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REMOVAMOS LAS AGUAS: campaña busca fortalecer la igualdad de género en la academia chilena

A través de una serie de cápsulas audiovisuales, diplomados y capacitaciones, las cuatro universidades parte del Consorcio Ciencia e Innovación para el Futuro quieren enfrentar las desigualdades estructurales que viven las investigadoras chilenas.

Las cápsulas audiovisuales de ‘Removamos las Aguas’, disponibles en YouTube y redes sociales, recogen los testimonios de científicas del consorcio, mostrando los obstáculos en sus carreras.

La presencia de mujeres en la ciencia en Chile se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, cuando Eloísa Díaz se convirtió en la primera estudiante de Medicina del país. Su ejemplo abrió un camino que, hasta hoy, está marcado por barreras que aún se busca derribar.

A nivel mundial, la participación femenina en investigación científica varía según la medición, pero en Chile alcanza apenas entre un 34% y un 36%, según datos del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

“Somos uno de los países con más baja participación de mujeres en América y ha costado mucho elevar estas cifras”, señala

Vania Figueroa, directora de la Unidad de Igualdad de Género de la Vicerrectoría de Investigación y Doctorado de la Universidad Autónoma de Chile.

Si bien en los últimos años se han impulsado cambios relevantes desde la política pública y los movimientos ciudadanos, el verdadero desafío es cultural: lograr que hombres y mujeres cuenten con las mismas oportunidades.

“Una de las cuestiones vitales es combinar cambios normativos con transformaciones institucionales y socioculturales sostenidas”, afirma Viviana Rodríguez, directora de Género, Diversidades e Inclusión de la Universidad de Atacama, al presentar “Removamos las Aguas”, campaña que indaga en las barreras que investigadoras han debido enfrentar.

La iniciativa surge del trabajo del Consorcio Ciencia e Innovación para el Futuro, integrado por cuatro universidades —Mayor, Tarapacá, Atacama y Autónoma de Chile—, que recopiló los testimonios de sus científicas para elaborar un diagnóstico sobre percepciones y obstáculos en la carrera académica.

Con esos relatos se construyeron cápsulas audiovisuales, disponibles en YouTube y redes sociales, que buscan, como indica el título de la campaña, ”remover las aguas”.

“Es una metáfora que atraviesa todos los videos para transmitir el problema y, sobre todo, para invitar a la acción”, dice Figueroa.

Enfoque de género

La campaña busca transformar la manera en que se forma a la próxima generación de científicos y científicas. “Comprendimos que el primer paso para fortalecer la ciencia en Chile es asegurar que todas las personas tengan las mismas oportunidades para crear y liderar proyectos científicos”, señalan sus organizadores.

“Removamos las Aguas” se lanzó el 3 de septiembre en el segundo encuentro Mujeres Desafiando Ciencias, como parte del Eje 3 de Participación y Liderazgo de las Mujeres en la Academia del Consorcio.

El 3 de septiembre, durante el segundo encuentro ‘Mujeres Desafiando Ciencias’, se presentó oficialmente la campaña ‘Removamos las Aguas’.

La iniciativa incluye, además, programas de formación con perspectiva de género para entregar herramientas en innovación, emprendimiento científico-tecnológico y desarrollo académico. Entre estas instancias se cuenta un diplomado de innovación con enfoque de género.

“Un avance fundamental ha sido la visibilización de las desigualdades y el reconocimiento de que la igualdad de género no es un tema accesorio, sino estructural. Eso explica las campañas, los encuentros y las capacitaciones que hemos impulsado”, comenta Rodríguez.

Paralelamente, se están impulsando cambios en los planes de estudio de carreras científicas, mentorías para investigadoras en etapas iniciales y políticas internas que respondan a la realidad de cada universidad.

Entendiendo que las brechas de género atraviesan distintos contextos, sus creadoras manifiestan que la ciencia y la tecnología no pueden quedarse dentro de los laboratorios o las instituciones académicas: deben impactar directamente en la sociedad. “Ese es el horizonte, y este proyecto permite a las instituciones modernizar sus procesos con esa meta”, afirman.

Enfrentar estas tareas, agregan, es también una forma de construir un país más justo e innovador.

“Estos cambios requieren la participación activa del colectivo de varones: reconocer sus privilegios, reflexionar sobre sus prácticas cotidianas y comprometerse con la corresponsabilidad de los cuidados, tanto en lo personal como en lo institucional”, sostiene Rodríguez.

La colaboración entre las cuatro universidades —todas con realidades diferentes— permite “nivelar hacia arriba”. “Por mucho tiempo, la academia se entendió desde la competencia. Ahora, la política pública nos invita a colaborar entre instituciones, y este consorcio lo ha recogido, llevándolo a un nivel más elevado”, plantea Figueroa.

La transferencia de conocimientos y el trabajo proyectado hacia 2030 apuntan a consolidar un espíritu empático, considerado por sus integrantes como el único camino para alcanzar un progreso real en todo el país.

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