La acertada y oportuna decisión del Banco Central

Brasil subió las tasas de interés antes, pero Chile podría ser el primer país de la región en bajarlas


Por Alejandro Vicondoa, académico Instituto de Economía UC

El Banco Central incrementó la tasa de interés de referencia de política monetaria de 1,5% a 2,75%. Este cambio constituye el mayor incremento de tasa de interés en una Reunión de Política Monetaria y se justifica, principalmente, por el fuerte incremento en las expectativas de inflación en la economía. Mientras que el índice de precios aumentó a 5,3% anual en septiembre, las expectativas de inflación para fin de año sobrepasan el 6%. La extensión del IFE y los retiros de fondos previsionales explican en gran medida el fuerte crecimiento del consumo, en especial de bienes durables importados, lo cual influye sobre la evolución de los precios y el tipo de cambio. Asimismo, el fuerte incremento reciente en la incertidumbre política y económica explica la depreciación del tipo de cambio nominal y el deterioro de las condiciones financieras.

¿Qué efectos podría tener este cambio en la política monetaria? Para poder responder esta pregunta primero es importante destacar que los agentes esperaban un incremento de la tasa de interés entre el 0,75% y 1%. Con lo cual, la sorpresa monetaria (expresada como la diferencia entre el cambio realizado y el cambio esperado) es entre un 0,25% y 0,5%. La evidencia empírica para Chile demuestra que un incremento sorpresivo en la tasa de interés induce un aumento en las tasas de interés nominales y en UF hasta 10 años de plazo. Estos cambios generan una contracción en el consumo y en la inversión, explicando una caída en el Imacec y en la inflación con efecto máximo alrededor de un año después del cambio. Asimismo, la sorpresa monetaria de 0,25% genera una caída en el tipo de cambio entre 1% y 2% durante el primer mes, contribuyendo a reducir las presiones inflacionarias originadas por la reciente depreciación cambiaria y el incremento de los precios internacionales. Por último, estudios recientes para Estados Unidos muestran que la política monetaria es más efectiva para afectar la inflación en contextos de expansión económica como el actual que durante recesiones.

Considerando la evidencia y el contexto económico, la decisión del Banco Central es acertada y de una magnitud adecuada. La actividad económica ya recuperó sus niveles pre pandemia y se encuentra creciendo por sobre su capacidad productiva. Esa mayor demanda agregada se ve reflejada, por lo tanto, en mayor inflación. En este contexto, el incremento de la tasa de interés de política monetaria contribuirá al mismo tiempo a alcanzar niveles de inflación consistentes con la meta y de crecimiento económico sostenible.

Si el Banco Central hubiese demorado el retiro de estímulos monetarios, la inflación mantendría su crecimiento con su consecuente impacto negativo sobre la pobreza y la actividad económica. Las expectativas de inflación continuarían en alza, lo que se vería reflejado en mayores incrementos en las tasas de interés de largo plazo. Ese escenario podría requerir cambios monetarios mayores para estabilizar la evolución de los precios.

Esta decisión de política monetaria, junto con la anunciada reducción del gasto público para 2022, permitirán que la economía alcance un sendero de crecimiento sostenido y con una inflación baja en el mediano plazo. Estos objetivos son fundamentales tanto para la estabilidad macroeconómica y financiera como para el desarrollo de la economía.

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