Método Raviv: Un enfoque neuro cognitivo para el desarrollo de habilidades atencionales a través del movimiento




Cuando el israelita Barak Ben Simhon cumplió 20 años, no sabía leer ni escribir oraciones completas. Las letras saltaban frente a sus ojos y no podía darles sentido. Y no era porque no tuviera los medios para educarse, ni por falta de atención de sus cuidadores. Su madre, Nili Raviv, lo llevó a los mejores especialistas y centros de atención, pero ninguna de las técnicas habilitadas en esa época funcionó y el diagnóstico se mantenía inamovible: dislexia y trastorno de déficit atencional por hiperactividad.

Pero Barak sí era bueno para el deporte y se destacaba surfeando, que era a lo que escapaba cuando la escuela lo hacía colapsar. Y cuando dejó sus estudios para ir a Hawaii a dedicarse al surf, su vida dio un cambio radical. “Noté que podía leer las señales de tráfico. Sabía que algo había sucedido, pero no me di cuenta de lo significativo que era”, cuenta como parte del testimonio con el que explica cómo su vida se transformó gracias a ese viaje. Siete meses después de haber llegado leyó su primer libro, dejando atrás su problema de lectura.

Nili Raviv estaba emocionada por los avances de su hijo, pero dentro de la conmoción se propuso entender qué era lo que estaba pasando. Tras mucho estudiar las distintas dificultades de aprendizaje, y con la experiencia de haber criado a Barak, creó el Método Raviv, que busca corregir habilidades de aprendizaje y atención a través del deporte y movimiento, y donde su propio hijo trabaja como terapeuta y entrenador.

Cuando la chilena Michelle Boisier escuchó por primera vez sobre el Método Raviv estaba almorzando con amigos. Arquitecta, pero siempre emprendedora y creadora de empresas, nunca tuvo problemas para hablar abiertamente sobre su hijo Pedro, de 19 años, quien nación con Síndrome de Asperger. “Un amigo me comentó que conocía a alguien en Israel que se dedicaba a entrenar deportistas con un sistema especial para mejorar la atención y la concentración e inmediatamente pensé que era exactamente lo que le faltaba a mi hijo, que tiene un déficit atencional muy marcado” cuenta.

“Patudamente le pedí el dato de ese profesional y a través de WhatsApp me contó de qué se trataba”, agrega sobre su primer contacto. “Decidí que me tenía que ir a Israel a conocer al fundador del método. Tuve un par de videollamadas con él y me hizo tanto sentido, que le pedí clases particulares”. Como no tenía los fondos suficientes como para alojarse en un hotel israelí durante una semana completa, le propuso irse a vivir a su casa para así también poder conocer a su familia y ver cómo funcionaban. “Nos hicimos amigos y socios, con el propósito de traer e instalar el Método Raviv en Chile y Latinoamérica”, cuenta.

No era la primera vez que Michelle ayudaba a traer un programa educacional inspirada en su hijo. “La motivación y el tronco de todo esto es que a Pedro nunca lo vimos como alguien con una discapacidad o dificultad, sino que como una persona con potencial a mejorar. Gracias a esa visión distinta que teníamos como familia, es que en su colegio, la Alianza Francesa, buscamos un programa llamado PPS, que le entrega a los niños las herramientas que necesitan para mejorar su potencial”. El primer alumno en usar este programa fue Pedro y actualmente ya van más de 50.

Pero Michelle entiende que no todos los colegios tienen la capacidad ni el presupuesto para traer programas especiales y con el Método Raviv buscan certificar a educadoras, psicopedagogas y cuidadores para poder potenciar a niños y adolescentes con problemas tan variados como trastornos de déficit atencional, dislexia, dislalia y más.

“Mi gran bandera es cambiar de paradigma, en cuanto necesitamos tener herramientas en los colegios para que los niños se preparen emocional y cognitivamente antes de incorporar el contenido de la malla curricular que se les exige. El niño tiene que estar preparado y con ganas, porque las habilidades socioemocionales no están separadas de las cognitivas”, dice.

Y más aún después de un año de pandemia y cuarentenas, donde los niños vieron su movilidad reducida y sus hábitos trastocados. “Durante el 2020 mantuve niños con los que estaba trabajando y con quienes ya tenía un vínculo emocional, justamente porque a través de la pantalla los pude ir guiando para que siguieran con sus ejercicios físicos y pudieran seguir entrenando cognitivamente el cerebro, mejorar las dificultades de aquellos con un cierto nivel de autismo, y motivarlos a mover el cuerpo”.

Este 4 de marzo se llevará a cabo un webinar informativo sobre el Método Raviv y sus efectos en los estudiantes, y en mayo se comenzará un tercer ciclo de certificación.

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