hacia adelante se habrán reducido enormemente. En esa eventualidad, únicamente queda al gobierno el camino de mostrar a la ciudadanía cómo ante su empeño por avanzar, la oposición adopta una actitud sistemáticamente obstruccionista. De tal manera, una derrota inmediata podría llegar a traducirse en un triunfo electoral en los años que siguen. Es de presumir que esta idea fue considerada en el análisis táctico efectuado en La Moneda: plan A movilizar las reformas; plan B "desenmascarar" ante la opinión pública la postura negativa a priori de los dirigentes y partidos contrarios al gobierno.
Aun concediendo que la ruta de navegación se ha ido tornando gradualmente complicada para el Presidente y su equipo de colaboradores, por la negativa disposición a conceder mostrada por "las oposiciones" que parecen no encontrar más punto de unidad que el "vamos a decir que no", la apuesta presidencial ha sido en extremo audaz. Más todavía si se tiene en consideración que los ministros ya antes habían insinuado la posibilidad de cesiones, que de hacerse realidad podrían, incluso, desvirtuar completamente el espíritu que animó a las diversas propuestas. A estas alturas la situación es definitivamente preocupante, pues los escenarios más probables parecen ser los de no prosperar en las reformas o, peor aún, hacerlo al impensable costo de vaciarlas de su contenido esencial. ¿Habrá que conformarse con tener que esperar el resultado de las próximas elecciones para saber cuál fue el grado de éxito alcanzado por el Presidente? No resultaría extraño que así fuese.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.