Opinión

¿Qué los mantendrá unidos?

05 Junio 2025 Diario La Tercera y Radio Duna organizaron Debate Presidencial primarias oficialistas en el cual Participaron los candidatos Carolina Toha, Jeannette Jara, Gonzalo Winter y Jaime Mulet Foto: Andres Perez Andres Perez

La primaria de candidatos oficialistas que se celebrará este domingo está produciendo el efecto contrario a lo que el Presidente Boric esperaba. Si desde el comienzo de su gobierno tuvo como prioridad la construcción de una coalición de izquierda de la máxima amplitud, lo que estamos viendo es, como en los juegos de mesa, un retroceso de la relación a su punto de partida, al tono de impugnación de la elección de 2021. Todos los procesos electorales tienen estos rasgos, pero lo que hace a esta primaria distinta es que la artillería no solo ha tenido a los candidatos como blanco, sino a los sectores políticos que estos representan en su totalidad. Pese a que su sentido es elegir a quien competirá para instalar un nuevo gobierno de izquierda, unos han sido criticados por su incapacidad de ofrecer gobernabilidad y otros por no merecer llamarse de izquierda. Ahí radica el fondo del asunto, en que el Socialismo Democrático por una parte, y el Frente Amplio y el Partido Comunista por el otro, no se aceptan.

El domingo no se definirá quién hegemoniza la izquierda, pero será otra batalla en esa contienda, en interpretar al “30%”, número que no solo representa un promedio redondeado de la aprobación hacia el gobierno, sino también la suma de la intención de voto de izquierda en las encuestas (entre quienes manifiestan una opinión). En este escenario, hay cuatro variables que merecerán ser observadas en lo inmediato. La primera es la sensibilidad política del ganador. Las ideas más nítidamente de izquierda parecen derrotadas por el presente y sus vertientes más moderadas por el desencanto de la izquierda con el pasado, con los 30 años. En esto, el SD se juega su vigencia (una derrota de Tohá los dejaría fuera de la segunda vuelta por segunda elección consecutiva) y el PC la posibilidad de mantener vivo su reformismo estructural. El FA se juega algo más inmediato, esto es, la comunión de la izquierda con la gestión de Boric, pero tendrá más margen para adaptarse a una eventual derrota al estar en medio del SD y el PC. Lo segundo es la participación y proporción de votos del triunfador. En todas las primarias de izquierda desde 1993, el ganador ha sido indiscutible, superado el 60%. Si quien se imponga lo hace por debajo del 45% mantendrá la lucha por la hegemonía abierta y al ganador obligado a negociar más de lo que le gustaría. Tercero, el discurso del ganador. La relación entre señales hacia los perdedores y hacia su propio sector dirá mucho sobre la disposición a fortalecer la coalición oficialista. Por último, lo que digan los candidatos perdedores, qué tan explícitos sean sobre su apoyo al ganador, cuánto compromiso muestren a trabajar por esa alternativa.

En medio de una campaña de bajo vuelo programático y marcada por la descalificación a los proyectos políticos de los aliados, la coalición oficialista deberá responder la pregunta de qué los mantiene unidos, si es que hay algo más allá de la ingeniería electoral.

Por Rafael Sousa, socio en ICC Crisis, profesor de la Facultad de Comunicación y Letras UDP

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