El trap de Bad Bunny enciende la intensa noche final de Viña 2019
El puertorriqueño debutó anoche en el evento y encendió al público con sus éxitos del trap. EL comediante Bonco Quiñongo y la cantante Becky G cerraban la versión 60 del certamen.

Tras cinco noches de entusiasmo y eclecticismo festivalero, anoche la Quinta Vergara volvió a llenarse de euforia juvenil para la única jornada de Viña 2019 consagrada por completo -al menos desde lo musical- al género urbano, el ritmo que debutó a lo grande hace 13 años en el certamen -con el memorable estreno de Daddy Yankee ante al Monstruo- y que desde entonces nunca más se fue.
La estrella de ayer, el encargado de abrir la fiesta final, es uno de los discípulos del "Big boss": su compatriota Bad Bunny, ídolo mayor del trap en español. Un artista cuyas letras se han asociado a los excesos y las experiencias al límite, similar al ambiente que a ratos corrió anoche por la Quinta Vergara y sus alrededores. Por lo mismo, se reforzó el contingente de seguridad del recinto y las fiscalizaciones en el ingreso principal, lo que derivó en un detenido por porte de arma blanca pero no impidió algunos incidentes aislados en la Quinta y sus calles aledañas.
En el arranque, la vibra sobre el escenario era otra. Tal como en la primera jornada, los animadores del Festival repitieron el tradicional beso, pedido a viva voz por el público luego de las cariñosas palabras que se dedicaron mutuamente al inicio de la noche. El ritual se selló al ritmo romántico de Take my breath away, de Berlin.
Un emotivo paréntesis para dar inicio al explosivo debut del boricua, quien apareció en escena a las 22.19. El número de apertura que comenzó más tarde y el único que se presentó solo a enfrentar a la audiencia, acompañado a ratos por bailarinas e invitados como Arcángel y El Alfa.
Al ritmo de Estamos bien, uno de los mayores éxitos de su aún reducida discografía, el solista puso de inmediato a cantar y bailar a una audiencia dominada por niños y jóvenes -muchos de ellos luciendo orejas de conejo-, para luego continuar con Caro, Sólo de mí, Soy peor, Krippy Kush y otros himnos generacionales del continente, en los que impera el sexo explícito por sobre cualquier metáfora romántica.
Tras 90 minutos y dos gaviotas pedidas a gritos -además de una particular referencia al "Chimuelo" -el último viral de moda salido de Chile- Bad Bunny terminó su espectáculo reafirmando su cartel de estrella y tomándose una foto junto a los animadores.
Luego vino el último exponente del humor de Viña 2019, el cubano Bonco Quiñongo, otro debutante. El cómico no pudo entrar mejor, al ritmo del reggaetón y dedicando los 15 primeros minutos de su show a chistes sobre su "negritud", el concepto que él mismo utilizó para hablar de su raza y uno de los ejes de su rutina.
Pero el entusiasmo se desvaneció rápidamente, y todo lo que vino después -anécdotas amatorias y bromas sobre la vida en la isla- fue acompañado por tibios aplausos y pifias esporádicas. Tras 45 minutos en escena, el Monstruo le perdonó la vida y lo despidió con las manos vacías. Pero en uno de los giros más inusuales en la historia del evento la audiencia pidió "gaviota" luego que éste se retirara, y terminó volviendo al escenario tras comerciales para recibir los trofeos de plata y oro.
El final corría por cuenta de la estadounidense Becky G. Un cierre de alta intensidad y emociones insospechadas para la mayor fiesta latina.
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