¿Liceos o educación emblemática?



En los últimos días hemos visto públicamente un debate -que cada cierto tiempo reaparece- con respecto a los liceos emblemáticos, validando la selección como método para captar estudiantes que aseguren el éxito académico y el rol que deben cumplir los establecimientos educacionales frente a sus alumnos. Se trata de liceos que tienen éxito, sobre la base de captar alumnos talentosos; una segregación ya superada en la mayoría de los países de la OCDE.

En mi opinión, un "establecimiento emblemático" debiera ser aquel capaz de recibir alumnos sin importar su lugar de origen, ni su capital cultural, y trabajar sus potencialidades, llevándolos a un estadio superior, gracias a sus innovaciones en el proceso de enseñanza, a definir un máximo de alumnos por aula, en la creación de ambientes de aprendizaje motivadores, en el desarrollo de programas de acompañamiento inicial a aquellos alumnos más descendidos, en la generación de competencias que vayan más allá que las estrictamente definidas en los programas oficiales, tales como conciencia ambiental, sensibilidad estética, y que a la vez propicien una sólida formación ciudadana.

Es precisamente eso lo que en cierta medida hacen las universidades estatales en regiones, como la Universidad de Talca, que teniendo un alto porcentaje de estudiantes que provienen de colegios municipales "no emblemáticos" (40% a 50%), muchos de ellos de la enseñanza técnico profesional, logran formar significativos cuadros profesionales, en las más diversas disciplinas, responsables de sostener el avance del país desde las regiones. Para apoyar a esos jóvenes y evitar su deserción, las universidades estatales de regiones cuentan con una serie de herramientas de nivelación, para ayudar a sus alumnos a superar carencias de entrada, las que son desarrolladas por cuerpos académicos comprometidos con el proceso formativo de sus alumnos; donde la tutoría, el acompañamiento y la generación de competencias blandas (soft skills) juegan un papel relevante. En base a nuestra experiencia, podemos decir que este trabajo rinde frutos, que se expresan en los positivos resultados que logran en su paso por la educación superior y en su vida profesional.

Una educación emblemática debe incluir a todos y todas, y no retroceder hacia una fórmula que, para asegurar el éxito de un determinado establecimiento, selecciona a sus estudiantes en base a un perfil específico, excluyendo de una supuesta "educación de excelencia" a todos quienes no cumplen con esos atributos. La tarea por una educación emblemática no es fácil, requiere de compromiso por parte de toda la sociedad y de inversión pública que permita a todos nuestros niños, jóvenes y adolescentes tener las mismas oportunidades de desarrollo escolar y cognitivo.

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