Adictos a Tik Tok: Los problemas de la aplicación más popular de la pandemia

Tik Tok se ha transformado en una de las redes protagonistas del confinamiento. Pero no todo ha sido color de rosa para el gigante asiático. Ansiedad, inseguridades y adicción a la aplicación han sido parte de las sensaciones que han reportado alguno de sus usuarios.




Si hay un gran ganador en este año 2020, ese es Tik Tok. Una aplicación de origen chino que fue creada para crear o compartir videos de corta duración y que, durante la pandemia, ha ganado una cantidad de seguidores que impresiona. Actualmente, tiene más de 800 millones de usuarios en todo el mundo y se ha transformado en la aplicación líder de descargas tanto en Google Play como App Store.

Su narrativa creativa, dinámica y fresca ha penetrado tan fuerte en medio del confinamiento que pocos se han quedado ajenos al fenómeno. Y es que al parecer hay elementos que hacen de Tik Tok un espacio irresistible. “Lo que hicieron los creadores fue tomar dos ingredientes que generan audiencia: el humor y la música. Esos elementos de por sí generan atención y además le dijeron a la gente ahora tú eres el protagonista. Con eso, hicieron que muchas personas se unieran a la aplicación y pasaran mucho rato en ella. En el fondo, tomaron el contenido más visto y hicieron uno más potente”, explica el académico y especialista en medios digitales de la Universidad Católica, Daniel Halpern.

Por eso, en el encierro del coronavirus, con escasa posibilidad de interactuar con los demás de forma presencial, una de las pocas entretenciones que quedaba era ver esos videos de ritmos pegajosos en una especie de loop infinito. En un sondeo realizado por la agencia digital Jelly, un 68% de los encuestados entre 15 y 45 años confirmó haber descargado Tik Tok durante los meses de confinamiento. Celso Iturra (26) es una de esas personas. “Lo descargué por humor y aburrimiento al principio de la cuarentena. Ahora lo uso gran parte del día, como cuatro horas mínimo”, relata.

Su relación con la aplicación ha tenido de dulce y de agraz. Desde que la descargó, se ha reído, ha hecho un par de videos y ha compartido otros con sus amigos. Pero se empezó a dar cuenta que algo no andaba bien cuando las inseguridades físicas empezaron a rondar con fuerza en su cabeza. “Por el algoritmo, siempre me salen personas minas en Tik Tok, entonces uno se siente menoscabado por la exposición a estas personas hegemónicamente lindas. Desde que tengo la aplicación, he pensado en ciertas cirugías plásticas. De hecho, pensé seriamente hacerme una rinoplastia con el 10% de la AFP, porque me salen muchos videos de operaciones de nariz. Quizás, ahora me siento menos conforme con mi imagen porque esa exposición te afecta mentalmente”, cuenta.

Y es que Tik Tok -como otras redes sociales- puede generar problemas a nivel personal y gatillar diversas inseguridades, ansiedades o cuestionamientos. La psiquiatra del Centro de Adolescencia de la Clínica Alemana, Ana Marina Briceño, explica que esto ocurre porque las personas tenemos una tendencia a compararnos con el resto y que, si bien es algo que ha existido desde siempre, ahora estamos frente a una comparación tramposa. “Uno no puede estar expuesto a imágenes repetitivas por horas, sin que se gatille esa comparación. El problema es que la comparación se da con imágenes armadas o personas que no son reales, ya sea por los filtros o por la repetición de algo 100 veces hasta que salga bien. Y yo trato hacerlo una vez y no resulta y encuentro que soy pésima, mientras que el otro lo ensayó 100 veces, pero eso no lo vemos. Ahí puede pasar eso de la inseguridad porque te comparas con una persona que te expone a algo que no es la realidad”, señala.

Frangge Madariaga (22) también ha percibido esa sensación de la que habla Briceño. Desde que se hizo usuaria de Tik Tok, cuenta que ha idealizado más de la cuenta las relaciones de pareja, sobre todo por lo que ve en los videos que le aparecen en la sección Para Ti -espacio que funciona como página de inicio y donde se viralizan los videos-: personas viajando para reencontrarse, propuestas de matrimonio increíbles o demostraciones de amor en público. “La gente muestra esas relaciones perfectas. Yo vivo en Quillota ahora y mi pololo vive lejos, entonces en Tik Tok idealizas todo porque se ven puras parejas que no tienen problemas. Inevitablemente, comparas tu relación con lo que ves ahí y si bien tengo claro que siempre van a mostrar lo bueno, a veces dices pucha, por qué no vivo esa vida”, cuenta.

Que le aparezcan esos videos de relaciones amorosas en su página de inicio no es algo al azar. Tik Tok funciona con uno de los algoritmos de inteligencia artificial más sofisticados de todo internet. Ya lo decía Matthew Brennan, especialista en tecnología y autor del libro Attention Factory: “No hay un equipo pequeño detrás. Tik Tok es una de las mayores compañías de internet en China. Emplea a miles de personas. Si ha crecido tan rápido se debe a la experiencia de sus ingenieros y a que opera el mejor motor de recomendaciones del competitivo mercado chino”, dijo en una entrevista con BBC Mundo.

Sin embargo, esas recomendaciones ya vienen configuradas de forma discriminatoria y sesgada. En un artículo, publicado en la revista The Intercept, se revelaron documentos clasificados de Tik Tok donde se establecían las políticas internas para excluir a las personas de la sección Para Ti. Así, los usuarios que contaban con características físicas, corporales y ambientales, consideradas ‘poco atractivas’ por los creadores, eran sistemáticamente rechazadas por el algoritmo. ¿La razón? En el archivo se indica que ese tipo de videos tenían la potencialidad de “disminuir la tasa de retención de nuevos usuarios”. El portavoz de Tik Tok, Josh Gartner, salió a aclarar el uso de estas pautas, indicando que representaron un intento “temprano y directo” de prevenir el acoso, aunque supuestamente ya no están vigentes.

Lo que aparece, entonces, no solo es poco real, sino que además está sesgado por un algoritmo de inteligencia artificial que tiende a mostrar a gente con determinadas características físicas. Con eso, muchos estereotipos que creíamos estar derribando se vuelven a alzar con fuerza, alcanzando los teléfonos de los miles de usuarios que tiene la plataforma. “Se van generando ansiedades que antes no existían. Es bien complejo porque hemos visto un retroceso a los ideales asociados a los cánones de belleza tradicional: de personas blancas, flacas, bonitas, rubias. Eso ha estado presente en Tik Tok. El algoritmo está entrenado para mostrar eso y dice que las personas prefieren ese contenido, y no lo que es percibido como feo o pobre. Es bien perverso y no ayuda para nada”, analiza Patricia Peña, académica de la Universidad de Chile y directora de la Fundación Datos Protegidos.

Ante la aparición de estos videos, hay personas que pueden manifestar una relación compleja con sí mismos, sus cuerpos o sus relaciones. Así le pasó a Soledad Burgos (21), estudiante de Antropología de la Universidad Católica, que de a poco empezó a ver cómo su cuenta se empezó a llenar de dietas, rutinas deportivas y personas fitness. “Siempre he tenido una inseguridad con mi físico y ver a estas personas, genera un shock al pensar esto es lo que el resto espera de mí. Uno se siente presionada. Al principio hice dietas y pensaba en eso porque me aparecía, pero después lo dejé de lado porque no tenía ganas. Era frustrante”, cuenta.

Pero Soledad también ha enfrentado otro problema muy típico de los usuarios de Tik Tok que es la “adicción” al contenido. “Me ha pasado mucho el no poder salir de la aplicación. Puedo pasar horas viendo cosas que son puras estupideces. A veces, me desvelo usándolo, sobre todo ahora que ya lo tengo personalizado y salen videos que me interesan más”, explica. Según los datos entregados por la agencia digital Jelly, más del 42% de los chilenos le está dedicando entre 30 y más de 50 minutos al día a Tik Tok. Un hecho que también tiene una base neurocientífica: “Las redes sociales generan una descarga en centros del cerebro que tienen que ver con la recompensa y que se ven estimulados por los likes, seguidores, o mensajes. Esos son los mismos ciclos de las adicciones, por ejemplo. Por eso, tomar la decisión de salirse es tan difícil”, explica la psiquiatra Ana Marina Briceño.

Lo importante, según las expertas, es generar rutinas de autocuidado para evitar la dependencia al teléfono y librarse de esas sensaciones autoflagelantes que sabemos poco tienen que ver con nosotros.

Una de las recomendaciones más relevantes que entrega Patricia Peña es educarnos en cómo funciona la tecnología. Así, si logramos entender sus dinámicas y narrativas nos vamos a dar cuenta que lo que vemos es poco cercano a lo real y, con ello, podremos bajar nuestras expectativas respecto al resto y nosotros mismos. “El teléfono está hecho para hacerte depender y siempre va a tener algo nuevo para mostrarte. Eso explica que, en períodos de confinamiento, las redes sociales te muestren personas en la playa, en fiestas o asados. O gente que vive una vida espectacular. La recomendación ahí es ‘hackea’ tu algoritmo y no te quedes encerrado en la burbuja. Y anda a la configuración de la aplicación para ver qué está activado o bloqueado porque Tik Tok te permite bloquear cierto contenido”, dice.

Otra de las sugerencias es hacer un ejercicio personal y preguntarnos: ¿Por qué estoy viendo lo que veo? ¿Por qué Tik Tok me muestra esto y no otra cosa? De acuerdo a Peña, lo importante es entender por qué recibimos ese contenido, pues si está en nuestra página principal es porque en algún minuto nosotros le dimos el pase. En el caso de los adolescentes, es aconsejable que este proceso se haga acompañado de un adulto para que se pueda abrir una conversación entorno a lo que ven en la aplicación. “Es bueno que los padres acompañen, miren y sepan lo que suben sus hijos. Que haya un acompañamiento”, explica la psiquiatra Ana Marina Briceño.

Finalmente, hacer un detox de información también podría servir para despejar la mente del exceso de contenido y de estos pensamientos negativos. Borrar las aplicaciones, desactivar las notificaciones o simplemente apagar el celular. “Desconectarse está súper bien, no te vas a perder de nada. Es igual que una dieta, hay que decir quiero depender menos de esto, quiero estar menos en el teléfono porque, a veces, hay que darse el tiempo para revisar cómo estoy utilizando las redes sociales”, finaliza Peña.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.