Chile da el primer paso en e-combustible

El país se pone a la vanguardia de este nuevo tipo de combustible elaborado con hidrógeno verde, algo que muchos ya ven como el futuro del transporte. Para el desarrollo de esta industria es indispensable contar con reglas claras para la inversión extranjera.



Un importante hito marcó la semana pasada el proyecto multinacional que lidera HIF Global en Punta Arenas, conocido como Haru Oni, cuando la planta piloto para producir combustible en base a hidrógeno verde cargó el primer automóvil, un Porsche 911. La elección del modelo no fue casual, ya que la prestigiosa marca automotriz alemana es una de las inversionistas de la planta junto a Enel Green Power, Enap, Siemens Energy, Empresas Gasco y Exxon Mobile.

Con esto, Chile se pone a la vanguardia del e-combustible, que muchos han llamado el futuro del transporte, ya que al ser fabricado con hidrógeno verde y CO2 reciclado, permitirán a futuro desplazar combustibles fósiles sin necesidad de cambios en los motores e infraestructura actual.

Esto es fundamental, ya que si bien la industria automotriz está evolucionando hacia los autos eléctricos, hasta ahora no se había encontrado una solución para los más de 1.300 millones de automóviles que hoy existen con motores a combustión. Reemplazar esos vehículos tomará décadas, por lo que si el mundo quiere moverse rápido hacia la sostenibilidad se necesita del e-combustible, de manera de entregar una solución al stock actual no solo de autos, sino también de aviones y otras fuentes de transporte.

De allí la enorme importancia que tiene el que Chile esté captando inversiones para este desarrollo pionero, a través de este tipo de iniciativas y otras. En el caso de la planta de Punta Arenas, que será la mayor de América Latina, considera una inversión inicial de US$ 74 millones y se incrementará hasta US$ 755 millones, produciendo en la primera etapa 130.000 litros anuales de e-combustible.

Al respecto, nuestro país ha elaborado una estrategia nacional para producir hidrógeno verde con energía solar en el Desierto de Atacama y con energía eólica en la Región de Magallanes y Tierra del Fuego, apostando a exportar productos basados en hidrógeno por un valor de US$ 24 mil millones. Además, se trata de una inversión estratégica, ya que de alguna manera disminuiría la dependencia externa en materia de combustibles.

Para que esto sea realidad, sin embargo, no basta con los vientos magallánicos que permiten generar el hidrógeno verde, sino también reglas claras para la inversión extranjera, ya que los montos necesarios para producir son gigantescos. En este sentido, preocupa que la misma HIF Global haya retirado del proceso de evaluación ambiental el proyecto eólico Faro Sur, alegando “exigencias excepcionales”, por parte de las autoridades encargadas de visar la iniciativa. Aspectos como estos deben aclararse a la brevedad si es que queremos convertirnos en un polo de desarrollo mundial del hidrógeno verde.

Y la oportunidad es ahora, dado el interés que están mostrando las compañías internacionales por venir al país. Porque Haru Oni es una más de las iniciativas que buscan desarrollar esta industria; solo en los últimos meses se han sumado H1 Magallanes y Selknam Proyect. Por ello la presencia de los ministros de Energía y Economía, así como el vicepresidente de Corfo en la ceremonia de inauguración de la planta piloto, es una señal importante para el país.

Si al posicionamiento que Chile ya alcanzó en el litio se agrega en el futuro el hidrógeno verde, entonces estaremos hablando de un país con los pies bien puestos en el futuro.

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