¿Cómo es la experiencia LGTBIQ+ en los sistemas de salud?




“Heteronormativa” es una de las palabras que más aparece en los pocos estudios que existen en Chile sobre cómo perciben las personas LGTBIQ+ la atención en los sistema de salud. Un concepto que sostiene a la cis-heterosexualidad como la única identidad y orientación sexual adecuada, normal y deseable, y que aplicada al ejercicio de la medicina desencadena una serie de discriminaciones y malos tratos a quienes se salen de la norma. Desde sermones morales, preguntas fuera de lugar o estigmatización por prácticas sexuales, hasta falta de conocimiento, desinformación y negación de algunos procedimientos; son solo algunas de las tantas vulneraciones y violencias que las personas LGTBIQ+ enfrentan a la hora de asistir a ciertas especialidades médicas. Valentina Pantoja, Presidenta del Departamento de Género y Salud del Colegio Médico de Chile, explica que cada identidad de género y orientación sexual dentro de la comunidad está sufriendo de alguna u otra manera violencia y brecha de salud: “Sabemos, gracias a cifras desde las mismas organizaciones activistas, por ejemplo, que las personas lesbianas y bisexuales tienen brechas ginecológicas, las personas trans sufren violencia porque no se les respeta el nombre social y hay otros casos como las personas intersex que son invisibilizadas”. Las principales incomodidades y violencias en la atención en salud parten de esta discriminación heteronormativa, lo cual está incidiendo gravemente en el cuidado y derecho a la salud sexual y reproductiva de ellas, ellos y elles.

Datos hay pocos, pero existen: según el estudio Ser lesbiana en Chile, de la agrupación lésbica Rompiendo el Silencio, más del 33% de las encuestadas señaló haberse sentido discriminada por el personal médico y el 68% declaró no acudir a realizarse el PAP por miedo a la discriminación en los centros de salud. En otra encuesta de 2019, realizada por MOVILH Mujer, el 54% de las mujeres afirmó que el personal de salud no está capacitado en conocimiento y trato para efectuar atención a personas de la comunidad LGTBIQ+. Esto se agrava en la comunidad trans; en la Primera Encuesta para personas trans en Chile, realizada en 2017 por Organizando Trans Diversidades, el 95% de las personas trans declaró haber sufrido de discriminación en los centros de salud; cuestionando su identidad, negando atención o incluso sufriendo insinuaciones sexuales, acoso y burlas.

Para Valentina Pantoja, la forma de disminuir estas brechas en salud, y por tanto revertir esas inequidades, es comprender sus barreras y realizar acciones afirmativas para disminuirlas, entre ellas la capacitación en diversidad sexual a los profesionales de la salud.

Desafortunadamente, en la formación académica de los profesionales de la salud en Chile no existe actualmente una instancia formal de enseñanza en las necesidades de las personas LGTBIQ+, lo cual es responsable en parte de tratos discriminatorios o atención deficiente. Lo que sí está al alcance son documentos o circulares del Ministerio de Salud, del COLMED, de organizaciones LGTBIQ+ o de ciertas universidades. Uno de ellos es la Guía de Orientaciones y Recomendaciones para la Atención de Adolescentes y Jóvenes Gays, Lesbianas y Bisexuales en el Nivel Primario de Salud, del Centro de Medicina reproductiva y desarrollo integral adolescente de la Universidad de Chile, donde a través del estudio de grupos de jóvenes se configuraron una serie de recomendaciones para el personal médico. Entre las fundamentales está el reconocimiento, visibilización y normalización de la comunidad LGTBIQ+, el trato igualitario, la atención respetuosa e inclusiva, sin asumir la heterosexualidad del paciente y sin estigmatizar, y  la capacitacion y sensibilidad de los profesionales de salud que les permita comprender la diversidad sexual. Por otra parte, también existen leyes como la ley Zamudio que protege contra la discriminación y la ley de Identidad de Género que, entre muchas cosas, resguarda el derecho a ser tratado por el nombre social para identificar y registrar a las y los pacientes trans. Sin embargo, estas normativas no siempre son respetadas y no hay una garantía de que las circulares o documentos que existen estén llegando al personal de salud. Esto ha obligado a las, los y les usuaries LGTBIQ+ a organizarse en sus derechos y encontrar otras alternativas para evitar las malas prácticas.

Una de las formas que la comunidad ha encontrado para asegurar una experiencia más amable es pasarse datos de profesionales capacitados, algo en que Marietta Chavez, fundadora de la revista lésbica Burdas, lleva meses trabajando para que pase de ser una información de “boca en boca” a una base de datos sistematizada. La historia es así: Valentina Pantoja de COLMED conoció a Marietta cuando quiso colaborar con una columna sobre salud en la Revista, y conversando sobre aquellos temas que podrían ser interesantes se dio cuenta de que la mala experiencia de las mujeres lesbianas en el ginecólogo era una realidad que se repetía entre las lectoras. La misma Marietta venía de malas experiencias con ginecólogos que tenían cero conocimiento y poca delicadeza en los controles. “Me pasó con un ginecólogo hace varios años atrás, que usaba el espéculo con mucha rudeza, a pesar de que le explicaba que era lesbiana. Me preguntaba una y otra vez por qué no usaba métodos anticonceptivos y tenía que explicarle que no me iba acostar con un hombre. Era muy incómodo”. A pesar de tener un mioma en el útero, Marietta se resistía a ir a control para evitar ese malestar que suponía la visita. “No quería ir al ginecologo, tenía un monstruo en mi cabeza. Tuve que terminar en urgencias por un sangrado, ahí entendí lo grave que era no ir”. Tras su experiencia, y de esa conversación con Valentina, germinó la idea de hacer juntas un servicio a la comunidad: un listado de profesionales médicos amigables con las personas LGTBIQ+. “Este tipo de listas siempre ha existido, la misma comunidad la crea para intentar paliar la violencia de género que aún persiste en espacios de salud. Las personas de la diversidad terminan pasándose el dato de profesionales donde hayan tenido experiencias positivas o al menos una atención sin problemas. son una herramienta de sobrevivencia en salud para las personas de la comunidad LGBT+, y es un ejemplo de mecanismos de la misma comunidad para disminuir las brechas en salud, más allá es parte del espacio seguro que se construye desde las personas. Por esto, vimos la necesidad de contar con un listado formal que incluyera distintos profesionales de la salud y que facilitara el acceso de  esta información a todas las personas”, dice Valentina. Marietta agrega: “La lista que estamos siendo está ayudando a muchas a ir al ginecólogo y a la matrona para prevenir cáncer al útero, al cuello cérvico-uterino, a los ovarios, cáncer a las pechugas. Hacerse sus controles, porque tienen terror. Basta con una vez que lo hayan pasado mal para que eso se dilate en años, que fue lo que me pasó a mí”. Hoy, ese listado es una plataforma alojada en la revista Burdas donde las personas pueden buscar los profesionales por especialidad y región. Cada profesional ha sido evaluado por el COLMED para asegurar una atención amable, con perspectiva de género, y sobre todo una  correcta formación. Los criterios de evaluación que se toman en cuenta como guía para la incorporación a la lista son la capacitación formal de los profesionales sobre temas de género como diplomados, talleres, magíster, entre otros, capacitaciones no académicas como cursos o talleres dictados por organizaciones activistas o su misma experiencia siendo parte de la comunidad LGTBIQ+. Cada profesional se evalúa de forma integral y quienes no poseen alguno de estos criterios se les ofrece una matrícula para el curso LGBT del COLMED para iniciar su capacitación. “Es importante que las personas de la lista tengan sensibilidad y capacitación en la materia para evitar revictimizaciones”. dice Valentina.  “La lista en estos momentos es una buena herramienta de acción afirmativa, porque es útil y cumple el objetivo que es que las personas de la comunidad vuelvan a los centros de salud con la tranquilidad de que su motivo de consulta será acogido con alta expertise”.

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