Por Javier SajuriaLas elecciones del 2026

El 2026 no será un año electoral en Chile, lo que parece un alivio dado el frenesí que lleva el país desde el 2019. Asimismo, no será el super año electoral que vio el mayor número de contiendas a nivel mundial que se haya registrado. Sin embargo, a pesar del alto número de comicios, estamos ante uno de los momentos más críticos en el estado de la democracia mundial, al menos desde el fin de la Guerra Fría. Más allá de las dictaduras militares en nuestra región durante los 70s y 80s, varios países del mundo vivieron retrocesos democráticos a manos de líderes de izquierda durante las últimas décadas. Sin embargo, la tendencia reciente más exitosa, tanto electoralmente como en la promoción del autoritarismo viene desde la ultraderecha. En ella confluyen lideres con poco cariño a la democracia (léase a Andrea Pirro o Cas Mudde) con adherentes que coinciden en sus tendencias autoritarias (véase el trabajo de Milán Svolik). Es por ello por lo que importa su estudio y, sobre todo, por qué importan dos elecciones trascendentales del 2026.
En EE.UU. tendrá lugar la elección de mitad de periodo, que renueva a toda la Cámara de Representantes y a un tercio del Senado. Esta es una elección donde le suele ir relativamente mal a los gobiernos de turno, y al menos hasta ahora, las encuestas sugieren que ocurrirá lo mismo con Trump. Su gobierno no solo se ha vuelto crecientemente impopular, sino que además ha perdido niveles de apoyo en su base más dura después del intrincado proceso para revelar los archivos de Jeffrey Epstein. Además, Trump ha ocupado su primer año para inundar el sistema con decretos que pasan por alto el control legislativo (¿se acuerdan de eso de que “el Congreso no es tan importante”?). En un país con extremo recelo de la acción estatal, muchos de sus adherentes ven estas acciones con desconfianza. Si bien la democracia estadounidense lleva un buen tiempo en declive, no es posible plantear que ha sucumbido. Lo que sí es posible decir es que está a cargo de un gobierno autoritario que ha hecho todo lo posible por saltarse la institucionalidad y que obedece a criterios racistas y ultraconservadores. A eso se le suma el uso de la inmigración como chivo expiatorio (¿Les parece conocido ese cuento?). Las elecciones de mitad de periodo serán una prueba de fuego para saber si el electorado norteamericano ha caído bajo los embrujos autoritarios de la ultraderecha o no. Pero aún si es que al Partido Republicano le va mal, el daño que Trump le ha hecho a la institucionalidad es de difícil recuperación.
En Europa, veremos a uno de los principales líderes de la ultraderecha enfrentar una elección difícil. Fidesz, el partido de Víctor Orban está más de 10 puntos por debajo de Tisza, el partido de Peter Magyar. Fidesz partió como un partido de derecha moderada hasta que Orban lo transformó en el niño símbolo de la ultra. Lo interesante es que su mayor oposición no viene desde la izquierda, sino que desde esa misma derecha tradicional que fue cooptada por Orban durante años. Un triunfo de Magyar sería una señal potente de que la recuperación democrática puede venir desde la derecha, pero no de la que frecuentan los amigos de nuestro presidente electo.
En un momento en que la democracia está bajo amenaza, es importante considerar cuáles son las principales posturas ideológicas que sostienen esa amenaza, y cuáles son las maneras en que la ciudadanía responde a líderes autoritarios. La democracia es mucho más que una elección, pero no existe sin ellas.
Por Javier Sajuria, profesor de Ciencia Política en Queen Mary University of London y director de Espacio Público.
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