
Pablo Neruda y Jeannette Jara
Aunque es difícil creerlo, hay un paralelo entre Jeannette Jara y Pablo Neruda. El 30 de septiembre de 1969 el poeta fue proclamado precandidato presidencial por el Partido Comunista. Durante el anuncio, Luis Corvalán, el jefe del PC, dijo: “Tenemos derecho, como el que más a desear que el nuestro sea el candidato de la Unidad Popular. El Partido Comunista se ha convertido, por voluntad del pueblo, en el primer partido de la izquierda chilena.”
En esa época no había primarias, y la decisión de quién representaría a la Unidad Popular fue tomada por una comisión, luego de arduas negociaciones. Mientras ahora hay cuatro aspirantes de izquierda, en esa época eran cinco: Pablo Neruda (PC), Salvador Allende (PS), Alberto Baltra (PR), Jacques Chonchol (MAPU), y Rafael Tarud (API).
Pero, la verdadera disputa era entre Allende y Neruda, un socialista y un comunista; un paralelo a la lucha Tohá-Jara de estos días. Finalmente, el 22 de enero de 1970, triunfó Allende en los “muñequeos” de la UP. El encargado de hacer el anuncio fue el propio Corvalán, quien desde un balcón en la Avenida Bulnes usó palabras papales: “Salió humo blanco! Tenemos candidato único! Es el compañero Salvador Allende!”
En esos años el PC era, efectivamente, el más grande de los partidos de izquierda. En las parlamentarias de 1969 obtuvo 16,6% de los votos, contra un 12,8% del PS.
Mientras uno puede entender que el PC tuviera una importante base de apoyo en medio de la Guerra Fría, es muy difícil – casi imposible, para mí – concebir que, en el año 2025, una candidata comunista sea competitiva. Después de todo, en los años transcurridos, la URSS – “hermano mayor” de los comunistas chilenos – se autodisolvió. Sus propios jerarcas reconocieron que el modelo comunista era un fracaso económico, político y cultural. Aceptaron que el leninismo era una doctrina burda y pequeña, sin aplicaciones universales. Admitieron que el sistema impedía que los científicos lograran desplegar todos sus talentos y creatividad y que su mundo se iba quedando irremediablemente atrás.
En 1969 mucha gente aún tenía la visión romántica de que se podía construir una sociedad igualitaria y sin clases, donde cada cual contribuía de acuerdo con sus posibilidades y recibía de acuerdo con sus necesidades. En 1969 habían pasado sólo 25 años desde el término de la Segunda Guerra Mundial, conflicto en le que la URSS había tenido más de 20 millones de bajas, y sus ejércitos habían luchado con hidalguía y heroísmo en Stalingrado, Kursk, y en la defensa de Leningrado. Muchos partidarios del PC pensaban que los excesos de Stalin iban quedando atrás, y que al final del camino estaba la sociedad anhelada. Era una visión ingenua, pero, dadas las circunstancias de la Guerra fría – incluyendo la guerra de Vietnam -, era una visión, hasta cierto punto, entendible.
La noticia de la autodisolución del URSS, el 26 de diciembre de 1991, se esparció por el mundo como un reguero de pólvora. Pero, al parecer no llegó a Chile, donde un PC nostálgico, disciplinado, y leninista continúa en su lucha por alcanzar el poder bajo premisas y principios de los años 70 del siglo pasado. Y lo hacen, como dijo Laurtaro Carmona, con un pie en la calle y un pie en el gobierno.
Hace unas semanas, Óscar Landerretche produjo un temblor grado 7 en el progresismo. Coincido con casi todo lo que dijo. Pero hay algo con lo que no puedo estar de acuerdo. En tres oportunidades dijo que le preocupaba mucho más el Frente Amplio que el PC. En el minuto 14 de la entrevista dijo que, si bien tiene diferencias doctrinarias mayores con los comunistas, le parecía que el PC era “un partido que tiene estructura, … [y] es un partido que cuando llega a un acuerdo, en general lo respeta … Una cosa es lo que ellos creen, y otra cosa es que ellos participan de una coalición y van a aportar desde su punto de vista.” Tres minutos después lanzó su frase famosa: “Me gustaría que, si hay un gobierno de derecha, [el Frente Amplio] trate de no derribarlo, y convertir al país en un maldito infierno, lleno de quemar iglesias.”
Yo no estoy tan seguro en que el PC sea más confiable que el Frente Amplio. Creo que la ciudadanía debe tener igual desconfianza (y temor) por ambas agrupaciones. Y si me apuran, creo que en el largo plazo – incluso en el mediano plazo – es más peligroso el PC, con su candidata Jeannette Jara, que la muchachada del FA. Y creo eso, precisamente por lo que dijo Landerretche. Porque el PC es más estructurado y tiene mayor disciplina, bregará con mayor esfuerzo por alcanzar sus objetivos.
Es verdad que, como aseveró el economista, en gobiernos donde participaron – Frente Popular, Unidad Popular, Nueva Mayoría, gobierno de Boric – los comunistas fueron bastante leales. Pero en todas esas ocasiones fueron comparsa, y no tuvieron control sobre el poder ejecutivo. En un país tan presidencialista como Chile, quien detenta la presidencia tiene un poder enorme. Y darle ese poder a un partido que combina una nostalgia leninista con políticas identitarias mal digeridas, representa un peligro inminente. En la película de ese nombre, teníamos a Harrison Ford que nos salvaba. ¿Quién nos salvará de Jeannette Jara?
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