¡No hay plata!

SEÑOR DIRECTOR:
La frase de Milei parece lejana, pero en Chile empieza a hacerse sentir. El Presupuesto 2026 crece 1,7% y prioriza gasto social, pero su talón de Aquiles es el Ministerio de Vivienda y Urbanismo. La Partida 18 es la más visible y, a la vez, la más tensionada: busca cumplir la meta presidencial de 260 mil viviendas, pero arrastraría la crisis de caja del Serviu en 2025, que dejaría atrasos en pagos y paralización de proyectos.
El presupuesto refuerza subsidios como el DS49 y DS19, claves para familias vulnerables y de sectores medios. Sin embargo, la ejecución está en entredicho: en regiones como el Biobío no se han asignado ninguno de estos subsidios (para construcción de viviendas) durante lo que va del 2025, lo que implicará menos viviendas a construir el próximo año, pérdida de entre 5.000 a 7.500 empleos potenciales y un fuerte golpe al dinamismo local. Esto, es incluso peor en otras regiones como la Metropolitana. Más que falta de voluntad, el problema es de gestión y liquidez.
El gobierno incorporó glosas para controlar trimestralmente la disponibilidad de recursos en los Serviu, intentando evitar un nuevo colapso. Pero mientras no se saneen las deudas heredadas ni se aseguren flujos de caja oportunos, las metas habitacionales corren riesgo. Porque cuando no hay plata —o cuando se administra mal—, los costos no los pagan los políticos, sino las familias y trabajadores que esperan su vivienda y su empleo.
La frase de Milei puede sonar lejana, pero hoy también resuena en Chile. Porque cuando no hay plata, los que pagan el costo no son los políticos: son las familias y los trabajadores.
Carlos Smith
CIES-UDD
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