Colegio de Profesores: ¿quién fracasó?

La edución online obligó a los colegios a priorizar ramos.

El recientemente electo presidente del Colegio Profesores, Carlos Díaz, tilda de fracaso absoluto que más de 1.600 escuelas lograran reabrir durante este año, en su opinión deja entrever de cierta forma que este “gustito” que se quería dar el Ministerio de Educación por volver a clases presenciales en realidad no sirvió de nada.

Llama la atención la falta de autocrítica del líder del gremio. En todo momento, el Colegio de Profesores se negó a la reapertura de escuelas a pesar de que estuviesen dadas las condiciones sanitarias en diferentes zonas del país e hizo caso omiso a las graves consecuencias del cierre de los colegios en los niños, evidencia que cada vez se hace más robusta. Así, llevó adelante una campaña de oposición al Mineduc propiciando un debate politizado que no fue capaz de poner el foco en las propias comunidades educativas, de manera de que pudieran buscarse soluciones en función de sus dificultades y particularidades.

En este tensionado clima, se suman los tres proyectos de ley que presentaron diputados de oposición con el fin de prohibir las clases presenciales durante el 2020 -los que fueron rechazados-, así como también la falta de apoyo y la negativa de grupos de alcaldes para reabrir sus establecimientos, con el interés más bien puesto en su propia reelección que en el bienestar de los alumnos.

En un año donde la corresponsabilidad y la colaboración se hacían fundamentales para abordar la situación de las escuelas y entregar confianza y seguridad a las comunidades educativas, y en especial a los apoderados; primaron los intereses propios, generando mayor incertidumbre y desinformación. Lo correcto frente a los legítimos temores de las familias y profesores, era proponer soluciones y buscar alternativas.

Contrario a la opinión del presidente del gremio, la reapertura de las más de 1.600 escuelas es sumamente valiosa. La experiencia que ganaron y sus aprendizajes en la manera de desarrollar sus protocolos, en su trabajo con toda la comunidad para reconstruir las confianzas, la adecuación de los métodos de aprendizajes, el seguimiento de las medidas sanitarias, etc.; son fundamentales para promover las buenas prácticas y apoyar el regreso a las clases presenciales de todo el sistema en marzo de 2021. Incluso esta experiencia da cuenta que los colegios sí son espacios seguros, por lo que la reapertura sí es posible.

El ejemplo de estos establecimientos son un fuerte llamado de atención. El próximo año la pandemia seguirá y debemos ser capaces de poner al centro de nuestras preocupaciones, y como prioridad número uno, el regreso a clases presenciales. Ello no significa ignorar las dificultades o problemas que puedan existir, más bien implica identificar los problemas y buscar el camino correcto con soluciones y alternativas. De lo contrario, el verdadero fracaso será cuando nos demos cuenta de las consecuencias de no poner bienestar de los niños y adolescentes primero.

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