Columna de Sebastián Edwards: Kast y Boric, un programa “fome” y un programa “malo”

10 Diciembre 2021 Los Candidatos a la segunda vuelta a la Presidencia Jose Antonio Kast y Gabriel Boric participaron del Debate Presidencial Archi realizado en CasaPiedra Foto: Andres Perez10 Diciembre 2021 Los Candidatos a la segunda vuelta a la Presidencia Jose Antonio Kast y Gabriel Boric participaron del Debate Presidencial Archi realizado en CasaPiedra Foto: Andres Perez


Hace unos días José Antonio Kast y Gabriel Boric presentaron sus programas económicos revisados. Después de leerlos mi veredicto es simple: el de Kast es “fome” y el de Boric es “malo”.

Kast develó un programa ordenado, competente, metódico y cuidadoso. Es el tipo de programa que le gustaría al FMI. Claramente, fue preparado por profesionales con una larga experiencia en el mundo real. Pero, digamos las cosas como son: es un programa sin épica, un programa que no captura la imaginación de los chilenos. No tiene lo que los estadounidenses llaman “pizzaz” o “oomph”. No hay temas que uno pueda objetar o criticar, pero tampoco hay propuestas que produzcan gran entusiasmo. Aquí hubo una oportunidad perdida. Pudiendo haber diseñado un programa que combinara la audacia con la responsabilidad fiscal, se optó por una narrativa timorata. El programa insinúa que Chile tiene bastante espacio fiscal (se habla de deuda a PIB del 50%), pero no elabora el tema. Con ese espacio fiscal, un programa de infraestructura bien implementado a través de concesiones podría desencadenar las fuerzas productivas en forma arrolladora.

Evaluar el nuevo programa de Boric es más difícil, ya que el miércoles 8 su campaña entregó, en un espacio de dos horas, dos documentos muy diferentes, casi contradictorios en su lenguaje y diagnóstico, en sus recomendaciones y tono.

El primero es un texto corto y bastante bueno, titulado “Un crecimiento sostenible y equitativo para el corto y mediano plazo”. Según pude constatar, fue elaborado por el Consejo Asesor – Andrea Repetto, Eduardo Engel, Roberto Zahler, Ricardo Ffrench-Davis y otros -- y en su primer párrafo reconoce los avances de los tan vilipendiados 30 años. Dice: “Con la recuperación de la democracia, Chile experimentó avances relevantes para la ciudadanía, como el crecimiento económico y la reducción de la pobreza.” Luego afirma que con el paso del tiempo “la economía ha perdido impulso” y que “el Estado puede … asumir un rol de apoyo decidido a la innovación e impulsar una economía ecológica, moderna y dinámica, que dé espacio para que empresarios y empresarias puedan aumentar sus inversiones, en un ambiente de certezas respecto de las normas e instituciones sólidas, expandiendo así sus empresas y permitir que los trabajadores y trabajadoras desplieguen sus talentos y habilidades.”

En el resto del documento sus autores hablan de la situación macroeconómica actual – afirman que hay “un recalentamiento excesivo de la economía” -- y dan una lista (muy razonable) de medidas para lograr crecimiento con estabilidad en el corto y mediano plazo. El énfasis está puesto en los equilibrios fiscales, la gradualidad en el aumento de impuestos, la innovación, la inserción de las mujeres al mundo del trabajo, y el tema medioambiental.

Este es un documento que debiera concitar apoyos transversales. Pero resulta que no es el plan revisado para un gobierno de Boric. Ese plan se encuentra plasmado en un segundo texto que se titula “Acuerdo de implementación programática”. Quien lo lea no puede más que concluir que se trata de una reafirmación del programa de primera vuelta con algunos añadidos provenientes de las campañas de Provoste y Enríquez-Ominami.

Sumando y restando, este programa es malito. Su diagnóstico es pobre y muchas de sus recomendaciones son nostálgicas y harán daño a la economía, apartándola de una senda virtuosa, construida sobre las bases de los 30 años celebrados por el documento de los asesores.

Hay que reconocer que en contraste con el programa de Kast, aquí sí hay algo de épica. Pero, junto con un relato atractivo para muchos, hay una buena dosis de frivolidad. Como dijera el exministro de hacienda Rodrigo Valdés en una entrevista reciente, es un programa al que le “falta carne”. (Valdés hizo esa afirmación después de anunciar que votaría por Gabriel Boric).

Los pocos cambios en relación al primer programa cabalgan entre lo cosmético y lo confuso. Un ejemplo, tiene que ver con la reforma de pensiones. En esta versión el concepto de “cuentas nocionales” desapareció, pero todo el resto quedó básicamente igual. El plan considera terminar con las cuentas individuales, y consolidar dos tercios de las contribuciones en un fondo estatal y monopólico; el otro tercio va a un sistema de reparto, no sostenible en el tiempo. Las personas simplemente tendrán anotaciones contables –no serán dueñas de sus ahorros-, y las tasas de retorno serán “nocionales”, aun cuando el programa no lo diga. Además, el texto produjo una gran confusión al decir, erróneamente, que en un sistema de anualidades o rentas vitalicias los ahorros pensionales son heredables. No lo son, y el candidato Boric cometió un error al insistir que sí lo eran en el debate de Archi.

Al considerar la arista económica – que, desde luego no es la única – los votantes debieran usar el criterio 3M, leer los programas y preguntarse cuál de ellos es “Mucho Más Mejor.”

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