Cunde el mal humor entre las huestes de Carolina Tohá ante lo que parece ser el crecimiento de la opción de Jeannette Jara, a menos de dos semanas del domingo 29 de junio, en que se decidirá la candidatura única del progresismo mediante primarias legales.

¿Qué está pasando con esta candidatura que parecía ser la única con opción sólida contra la derecha?

Hoy es posible asegurar que el clivaje de la competitividad de Tohá frente a Evelyn Matthei o José Antonio Kast se agotó. No es que los electores del sector crean ahora que Jara es tan competitiva como Tohá, sino que -tal vez-, eso les importe menos bajo la creencia de que la Presidencial 2025 se definirá sí o sí, salvo el expediente de la antropofagia de ese sector, para la derecha.

En ese escenario, con una elección de primarias con sufragio voluntario, el voto partisano cobra relevancia, y la opción PC se vuelve más fuerte, pues se trata de competir por la hegemonía dentro de la izquierda, y -por tanto- de acarrear electores.

Pero, ni las primarias ni las presidenciales están perdidas para Tohá, y algunos ajustes en la recta final de junio pueden despejar un camino de victoria.

Primero, ella debe salir de la lógica Landerretche y abandonar la pugna identitaria de socialismo democrático, anti PC y anti FA, bajo los supuestos de que ellos no pueden ganarle a la derecha y de que la melancolía por la Concertación tiene sustento electoral de futuro, sin un relato propio hoy. Insistir en eso, además, es un ejercicio de convencimiento de los convencidos.

En cambio, la candidata debe comenzar a hablarle al país –la mayoría silenciosa- desde “el hacer” para competir simbólicamente con Matthei, mediante una campaña de futuro, moderna, propositiva y de contenidos. Algo en que la candidata de la derecha tradicional está al debe.

Esto, pues no se producirá el escenario Boric-Jadue, en el que electores ajenos al pacto acudirán al rescate de la menos izquierdista de las opciones. Hoy, los simpatizantes del PS y el PPD están ya dentro de la ecuación y fuera de la sorpresa, y es muy poco probable que sectores de la centro derecha acudan en la ayuda de Tohá. En parte, porque la campaña de la candidata ya fue exitosa en convencer que es la más competitiva frente a Matthei, por lo que no tiene lógica para los partidarios de la candidata de Chile Vamos inflar la única opción que puede vencerlos.

Lo segundo que debe hacer la candidata es responder a los atributos de su rival comunista, a través de un cambio de estilo.

El tono de profesora estricta, frente a la profesora simpática, no tiene por donde ganar. La candidata Tohá debe dejar de dar clases magistrales, para salir a mostrar atributos en los que es más que la candidata Jara. Esto es en la capacidad de gestión, manejo de datos duros y técnicos, y en la majestad del cargo. Es decir, debe ponerse parka para salir a la calle y traje para moverse en los ambientes del poder político, social y cultural.

Este camino parece ser el único para diferenciarse en el contenido y en la forma del PC y el FA, pues el nivel retórico -es decir, vocearlo como un loro- ya demostró haber fracasado. Es así, pues nadie olvida que Tohá es oficialista, pues fue ministra del Interior de Gabriel Boric y la pareja del ministro de Hacienda, Mario Marcel. La gracia que sigue teniendo Tohá es que tampoco nadie duda que sería mejor Presidente que Boric, Jara o Winter, e incluso que Matthei o Kast. Hay que traspasar ese inconsciente colectivo a las papeletas.

Estos giros pueden implicar ponerse más cosista y farandulera -y dejar la cátedra de la izquierda acomodada-, pero es algo a lo que Tohá debe perder el miedo, en aras de hacer más efectivo su mensaje. Una lista de supermercado con cinco a diez propuestas de futuro que causen sorpresa, esperanza e imaginación, acompañadas de frases cortas, son cosas capaces de llegar a los chilenos, más allá de los simpatizantes de la centro izquierda.

Solo algo así puede producir que electores desafectos de la política quieran votar por ella, ahora, para también poder hacerlo en noviembre, saliendo en su rescate.

Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional, Universidad de Chile.