¿Un gobierno sin política?



SEÑOR DIRECTOR:

“Polémica artificial”. Así calificó la ministra Vallejo la discusión que generó la ministra Orellana al anunciar de manera intempestiva un proyecto de aborto sin causales. Me temo, sin embargo, que la ministra vocera se equivoca. La polémica no es artificial, sino que revela a la perfección el confuso momento que vive La Moneda a un mes de haberse producido el monumental triunfo del Rechazo.

En efecto, por el bien del país y del propio gobierno hoy su prioridad debería ser favorecer el diálogo político e intentar conectar con las grandes mayorías. Esto exige priorizar sus problemas más acuciantes, como la delincuencia y la crisis económica, tomarse en serio la tarea de conducir el Estado -la denostada “mera administración”-, y abandonar aquellas agendas políticamente inviables y divisivas, como el aborto libre.

No obstante, pese a que ideas muy similares fueron descartadas hace apenas un año en el Congreso Nacional e integraban el texto rechazado hace apenas un mes en el plebiscito de salida, el gobierno insiste en instalar banderas como el aborto sin causales. ¿Qué sentido tiene esta cruzada? ¿Y qué sentido tienen los énfasis que hoy subraya el Frente Amplio? Esta semana las otras noticias que salieron desde el corazón de La Moneda fueron la eliminación de la institución de la primera dama y el encargo de un Código Penal “con perspectiva de género”. ¿A qué responden estas preferencias?

Ninguna de las posibles respuestas resulta particularmente estimulante. ¿Se busca desviar la atención de los asuntos que más complican al gobierno? Eso sería continuar ignorando las prioridades ciudadanas. ¿Se quiere dividir a la oposición? Ya sabemos que las lógicas identitarias tienen escaso apoyo más allá del oficialismo. ¿O acaso el propósito es simplemente apretar los dientes e impulsar a cualquier evento la visión de mundo de Apruebo Dignidad?

Lo último quizá dé en el clavo -es lo que transmite La Moneda-, pero el fenómeno no deja de ser inquietante. Si es así, tal vez no estamos en presencia de un proyecto político orientado a articular mayorías y gestionar el Estado, sino más bien ante un proyecto cultural, místico o de otra índole. Un proyecto muy curioso, en la medida en que cree ser inmune a la mayor derrota de la izquierda en la historia de la democracia chilena.

Claudio Alvarado R.

Director ejecutivo de Instituto de Estudios de la Sociedad

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.