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Bachelet deja fuera su anunciada reforma al sistema impositivo al tabaco

En el programa de gobierno de Michelle Bachelet presentado en campaña figura un apartado dedicado al impuesto al tabaco. Dice textual: “En el caso de los cigarrillos, incrementaremos el impuesto específico por cantidad y reduciremos el impuesto ad-valorem, de manera tal que se mantenga la recaudación en su nivel actual. La medida resulta ser un claro desincentivo al consumo y es una forma de aportar a la salud pública desde los impuestos”.

No obstante, en el proyecto de ley de reforma tributaria que se enviará hoy al Congreso, según confirmaron desde el Ministerio de Hacienda, no se propondrá ningún cambio al sistema impositivo del tabaco.

De hecho, en la conferencia de ayer la Presidenta Bachelet no hizo ninguna referencia al tabaco ni modificaciones a su estructura tributaria.

El impuesto que grava a los productos hechos con tabaco en Chile es de un 76,47% del precio de venta a público incluyendo el IVA y adicionalmente un impuesto específico equivalente a 0,000128803 unidades tributarias mensuales por cada cigarrillo que contengan los paquetes, cajas o envoltorios de cigarrillos, siendo la carga tributaria total la cuarta más alta del mundo, destaca en su análisis razonado del cierre de 2013 British American Tobacco Chile, ex Chiletabacos, el principal actor de la industria en el país.

La compañía -presidida por Carlos Cáceres y en los que participan el abogado Roberto Guerrero del Río, Rodolfo Perazzo, la ex ministra de Minería y Energía del gobierno de Bachelet, Karen Poniachik, y el ex ministro de Energía y Economía de Ricardo Lagos, Jorge Rodríguez- ha insistido que los incrementos al impuesto impactan principalmente en el volumen del comercio ilícito, crecimiento orgánico de ingresos, márgenes operacionales de toda la cadena de valor y composición de venta (crecimiento de marcas de bajo precio).

La última alza de impuestos al tabaco fue promovida por el ex Presidente Piñera y buscaba generar más recursos para la reconstrucción tras el terremoto de 2010.  “El nuevo impuesto comenzó a regir el 1° de enero de 2013. Esta alza trae aparejadas dos consecuencias directas: el inevitable traspaso en precio al consumidor y el aumento del contrabando y comercio ilegal. En materia de seguridad, este escenario, además, convierte a los cigarrillos en una mercancía muy atractiva para los delincuentes, por su alto costo y rápida reducción en el mercado informal. Esto se traduce en un aumento sostenido a los robos que afectan a nuestra fuerza de venta, como ya lo hemos observado al comprobar un aumento del 90,5 % entre 2012 (322 delitos) y 2011 (169 delitos) y del 212,6% entre 2012 y 2010 (103 delitos)”, dijo Carlos Cáceres en la carta a los accionistas de la compañía en la Memoria 2012. La compañía afirma que, tras la última alza de impuestos al tabaco de 2010 y de inicios de 2013, Chile quedó con una de las mayores cargas tributarias del mundo, “situación que constituye el principal incentivo para el crecimiento del comercio ilícito”.

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