Opinión

Chespirito: Sin Querer Queriendo: nostalgia y poco más

Con un gran héroe principal y dos “villanos” claros (Florinda Meza y Carlos Villagrán, quienes aparecen con otros nombres), la serie de Chespirito de Max es un viaje a la nostalgia con un buen poco de chisme, pero en una ficción que parece a ratos ser una carta de amor, es en esa nostalgia también hasta donde puede llegar, sin ofrecer mucho más.

Chespirito: Sin Querer Queriendo: nostalgia y poco más

No existe duda de que hay pocos personajes latinoamericanos más conocidos y queridos que El Chavo del Ocho, y que de cerca le siguen otros de los creados e interpretados por el comediante mexicano Roberto Gómez Bolaños, como El Chapulín Colorado o El doctor Chapatín.

Entonces, cuando Max anunció que estrenaría una serie sobre la vida del actor y guionista, ya tenían media carrera ganada, porque el sólo hecho de poner en pantalla el detrás de escena de una historia tan adorada, ya era suficiente para tener en el bolsillo la atención de muchos. Luego, sólo quedaba por ver cómo y qué mostrarían.

Con el actor Pablo Cruz Guerrero en el papel principal, Max ya ha estrenado dos de los ocho episodios de Chespirito: Sin querer queriendo, y en ellos la producción ya ha mostrado algunos aciertos y también varias decepciones.

La interpretación de Cruz Guerrero y su parecido a Gómez Bolaños, son un primer punto a favor. El joven actor se mete en la piel del comediante para entregar a un personaje querible y también reconocible. Y para quien ande buscando un viaje de nostalgia no sólo televisiva, sino que de las modas y los objetos de décadas anteriores, de eso también hay por montón.

Pero el gran problema de esta serie -que ya ha ocurrido antes con otras producciones biográficas- es que al menos en sus dos primeros episodios, hay una demostración clara de que aquí el protagonista es un héroe y un genio casi sin fallas. Una lumbrera con ideas infinitas y siempre buenas, un romántico que sólo quiere hacer reír y que no está dispuesto a transar o venderse. ¿Y quiénes están detrás de toda esta reverencia? El mismo Gómez Bolaños, ya que la miniserie está basada en su autobiografía, mientras que los guiones están a cargo de dos de sus hijos.

Entre viajes al pasado y “presente”, la serie cuenta en escenas breves, medio de ensueño y a ratos decepcionantes, momentos de la infancia de Chespirito. Como el inicio de su amor por la comedia, sus primeros intentos por hacer reír y luego entrar a la televisión, o cuando conoce a la que será su primera esposa. Esas escenas se van combinando con un momento bisagra en lo público y aparentemente también en lo privado: el viaje de toda la vecindad a grabar capítulos especiales a Acapulco.

Con un gran héroe principal y dos “villanos” claros (Florinda Meza y Carlos Villagrán, quienes aparecen con otros nombres), Chespirito es un viaje a la nostalgia con un buen poco de chisme, pero en una ficción que parece a ratos ser una carta de amor, es en esa nostalgia también hasta donde puede llegar, sin ofrecer mucho más.

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