Languidez: Todo lo que tienes que saber sobre la emoción del 2021




En la salud mental se habla mucho de la depresión, el estrés, la melancolía o ansiedad, pero hay un estado emocional que poco se menciona, y que lleva a que nos sintamos vacíos, planos, sin motivaciones, donde predominan sentimientos de estancamiento. Ese conjunto de emociones tiene un nombre y se llama languidez.

The New York Times catalogó a la languidez como la emoción del 2021, explicando que se siente como si la persona se estuviera arrastrando para pasar los días, mirando la vida a través de un parabrisas empañado. Si fuera un color, la languidez representaría el gris. Según lo que explica la psicóloga clínica Andrea Bosco, es una emoción en la cual predomina la falta de motivación, hay una disminución en el disfrute y a una pérdida en el sentido de las cosas, parecido a un aburrimiento mezclado con pocas energías, pero sin la carga de pena y negativismo que tiene un cuadro depresivo: “Es un día nublado pero sin lluvia”, comenta.

Para la psicóloga, estas sensaciones se relacionan con la desesperanza que se ha venido sintiendo a propósito de la incertidumbre prolongada que nos trae esta pandemia. “Estábamos apostando a que el 2021 llegarían las vacunas y que la vida volvería a la normalidad. Pero al perderse el control sobre las cosas, las personas se van dejando estar, y creo que la languidez tiene relación con eso. Sobre todo en esta sensación de no poder ver la luz al final del túnel, este túnel que puede seguir quizás hasta cuando. Si yo veo algo luz me tranquilizo porque sé que se va a acabar y me agilizo, pues la esperanza moviliza, mientras que la desesperanza estaciona”, explica.

De acuerdo a la psicóloga de Rincón Consciente, Javiera Torres, se podría decir que la languidez es la emoción del 2021 porque se ha percibido que hay un vacío predominante en las personas. Desde su propia experiencia, esta especialista ha logrado observar que en sus pacientes no hay síntomas del todo relacionados a la depresión, sino que mas bien existe una sensación plana de estancamiento en las personas, con pocas ganas de prosperar. “Solemos sobre diagnosticar a las personas con cuadros depresivos siendo que en verdad no se cumplen con los criterios de esta enfermedad. De cierta forma ha sido el hijo olvidado de la salud mental”, explica.

Según explica Andrea, las personas tendemos a reaccionar más a nuestro sentir cuando las emociones son intensas o agudas, es decir, cuando se presentan de una manera muy clara e insistente. “Entonces, cuando los estados son mas bien neutros, tendemos a dejarlos de lado. En este caso, la languidez es un estado que no termina de ser un diagnostico como enfermedad realmente, pero tampoco nos encontramos con algún bienestar. Sigo funcionando, no hay interrupciones en mis actividades y vida social, no tengo síntomas agudos que pueda asociar a una enfermedad pero no estoy contenta o feliz”, explica.

Para su superación, Andrea cree que es importante encontrarse con aquellas situaciones que a uno le aporten energía y que sean capaces de movilizar y activar. En un sentido metafórico, la psicóloga explica que una rueda no andará por sí sola, pero con un empujón puede ser capaz de agarrar vuelo. “El movimiento es un elemento estratégico para volver a sentir energía. De alguna manera, proponerse a estar en acción, para que de esta forma seamos capaces de mantener una rutina y dejarse fluir. Seguir el movimiento de la vida, porque si yo me estanco, a la larga puede provocar cuadros depresivos”.

Por su parte, Javiera asegura que la incertidumbre seguirá formando parte del panorama, y por eso recomienda a las personas a enfocarse en técnicas que conecten con el aquí y el ahora, tales como las meditaciones, yoga, mindfulness, etc. Este tipo de prácticas logran un efecto muy positivo en sus pacientes, ya que son capaces de aclarar el presente y trabajar con la paciencia.

Cabe destacar que, además del contexto en el cual estamos introducidos, la languidez también se puede deber u observar en personas que carecen de propósitos en la vida o que aún no se sienten realizados en ella. Asimismo- aunque más inusual - se puede observar en niños. En el caso de la mayoría de los menores, estos tienden a manifestarse de forma más reactiva, como con pataletas, llantos u otros, y aquellos que no tienen ese tipo de comportamientos, pasan más desapercibidos o se catalogan como tranquilos. “En estos casos, si uno está acostumbrado a que su hija o hijo sea más activo y que en varios días no lo está, se debe a algo. Habría que ser capaces de lograr percibir ese tipo de cosas”, comenta Andrea.

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