Plantar cara

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El PSOE, de Pedro Sánchez, tiene una amplia ventaja según la última encuesta.


Siempre se agradece cuando alguien da la cara. Esa es, por lo demás, la reacción que esperamos de los liderazgos y las autoridades cada vez que se produzca un problema o se cometa un error. Cuestión distinta a "dar la cara", es hacer lo que los españoles llaman "plantar cara". Ésta última expresión apunta a una actitud más proactiva. No se trata, simplemente, como en "dar la cara", de asumir las responsabilidades propias o de explicar los desaguisados.

El que planta cara no se limita a justificar. Da un paso al frente y, desde el terreno de sus convicciones, se lanza al ruedo de la polémica y la confrontación de ideas. Lo suyo no es preservar algún empate. Quiere ganar.

Entre nosotros existe, es cierto, la expresión encarar. No me parece, sin embargo, que tenga el mismo significado que plantar cara. El uso de encarar, más allá del diccionario, supone alguna deshonestidad o hipocresía de la otra persona. Si digo que encaré a alguien, se entiende que la persona encarada estaba atacando por la espalda. La decisión de plantar cara no supone, en modo alguno, que el adversario sea desleal o tramposo. Debo agregar que se debe, y se puede, plantar cara con respeto, lealtad y sinceridad. En ese sentido, plantar cara no tiene nada que ver con la violencia de las funas, la descalificación o el discurso del odio.

¿A qué viene esta reflexión sobre un uso lingüístico hispano? Me he convencido que una parte importante del triunfo electoral de Pedro Sánchez se explica porque el electorado español premió su disposición a plantar cara sin complejos. Plantó cara Sánchez en 2014 cuando denunció a Podemos como populista. Plantó cara Sánchez en 2015 cuando se puso del lado de la Constitución contra el golpe blanco de los catalanes independentistas. Plantó cara Sánchez cuando, en 2016, manifestó no estar dispuesto a darle, con su abstención, un nuevo gobierno al PP. Plantó cara también cuando renunció a su escaño para no desacatar a la mayoría socialista que sí se abstuvo. Plantó cara cuando desafió y derrotó en voto directo de la militancia a todos los líderes históricos del PSOE.

No estoy por canonizar a Pedro Sánchez (sé de sus fallas y errores), pero me parece que su mezcla de claridad y coraje merece imitarse. Para quienes somos opositores al gobierno del Presidente Piñera y queremos una coalición de centroizquierda que pueda ofrecer al país una alternativa a la derecha, nos haría bien plantar cara con más claridad. En primer lugar, por supuesto, frente a las propuestas gubernamentales que suponen un retroceso (sea en educación, materias laborales o inmigración). Pero también, y esto es muy importante, hay que plantar cara a una cierta parte de la izquierda que insiste en dividir a los chilenos en buenos y malos y que tiene la tendencia de calificar como traición todo esfuerzo cooperativo y cualquier acuerdo que promueva grandes intereses nacionales. Frente a los furiosos sin rostro que atacan desde Twitter, con mucha calma... plantar cara.

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