Opinión

Controles de precios: ¿Cómo no combatir la inflación?

Pan

Por Víctor I. Espinosa, profesor de Economía Política, Universidad Autónoma de Chile

Ante la crisis económica, un grupo de diputados encabezados por René Alinco presentó con bombos y platillos un proyecto de ley de “control de precios”, para con ello “evitar la inflación y evitar que el poder adquisitivo de las y los trabajadores vaya disminuyendo”. Específicamente, la medida consiste en reformar la Constitución vigente, con el propósito de permitir que un organismo técnico y apolítico, como es el Banco Central, genere un control de precios. Según Alinco, “la intención nuestra es fijar precios en los artículos de primera necesidad. Estamos hablando del pan, del aceite, huevo, arroz, etc., de las cosas básicas y creo que es una buena fórmula para evitar las especulaciones y la inflación”. Es evidente que los diputados detrás del proyecto desconocen, deliberadamente o no, siglos de evidencia empírica sobre los efectos contraproducentes de los controles de precios con respecto a los fines que buscan lograr.

En este sentido, los economistas Eamonn Butler y Robert Schuettinger, en su libro titulado “4000 años de controles de precios y salarios” (2020, Unión Editorial), resumen el fracaso de todos los intentos de controlar los precios a lo largo de la historia. Supongamos que el gobierno controla los precios de los bienes agrupados en la canasta básica (pan, cereales, carnes, entre otros); el estudio muestra que el control de precios genera seis efectos en la economía. Primero, la fijación de un precio inferior al de mercado hace que los costes de producción excedan a las ganancias, es decir, la producción se vuelve inviable; segundo, la cantidad demandada supera a una ofrecida contraída o estancada, y crea una escasez artificial del bien intervenido; tercero, los empresarios tienden a desviar sus acciones hacia los sectores no intervenidos, lo que agudiza la escasez; cuarto, el gobierno puede escoger entre: 1) eliminar el control de precios y volver a una situación de mercado libre, o 2) expandir el control de precios a otros bienes de la economía, y así avanzar hacia una escasez estructural; quinto, si se opta la opción dos, la escasez se propagará en la sociedad hasta que el gobierno se vea forzado a instaurar un sistema de racionamiento; y, por último, todo tipo de subterfugios para producir, distribuir y consumir los bienes escaseados, incentiva la creación de mercados negros.

La ciencia económica enseña que la única forma sana y sostenible para combatir la inflación es reducir la oferta monetaria, y aumentar la producción a través del ahorro, la inversión y el emprendimiento.

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