
El legado de Boric

Nuestros presidentes tienen un problema con el legado, especialmente después que en las últimas cuatro elecciones ganaron candidatos de oposición. En el caso de Boric, ello se ha convertido en una obsesión; quizás él advierte que el juicio de los chilenos es tan lapidario que la izquierda, que ganó con él, puede terminar en tercer lugar en noviembre, superada por dos candidatos de derecha.
Su Cuenta Pública fue un intento desesperado por convencernos que las cosas están mejor en Chile contra la evidencia que indica lo contrario. Nunca se vio una Cuenta Pública con datos falsos o apañados: en materia migratoria, en cifras económicas y de orden público. Para su mala suerte el escándalo de los funcionarios públicos viajando al extranjero durante licencias médicas involucra cada día a nuevas autoridades, amigos y parientes del Presidente (estas tres categorías son ya difíciles de distinguir). El nepotismo se ha instalado en el gobierno. Sigilosamente, mientras se afinaba el texto de la cuenta, la cuñada de Gabriel Boric renunció a su cargo luego de viajar dos veces gozando de licencia. La Superintendencia de Seguridad Social, días antes, cambió las exigencias a beneficiarios de licencias. ¿Se irá a blanquear la actuación de Fiona Bonati?
El deterioro del país es innegable. La inseguridad en ciudades y campos jamás había llegado al estado actual, el crimen organizado se instaló en Chile, la migración está descontrolada y desborda todo límite. La economía estancada, con un crecimiento anual promedio de 1,9%, el peor en medio siglo. El empleo vive lo que David Bravo ha calificado de emergencia, sin recuperar aún la participación laboral prepandemia con 120.000 empleos perdidos. Las relaciones internacionales, entregadas a las obsesiones de Boric, nos tienen enfrentados con un proveedor estratégico de Defensa y ponen en peligro las buenas relaciones con Estados Unidos y hacen temer el fin de la Visa Waiver.
¿Qué le queda entonces a Gabriel Boric?
Recurrir a lo que mejor sabe hacer: la impostura. Posar de lo que no es. Convencer a los chilenos, llegando a límites que sólo ha rebasado Fidel Castro, que está en contra de actuaciones de su gobierno que causan daño a los chilenos o culpando a otros. Boric entiende que se puede hacer un pésimo gobierno y dejar un buen recuerdo a muchos chilenos a base de elementos simbólicos. Allende es su maestro y quiere imitarlo. Después de un gobierno de derecha, que él y la izquierda harán lo posible por boicotear, pretende volver al poder. Un día hace un gesto a su electorado duro, al día siguiente posa de conciliador.
Gabriel confía en que no se destruirá su legado, como le ocurrió a Allende por torpeza de algunos. Su problema es que los votantes de 2029 serán los mismos que lo eligieron a él. Pero es joven y quién sabe qué ocurrirá en los años treinta.
Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo
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