Educación superior a crédito

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El Sistema de educación superior desde hace varios años viene sufriendo importantes modificaciones sobre sus estructuras de financiamiento.

Así, tomando en consideración todas las falencias que puede tener el actual Crédito con Aval del Estado, no se puede desmentir que ha sido uno de los elementos fundamentales en el acceso y crecimiento del sistema pre-gratuidad. De la misma forma, se reconoce que la gratuidad universal, aun cuando es un discurso loable, se presenta inviable en un país con el PIB de Chile y la volatilidad de nuestra economía, altamente apalancada en un commodity que se transa en monedas extranjeras.

Como institución, y tal como lo ha mencionado nuestro rector, Rubén Covarrubias, en sus últimos artículos, creemos que parece casi anecdótico que la solución al modelo de financiamiento sea exclusivamente el control de aranceles; la merma de los ingresos de las instituciones; comprometer su viabilidad financiera, proyectos de desarrollo, modelos educativos y, quizás, en el mediano plazo, la calidad del sistema.

Incluso desde un punto de vista financiero, sorprende que no exista en el discurso la palabra ahorro y sólo se comprometa un modelo de financiamiento de largo plazo que tendrá amarradas a las futuras generaciones de profesionales.

El fomento de una carga crediticia, que aun cuando pueda ser considerada blanda y de bajo interés, los acompañará por más de 15 años, mientras se van constituyendo como familias y nacen otras responsabilidades propias de la adultez.

En la U. Mayor, tenemos evidencia de que una parte importante de nuestra comunidad, perteneciente a los menores deciles, tiene un compromiso con la formación de sus familias y hace un esfuerzo por evitar prolongar la carga financiera de las mismas. Entonces, no se entiende que políticas que apunten a promover el bienestar social no tengan estos elementos en consideración, ya que son planteamientos que vienen de la época de Fisher de los años 30, como la postergación del consumo presente (ahorro) y que en países escandinavos ha demostrado ser una importante fuente de su crecimiento.

Incluso en sistemas educacionales como el estadounidense existen opciones concretas que dan respuesta a esta situación y que promueven el ahorro mediante condiciones preferenciales en aranceles futuros.

Un enfoque que promueva el ahorro como instrumento fundamental y apoye al talento mediante la constitución de becas que representen las necesidades reales de los estudiantes, en fondo y forma, son puntos no resueltos en las propuestas presentadas.

Mario Herane, vicerrector de Desarrollo y Gestión U. Mayor.

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