Paula

Erradicando a la machista: Él gana menos plata que yo

Cuando conocí a mi marido, yo tenía 23 años y el 32. Yo había salido hace poco de la universidad y estaba en un año sabático. Él trabajaba hace casi seis años en un organismo del gobierno y estaba haciendo un magíster. Ocho meses después de conocernos nos fuimos a vivir juntos. Y aunque obviamente él era el que se hacía cargo de la mayor parte de los gastos, mi intención nunca fue que me mantuviera. Por eso, a los pocos meses de comenzar la convivencia me puse a trabajar. Era mi primera pega, así que ganaba un tercio de lo que ganaba él. No teníamos hijos y tampoco grandes gastos, así que nos organizamos de tal manera que cada uno se hizo cargo de una parte de las cuentas de acuerdo a sus ingresos.

Y así seguimos por muchos años. Yo fui cambiando de trabajo y aumentando mis ingresos, pero él siempre ganó más que yo. Y confieso que eso me gustaba. No sé muy bien por qué, pero el que él ganara más me daba cierta tranquilidad. No creo que tenga que ver con que no me sienta capaz de administrar económicamente un hogar, creo que tenía que ver con algo más social. Lo noto en las conversaciones con mis amigas. A menos que estemos bromeando, ninguna dice que le gustaría ser una mantenida, pero sí he escuchado muchas veces eso de que “se casó bien” o he notado ese orgullo tácito que les provoca a algunas el que a su marido le vaya bien. Tampoco he escuchado a ninguna reconocer que gana más que su pareja, aunque a veces resulta evidente. Cuando la mujer tiene más ingresos que el hombre, normalmente disimulan los dos. Incluso hacen esfuerzos para esconderlo.

También conozco muchos casos en que el hombre se quedó sin pega o comenzó a ganar menos y comenzaron los problemas en la relación. Y es que aunque la mujer ingresó fuertemente al mundo laboral hace años, el hombre sigue siendo el pagador social, el que invita, el que en un aniversario regala un viaje o el que compra el anillo de compromiso. Sé que las cosas han cambiado y quizás ya no está mal visto que la mujer pague la cuenta en un restaurante, pero el hombre mantiene mucha centralidad sobre el dinero. De hecho, varias investigaciones han demostrado que los hombres suelen caer más fácilmente en depresiones cuando pierden el trabajo y, según un estudio realizado recientemente en la Universidad de Harvard, existe hasta un 32% de posibilidades de que una pareja se divorcie si él se encuentra cesante o trabaja a jornada reducida y ella no.

Todas estas cifras las manejo porque fue justamente lo que me pasó a mí. Después de unos diez años juntos, cuando ya habían llegado los hijos, mi marido por primera vez se quedó sin trabajo. Fue un periodo difícil que por suerte coincidió con que a mí me empezó a ir mejor, pero aunque matemáticamente lo estábamos logrando, había algo más profundo que solo números. Yo me considero una mujer moderna, abiertamente feminista y muy pro, pero asumir el hecho de que mi marido se quedara en la casa y yo fuera la que todos los días saliera a trabajar, me costó mucho.

Creo que a pesar de todo lo que hemos avanzado, la masculinidad aún se identifica con el poder y la máxima expresión del poder es el dinero. Por algo también las mujeres en los mismos cargos de los hombres muchas veces ganan menos. Estamos acostumbrados a eso y fuimos criados de esa manera. Y por más que uno racionalmente entienda que hay cosas que están bien o están mal, hay algo que tiene que ver con las costumbres, con los estereotipos que tenemos arraigados que aunque nos genera molestia, no nos dejan ser completamente libres.

Por suerte mi marido volvió a encontrar una nueva pega y está super bien. Sé que si alguna vez vuelvo a ganar más que él no debería pasar nada y solo bastaría con organizar las cuentas nuevamente proporcional a nuestros ingresos, pero las matemáticas no siempre lo resuelven todo. A mí esa experiencia me enseñó que tengo que soltar esa costumbre ridícula de que el hombre tiene que ganar más. De paso eso también me ayudaría a comprender que mi éxito profesional es igual de importante que el de él y a disfrutarlo tanto como el de él. Porque de eso se trata ser una pareja, de apoyarse, en las buenas y en las malas. Los dos por igual.

María José (37) es periodista y tiene dos hijos.

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