
Crisis agroalimentaria: Una oportunidad para revalorar al mundo rural

Por Santiago Rojas Alessandri, director nacional del Instituto de Desarrollo Agropecuario
Los 20 millones de toneladas de granos de trigo que estuvieron atrapados en Ucrania producto de la guerra, el aumento de un 215% en el valor de la importación de fertilizantes desde diciembre del 2020 o la sequía de más de 13 años que golpea a Chile nos demuestran que no podemos bajarle el perfil a la compleja situación agroalimentaria.
Sin embargo, existen otras cifras que evidencian que contamos con las herramientas para sortear estas complejidades. Rusia era el origen de solo el 6% de nuestras importaciones de fertilizantes (versus el 39% de Ecuador, por ejemplo); el mes pasado ingresó tres veces la cantidad de urea que en los mismos 30 días del 2021 y en 2008 resistimos de buena manera cuando los precios internacionales del trigo rompieron su récord histórico en la crisis subprime.
Números más, números menos, lo importante hoy es centrarnos en fortalecer el rol que cumplen las campesinas y los campesinos para generar los alimentos que llegan a los hogares de Chile, contribuyendo así a la seguridad y soberanía alimentaria del país.
A pesar del duro momento, esta es una oportunidad. Tal como aconsejó recientemente el Banco Mundial, debemos apoyar a las y los productores de alimentos locales, aquellos de la Agricultura Familiar Campesina (AFC), esa que aporta el 54% de las hortalizas, la mitad del trigo y la mitad de la existencia bovina para el mercado interno.
Esto para el Gobierno del Presidente Gabriel Boric es una prioridad que está presente en el centro de su agenda.
Desde INDAP creemos que es de vital importancia que los actores que participamos en la cadena agroalimentaria trabajemos alineados bajo este objetivo e impulsemos acciones concretas, como el fomento a la producción de los alimentos que hoy más urgen (maíz, trigo, arroz, papa, cereales) a través de incentivos económicos y asesoría técnica para la AFC.
Otra opción efectiva es seguir avanzando en asociatividad y cooperativismo. Y también en soluciones que alivien y den mayor liquidez al sector, como acceso a créditos de rápida disponibilidad y tasas preferenciales o iniciativas de regularización de deudas, como la que en nuestra institución le permite a las y los usuarios condonar sus intereses y renegociar el saldo de carteras morosas.
¿Por qué no poner hoy también mayor énfasis e I+D en el uso eficiente y sostenible de los insumos agrícolas, incorporando prácticas agroecológicas, biofertilizantes u otras soluciones que no se evaporen o escurran a las aguas con facilidad como ocurre con los fertilizantes nitrogenados tradicionales?
La cooperación público-privada es fundamental para revalorar al mundo rural. En aproximadamente un mes, la comisión interinstitucional convocada por nuestro gobierno para trabajar en la materia entregará sus primeros frutos. Desde INDAP trabajaremos para que en ellos esté plasmado el fortalecimiento de la AFC y la producción local como pilares de un camino que logre unir a todos los actores del agro detrás del objetivo de la seguridad y soberanía alimentaria.
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