Opinión

El autoengaño del Socialismo Democrático

Carolina Tohá tomó decisión sobre su futuro político de cara a las elecciones de noviembre.

La estrepitosa derrota de Carolina Tohá no es solo un muy mal resultado donde las penas de política pasan con otro ciclo electoral. Es una crisis por el autoengaño que sufre el Socialismo Democrático, cuya máxima expresión es la idea de estar participando de una alianza coherente, con una propuesta de ideas y liderazgos conforme a los desafíos del país.

De este modo, el apenas 28% de las preferencias, equivalente a 385 mil electores, es no sólo una debacle electoral, ni el epítome de una pésima gestión por parte de los controladores del PS y PPD, sino que el síntoma de una descomposición que puede ser irreversible.

La tentación en el juego democrático es pasar de una elección a otra, sin detenerse en pensar Chile. Por lo que es de esperar que los conductores del PPD y el PS solo pasen a tomar una calculadora y ver un mapa para enfrentar las elecciones parlamentarias, mostrándose llanos y simpáticos, en este proceso, con Jeannette Jara.

Asimismo, estos dirigentes atenderán los reclamos de sus clientelas, preocupadas de perder la presidencial y quedar con las manos vacías por cuatro años. Hablamos de miles de pseudomilitantes que posan de compartir ideas izquierdistas, pero sin convicción ni afecto, con la esperanza de que un milagro les repavimente el rumbo al gobierno y a sueldos que no encontrarán en el sector privado.

De este modo, los principales enemigos inmediatos del Socialismo Democrático son la ingeniería electoral y el clientelismo, que los llevan a realizar acciones tácticas, fuera de cualquier sentido estratégico, las cuales -por desgracia- funcionan parcialmente, pues les permite acomodarse al carro en movimiento, hasta que este se estrella, los bota y los deja en el suelo.

El problema es que la pulsión es subirse al siguiente carro -da lo mismo su estado y riesgo- olvidando así las causas de esta rotunda caída, que se da no solo por pertenecer a una alianza sin ton ni son, sino que tampoco asume los propios defectos.

Entre los fracasos propios que hay que considerar están el truncamiento del impulso transformador de Bachelet II, la crisis de rejuvenecimiento de liderazgos que produjo creerla incombustible, el no asumir los efectos del quiebre con la DC en la elección Piñera–Guillier, la incompetencia para prever y leer el estallido social, el aceptar ser avasallados en la Convención, la incapacidad de ofrecer una mirada de país a propósito de los fracasados procesos constituyentes, y la bochornosa “participación” del sector en el proceso eleccionario presidencial de Gabriel Boric, en el cual fueron plantados en el Servel por comunistas y frenteamplistas, debiendo realizar una deslucida primaria con la DC, que más encima perdió la abanderada Paula Narváez, ante una Yasna Provoste quien a la postre apenas alcanzó un 11%, siendo relegada al quinto lugar de la presidencial de 2021.

Así, es incomprensible la política de alianzas del Socialismo Democrático, el cual pasó del “no se humilla al partido de Allende” a trepar las paredes para entrar al comando de la opción que los humilló, intentando conseguir un boleto de segunda clase en un tren que además intuían iba al fracaso (pero que al menos no los dejaba botados en la estación, sin trabajo).

Luego, la diosa Fortuna hizo que el sector obtuviera las principales posiciones ejecutivas, a cuenta de permitir que Boric siguiera sosteniendo la corona, tras la derrota del plebiscito constitucional de 2022. Fue así como entró la propia Tohá a Interior, pese a ser PPD, estar mencionada en el caso SQM y haber sido vocera del fracasado Apruebo. Pero, la magnitud de la derrota electoral (y cultural) de entonces impidió cualquier conducción seria, y el gobierno en vez de sumar los atributos de experiencia de los nuevos conductores, terminó confiriéndole a estos sus defectos.

El sector siguió autoengañandose, a tal punto en que ahora hasta los señores del PS se convencieron de que Tohá era “sandía calada” y bajaron a su presidenta, Paulina Vodanovic, de las primarias, haciendo que el último candidato presidencial militante de la colectividad sea Michelle Bachelet en el ya lejano 2013.

Es la hora de decir basta, y que -al igual que en los 80, con el proceso de renovación socialista- el sector construya un pensamiento crítico que asuma las causas de todas las últimas derrotas, incluida esta comedia sin humor protagonizada por Tohá y un sector que “se porta bien cuando lo tratan mal”, en un escena de bullying insólita y patética.

Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional, U. de Chile

Más sobre:Socialismo DemocráticoToháCrisis

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¡Oferta especial vacaciones de invierno!

Plan digital $990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE