SEÑOR DIRECTOR:

La semana pasada, la Convención Constitucional se retractó y decidió incluir los derechos de autor en el borrador de nueva Constitución; pero así como reparó el daño, dejó la puerta abierta por otro lado, rechazando los derechos industriales.

Chile se hizo famoso por una cápsula que salvó 33 vidas y sus derechos industriales me pertenecen (Pat. 49691). Pero, ¿qué va a ocurrir con las startups, los denominados unicornios o los fondos de inversión para desarrollo tecnológico? Quedamos cojos antes de empezar un proyecto; adiós patentes, transferencias tecnológicas, marcas, fármacos (tremendo tema, base de la salud en Chile). En fin, el daño no es “dimensionable”.

Toda esta responsabilidad en manos de personas que son como el clima, dependiendo de cómo se levanten es cómo redactarán los nuevos lineamientos futuros de un país sumido en la incertidumbre. Urge tener especialistas chilenos en esta materia, de lo contrario, el progreso desde ya está sentenciado, dando paso a fugas de cerebros al extranjero.

Rodrigo Reveco Granifo