En Becker
Las cosas están sucediendo. Trump estará asumiendo mientras usted lee esta columna. Puede pasar cualquier cosa. Una ruleta diaria donde se mezclarán esperanza, terror y fascinación. Lo único que sabemos de seguro es que será impredecible e intenso. China y México son los posibles canales de transmisión de problemas hacia Latinoamérica.
Theresa May ha hablado finalmente y la separación de UK de Europa será dura y dolorosa. Tal como cuando se limpia una herida, rápida y enérgicamente, con los dientes apretados. Eso traerá turbulencias en Reino Unido y el resto de Europa. Otra gran reconfiguración.
El mundo se está moviendo y hay que estar alertas.
En Chile, el Gobierno simplemente se empeña en dar muestras de no estar haciéndose cargo de los problemas de verdad. Ni del nuevo escenario que se configura en el mundo. Como esas familias que han perdido su fortuna por culpa de los malos negocios de un papá que ya no es lo que era, casi todos miramos impotentes y atónitos el reflote del proyecto de reforma Constitucional.
En lugar de enfrentar con decisión y energía el escuálido estado de la economía y el nuevo orden mundial, las energías se dedican a la filosofía de salón, un juego que sólo importa a unos pocos, según las encuestas. Después de un año de inflar el tema, es como una fogata de leña húmeda. Simplemente se niega a prender. El problema es que si llega a agarrar para el lado incorrecto, puede causar un tremendo incendio.
Y claro, se trata de un tema político, que puede ayudar a la Nueva Mayoría, o lo que queda de ella, a ganar las elecciones.
Esto no deja de ser patéticamente triste. Se recuerdan pocos casos donde el conflicto de interés entre lo que hay que hacer y lo que les conviene a los mandatados para gobernarnos se hace tan penoso. Y raya en la irresponsabilidad.
Chile está en pana. Agarre cualquier dato y se dará cuenta. En ausencia de recesiones internacionales jamás tuvimos crecimiento de 2% en los últimos 40 años. Y nunca fueron cuatro años seguidos de vacas flacas.
En todas esas oportunidades los chilenos y sus gobernantes se enfocaron en sacar las cosas adelante, en reactivarnos. Pero ahora no. Claro, esto ha sido diferente porque no se han quebrado los vidrios ni ha habido heridos tan graves. Es como una larga depre de quedarse en la cama y cerrar las cortinas.
En Becker, como decía ese antiguo comercial de cerveza. En otra. Preocupados del poder más que del deber.
*El autor es panelista en radio Duna.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
Plan digital + LT Beneficios por 3 meses
Navidad con buen periodismo, descuentos y experiencias🎄$3.990/mes SUSCRÍBETE