Home theaters vs soundbars: guía para conseguir el mejor sonido cinematográfico en casa

Ilustración: César Mejías.

Fue el último objeto de deseo en los noventas, pero su complejo cableado y numerosos parlantes perdieron pisada ante las estilosas barras de sonido. ¿Cuál suena mejor? Según los expertos, todo dependerá del espacio que se tenga y el uso que se les dé.




Han pasado casi cuatro años desde que, por esas cosas de la vida, Tomás Goldsmith perdió el home theater que tenía instalado en su pieza. Y aún lo extraña cada vez que prende la televisión, en especial cuando se entrega al ritual de ver alguno de los títulos de su colección de DVDs.

“Sentía que tenía un cine en la pieza”, recuerda Goldsmith. “Cuando ponía conciertos, era como estar ahí, igual que cuando ponía pelis de guerra u otra con muchos efectos especiales. Sonaba muy fuerte pero nítido”.

Pero ahora no le queda otra que contentarse con el sonido que viene directo desde la TV. ¿Qué de terrible tiene eso? Nada para el común de los mortales, pero todo para los aficionados al séptimo arte, que buscan hacer del acto de ver una película una experiencia mucho más integral que mantenerse sentado o acostado con la vista fija en una pantalla.

“El problema del sonido saliendo de la televisión es que pierdes la espacialidad y el impacto sonoro que la película tiene. Todos los sonidos se emiten solo desde dos parlantes frontales, mientras en el cine aparecen desde muchos lugares. Siempre digo que una de las ventajas del sonido con respecto a la imagen es que éste va más allá de la pantalla y puede sumergir al espectador al lugar en el que se encuentran los protagonistas”, sostiene Mauricio López, diseñador y mezclador de sonido chileno, responsable de cómo se oyen más de 140 filmes nacionales e internacionales, entre ellos Machuca, Jackie, Gloria Bell y la reciente Spencer, la película sobre la fallecida Princesa Diana dirigida por Pablo Larraín.


Si hablamos de recibir el sonido tal como se pensó y se mezcló por los realizadores, deberíamos pensar entonces en un sistema multicanal. “O sea, uno parecido al que tienen las salas de cine, donde cuentan con más de dos parlantes”, explica López, quien además es docente de la Universidad Mayor y de la Escuela de Cine. Esto sería un sistema 5.1: con dos parlantes a ambos costados frontales, otros dos a los costados traseros, uno centrado al frente, y un quinto dedicado a las frecuencias bajas.

O bien un sistema 7.1, que a lo anterior agrega un parlante izquierdo trasero central y otro derecho trasero central. En ambos casos, dice el profesional, “se debe incluir la nueva tecnología multicanal Dolby Atmos”. En resumidas cuentas, un home theater.

Pero, ¿qué pasa con las barras de sonido o soundbars? Este dispositivo más reciente, que al contrario del home theater, hoy puedes encontrar en todas las tiendas del retail, ¿hace bien la pega? ¿Estamos condenados a vivir entre parlantes y cables si, como Goldsmith, deseamos una mejor calidad de audio para ver películas? ¿O podemos gozar de una buena experiencia inmersiva apoyados en un solo aparato?

Las características

Ya está dicho: el noventero home theater es un sistema multicanal que, como su pomposo nombre sugiere, busca emular la experiencia del cine en casa. Generalmente, consiste en una fuente que funciona como cerebro para la selección de la función, la que puede o no incluir un reproductor de formatos de alta calidad de audio y video, como DVDs, Blurays o CDs. Cuenta con un amplificador, que puede estar integrado o venir aparte, y una serie de altavoces, cuyo número varía según el modelo. Lo usual es que sean cinco o siete. Aunque hay equipos que traen nueve. Cuenta la leyenda que existen unos con ¡11 canales! Todas estas diferencias, por supuesto, impactan en el precio.

Home theater LG 5.1 BH6830W inalámbrico


Actualmente, y ante el crecimiento de las barras de sonido, encontrar home theaters en el mercado se ha vuelto más difícil. Eso ha llevado a que se transforme en un producto escaso y cada vez más sofisticado. “Hablar de home theaters es hacerlo de HiFi”, dice Rodrigo Rosas, gerente de ventas de la tienda de equipos de alta fidelidad Allegro HiFi.

Las soundbars, en tanto, son un dispositivo compacto, en forma de barra, que también va conectado al televisor (por HDMI, cable óptico, o en algunos casos por Bluetooth, lo que permite utilizar la barra de sonido como hub), y que tiene integrado un amplificador y dos o hasta cinco altavoces.

“En este último caso, lo que intentan es simular un efecto envolvente utilizando ciertos algoritmos de audio. Su direccionalidad especial hace que la radiación de los drivers rebote primero en las paredes laterales y luego en la del fondo de la sala. Así, se genera el efecto de los parlantes rear o traseros”, explica Rosas.

Las barras de sonido estéreo —de sólo dos canales— pueden incluir un subwoofer para las frecuencias bajas, y también un tweeter, para las altas. “A veces, traen drivers full range, que cubren todo el espectro de sonido: agudos, medios y graves”, agrega el especialista. En los casos que no incluyen el subwoofer, suelen tener una entrada para complementar con uno externo.

Más parlantes, ¿mejor audio?

¿Quién dudaría que la calidad de los televisores actuales es infinitamente mejor que la que ofrecían las antiguas cajas llenas de tubos? Hoy utilizan menos espacio, tienen un diseño más sobrio y emiten video en pantalla panorámica, de 16:19 —emulando al cine— y en ultra-alta definición. Todo bien… excepto por el sonido, que nadie, tampoco, podría defenderlo.

Mauricio López dice que tanto los home theater como las barras de sonido son muy buenas soluciones cuando se busca mejorar la calidad del sonido que ofrece un televisor. El coordinador de las librerías Catalonia, Gonzalo Boudon, tiene una de estas últimas. Se la regalaron hace un tiempo y la tiene instalada en el living, fijada a la pared por un soporte —no necesita de un deck o una mesa—, y la utiliza junto a un proyector para ver películas.

Desde que la tiene, la experiencia mejoró notablemente. “El sonido es de mucha mejor calidad que el de los parlantes incluidos en una tele promedio: mejor volumen, definición y sensación envolvente”. Por ello, recomienda hacerse de una “a cualquiera que haya invertido en una pantalla grande o un proyector y que espera una experiencia más inmersiva”.

El modelo Samsung que Boudon tiene es uno estéreo, de dos parlantes. Si bien es básico, cuenta con un subwoofer inalámbrico que se encarga de emitir las frecuencias graves. Un punto clave, según Mauricio López, pues éstas son utilizadas en las películas para generar impacto.


A diferencia del home theater, que aprovecha su carácter multicanal para repartir labores en la emisión de graves, medios y agudos, la barra de sonido suele tener parlantes que hacen todo ese trabajo, lo que limita su capacidad para alcanzar una alta calidad sonora.

Soundbar Samsung HW-A650


Por otro lado, Rodrigo Rosas afirma que una soundbar, por más altavoces que tenga, no es capaz de generar el sonido 360º que sí se consigue con un home theater. “Su efecto envolvente —cuando lo tienen— es menos potente, pero te lo pueden dar de una manera bastante razonable: se puede sentir el movimiento espacial o las voces por detrás. Pero un home theater, con parlantes ubicados detrás tuyo, va a ser mejor”.

Que los parlantes del home theater sean independientes permite ubicarlos estratégicamente para conseguir un mejor efecto envolvente. También los componentes de los home theater suelen ser mejores y, al estar separados —y no todos juntos en un solo dispositivo, como en la barra de sonido— la potencia y calidad del sonido es mayor.

“Los diseñadores tienen que ingeniárselas para meter el DAC, el amplificador y los drivers en una sola barra. Los woofer no son de forma circular sino oblonga, más achatada, lo que compromete el resultado”, apunta Rosas.

Aunque todo puede cambiar si la comparación se hace entre un home theater económico, de baja calidad, versus una barra de sonido de alta gama. “Pero HiFi versus HiFi, va a ser mejor el home theater”, insiste el gerente de Allegro.

Amplificador Pyle para Home theater 5.2 con Bluetooth


El espacio y otras mañas

La calidad del audio pasa a un segundo plano cuando entra en juego un factor tanto o más relevante: el espacio. Un home theater requiere de una amplia superficie, no sólo para que quepan todos sus parlantes, sino además para que la ubicación de cada uno sea la adecuada y así conseguir la experiencia de calidad sonora que se espera.

Al mayor espacio también se suma que hay que tirar cables a diestra y siniestra, algo que fácilmente se puede convertir en una gran maraña. “Eso es complicado, porque los cables quedan a la vista o hay que ingeniárselas para esconderlos. Puede ser con un ducto o pasando por el cielo raso, pero no es muy estético”, dice Rosas.

Todo lo contrario de una barra de sonido: “son más fáciles de instalar, requieren menos espacio y casi no tienen cables”, acredita Mauricio López. Además, su diseño suele ser sobrio y minimalista, y está pensado para asimilarse con el de los televisores y crear un ambiente con aire a modernidad.

Soundbar Bose 500


Otro punto a favor es su simpleza, no sólo en la instalación sino que también en su puesta en marcha y funcionamiento. Un home theater, según Rosas, “es bastante más complejo de configurar. Tiene muchas regulaciones y hay que elegir qué procesamiento se va a usar, con varios parámetros. Conectarlo puede ser una joda, por eso mismo las personas que compran un sistema tope de línea suelen pagar también por la instalación”.

La versatilidad

Porque no sólo de películas vive el ser humano, es menester revisar otras funciones que pueden ofrecer estos dispositivos. En ambos, por ejemplo, se puede escuchar música. Tomás Goldsmith, por ejemplo, escuchaba y veía en su home theater conciertos de algunas de sus bandas favoritas, como Red Hot Chili Peppers, Deftones o Alice in Chains. “Mi equipo tenía buenos parlantes delanteros de pedestal, un bajo exquisito y los envolventes traseros eran aéreos, así que era como estar en el show. Hay conciertos en 5.1 que dan el sonido del público en los parlantes traseros”, comenta.

Gonzalo Boudon también utiliza su barra de sonido para escuchar música. “Reemplaza perfectamente a una radio y cualquiera puede conectarse desde el teléfono. Es súper útil si estás mostrándote música con un amigo o si haces un carrete”.

Para Rosas, tantos canales no aportan mucho a la experiencia de escuchar música y se inclina por un equipo que ofrezca sonido estéreo. En ese caso, la barra de sonido puede brindar mejores alternativas. Más aún cuando el dispositivo es más sencillo de configurar y ecualizar que un home theater.

Por el contrario, si se busca un dispositivo que mejore tanto la experiencia de ver películas como la de jugar videojuegos, es el home theater el que saca ventajas. En especial cuando se trata de juegos y consolas modernas, que apuestan por el realismo y son una especie de película interactiva. La espacialidad y profundidad que ofrece el home theater puede hacer aún más inmersiva la actividad.

Veredicto

Entonces, ¿qué es más recomendable? ¿Un home theater o una barra de sonido? La respuesta es: depende. ¿De qué? De los factores claves: el presupuesto, el espacio y el objetivo para el que se “necesita” un dispositivo.

“Si cuentan con un espacio para ver películas, les recomiendo el home theater. Aparte de todo lo que mencioné con respecto a la espacialidad que aporta, también algunos cuentan con más herramientas para calibrar cada parlante y llegar a la sonoridad deseada para el espacio que tienes”, resuelve Mauricio López.

Rodrigo Rosas, por su parte, plantea que los home theaters tienen mayor potencial, pero los de alta calidad son mucho más caros que las barras de sonido. En ese sentido, dice, no se puede ser categórico.

“Si se quiere para tener en un dormitorio, no conviene tanto inundar de parlantes y cables, sobre todo si es chico. Se necesita mucho espacio, así que mejor una barra de sonido. Pero si es en un living grande y no te molesta la infraestructura, es mejor el home theater”.

Ahora, ¿en qué fijarse al momento de comprar uno y otro dispositivo? Si el presupuesto es bajo, quizá se puede conseguir una barra de sonido de mejor calidad que un buen home theater. En ese caso, habría que definir para qué se quiere. Las opciones comunes serían:1) sólo para ver películas; 2) para el cine y los videojuegos; 3) para el cine y la música.

“Hay barras estéreo de excelente calidad y que van a funcionar mejor en música que en cine, aunque igual ahí tendrán un buen desempeño, pero no conseguirán un efecto envolvente. Las barras que sí lo tienen están orientadas a la experiencia del cine, pero es probable que no tenga el mejor desempeño en música (sí en videojuegos)”, dice Rosas.

Es importante chequear las especificaciones de las barras de sonido en cuanto a la conectividad: si utilizan entrada HDMI, cable óptico o Bluetooth. Si cuenta con wifi y permite la conexión con otros dispositivos como celulares, tablets, o notebooks. También se deben revisar los detalles respecto a los parlantes: si estos son full range, si cuenta con subwoofer integrado o externo, o si de frentón no tiene. La recomendación es siempre contar con uno para resaltar las frecuencias bajas. Rosas dice que lo ideal —también lo más difícil— es que la barra tenga un tweeter, específico para las frecuencias agudas, un medio y un woofer para las graves.

Estos detalles respecto a la conectividad y los parlantes cuentan, también, para un home theater. Los especialistas concuerdan que con cinco o siete canales es suficiente. El valor también es decidor, según Rosas: mientras más alto el precio, la calidad mejora notablemente, y esta cae fuerte en los modelos más económicos. López sugiere chequear la calidad y tamaño de los parlantes, además de si el equipo cuenta con conexión wifi.

También hay otras alternativas, similares al home theater, como las que ofrece la marca Q Acoustics, con modelos galardonados por su alta calidad. Claro que la billetera debe tener algo más que polillas para hacerse de uno.

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*Los precios de los productos en este artículo están actualizados al 22 de octubre de 2021. Los valores y disponibilidad pueden cambiar.

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