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Un SIPCO económico pero inoperante: propuestas para mejorarlo

El precio de los combustibles ha llegado a niveles históricamente altos en las últimas semanas, y se ha transformado en un tema de políticas públicas elaborar o perfeccionar un mecanismo de contención. La discusión ha apuntado hacia ajustar en el marco de lo permitido los parámetros del actual SIPCO o echar a andar el SEPCO, pero ambas opciones deben realizar primero un diagnóstico claro y preciso del origen del problema.

¿Por qué los precios en pesos de los combustibles han subido tanto? La respuesta no sólo reside en los precios internacionales sino coyunturalmente también en el tipo de cambio. La premisa básica es que "usualmente" los precios internacionales tienen un movimiento contrario -correlación negativa- con el tipo de cambio. Aquello hace que como regularidad empírica, cuando los precios internacionales suben, el tipo de cambio cae y absorbe parcialmente las alzas -traspaso- a precios locales. El tipo de cambio actúa como "shock absorber".

Si uno realiza el simple ejercicio de ver la correlación móvil entre tipo de cambio y el precio de la gasolina a nivel internacional observa que el tipo de cambio en general ha tenido un rol compensador, no amplificador. Aquello deja de ser cierto con mucha persistencia durante los últimos meses. El peso se ha depreciado en un contexto en que las gasolinas han subido también. Esta situación ocurre dado que el desacople entre el crecimiento del mundo desarrollado y las economías emergentes ha terminado y, consecuentemente, el petróleo y sus derivados están con vientos favorables empujados también por factores puntuales en la industria de la refinería y geopolíticos en Ucrania. El dólar a nivel mundial se aprecia, los combustibles tienden a subir en tanto el peso chileno pierde valor.

Aquí el SIPCO en las condiciones actuales tiene poco que hacer. Pero puede ser modificado o perfeccionado en la medida que se deje cierta ortodoxia económica a un lado. Déjennos plasmar algunas propuestas concretas que en BBVA Research hemos elaborado y testeado.

Primera propuesta. Dejando de lado la explicación sobre el funcionamiento del SIPCO, una primera idea es hacer más persistente el precio de referencia que define a última línea el techo y piso del mecanismo para entregar subsidio o cobrar impuesto. El rango de valores que actualmente tiene el SIPCO para dar persistencia a este precio puede ser extendido lo suficiente como para "aplanar" el precio de referencia.

La propuesta anterior es un parche. No ataca el problema de fondo de la coyuntura actual que más aún, estará presente por varios meses más. El acople en crecimiento mundial y la consecuente depreciación de las monedas emergentes no será algo de semanas, sino probablemente de varios trimestres.

Segunda propuesta. Hacer cargo al SIPCO de las variaciones amplificadoras del tipo de cambio. Hay al menos dos formas de tomar el tipo de cambio en consideración. Incorporar por ejemplo la correlación móvil del tipo de cambio de varias semanas (parámetro por definir), de manera que cuando dicha correlación se torne positiva -y el tipo de cambio esté amplificando las alzas del precio de los combustibles- la banda en torno al precio de referencia se limite a 5% o un guarismo marcadamente inferior al 10% actual. Y cuando dicha correlación se torne nuevamente negativa, la banda vuelva a su normalidad. Otra alternativa es incorporar en el ancho de la banda el tipo de cambio. Con creatividad aquello tampoco es difícil.

Tercera propuesta. Más que una propuesta, reafirmar que no parece apropiado eliminar ni rebajar el impuesto específico. Son tres las razones para aquello. Por un lado, este impuesto tiene un rol recaudatorio progresivo importante entregando casi US$2.500 millones a las arcas fiscales tomando como referencia el año 2013. Por otro lado, desincentiva la utilización de combustibles (no nos detenemos en esto porque es de conocimiento público). Finalmente, estamos ad portas de una reforma tributaria, y perder dicha recaudación podría colocar escollos a los objetivos que se han propuesto para la reforma tributaria.

Complementaria a las anteriores propuestas, y dado que el SIPCO, cualquier sea la modificación que tenga, es un mecanismo opaco, parece interesante crear una comisión de expertos independiente que cumpla el rol de entregar más transparencia al proceso de ajustes y que asesoren simultáneamente al Ministro.

Reconocemos que algunos de incólume ortodoxia podrían indicar que se estaría haciendo política cambiaria sectorial de carácter regresivo. Cierto en parte, aunque cada día menos a nivel de personas. Estos mecanismos tendrían costos fiscales superiores a los US$45 millones que se desembolsaron en los años previos, pero acotados a no más de US$200/300 millones al examinar la evolución de los precios internacionales y el tipo de cambio durante los últimos 6 años.

Todos estos mecanismos impedirían ver probablemente alzas como las de las últimas semanas, pero para tener responsabilidad fiscal, tampoco permitiríanque el precio de la gasolina visite niveles significativamenteinferiores.

(*) Los autores: Jorge Selaive es economista jefe BBVA Chile. Hermann González es economista principal BBVA Chile.

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