¿Cuál es el mejor disco de Paul McCartney?

paul mccartney
Paul McCartney.

En una nueva batalla musical, los críticos de Culto debaten sobre la obra de Paul McCartney. ¿Cuál es su mejor disco fuera de la órbita de The Beatles? Mientras uno aplaude RAM, el otro elogia Band on the run.


Ram: dale tu corazón a alguien

Por Nuno Veloso

Para muchos, McCartney siempre será el melódico y el obsesivo, mientras que Lennon el roquero ácido y arrebatado. Pero el bajista de los Beatles está lejos de ser un personaje unidimensional. Si ya dentro de la banda era capaz de desplegar su talento en composiciones tan disímiles como "Yesterday" —una de las más versionadas de la historia de la música pop— o "Helter Skelter", tras la disolución de los Fab4 iniciada legalmente por él mismo en 1970 mientras editaba su primer álbum solista titulado simplemente McCartney, Paul daría rienda suelta a múltiples encarnaciones, ya sea bajo el alero de Wings, Paul McCartney & Wings, The Fireman, o el más raro pseudónimo de todos: Percy "Thrills" Thrillington, cuyo largaduración Thrillington es una versión orquestal de Ram, el único álbum en el catálogo de Macca acreditado a Paul & Linda y editado originalmente en mayo de 1971.

Grabado en Nueva York con Denny Seiwel en las baterías y Hugh McCraken y Dave Spinoza en guitarras, este Ram es, desde su portada a base de fotos mal coloreadas y collage, pasando por la decisión de los créditos —incluyendo a su esposa, enfatizando los orígenes íntimos y hogareños del material— y, por supuesto, su sonido crudo, rasposo, acústico y cálido, una placa que podría fácilmente considerarse el primer álbum indie de la historia. Si el White Album, editado en 1968, había mostrado todos los colores que habitaban dentro del cuarteto, expandiendo el abanico de lo que conocíamos hasta entonces como las tendencias de cada uno de los integrantes de la banda que cambió la historia del mundo, pues Ram despeja a McCartney completamente del equipaje. Si su disco homónimo fue una mera excusa para plasmar su renuncia al proyecto conjunto, acá tenemos un álbum cargado de ideas, donde el pop barroco y resplandeciente de una suite como "Uncle Albert/Admiral Halsey" estampa en tan solo cinco minutos de extensión el sello del autor intelectual del colosal segundo lado de Abbey Road.

https://www.youtube.com/watch?v=Bm-F-fhk0Ts

Pero, aunque el Paul épico y orquestal es el que cierra el álbum en "The back seat of my car" —las connotaciones sexuales del track son obvias, casi un antecedente de la hilarante "Paradise by the dashboard light" de Meat Loaf— hay un costado exploratorio en el núcleo de Ram que abre los oídos más allá de los Beatles. En ese sentido, "Ram on", repartida en dos secciones en cada uno de los lados de la placa está propulsada por un banjo, un órgano y una percusión tribal e insistente. Y "Ram on", no solo da título al disco sino que además es un claro guiño a ese Paul Ramón, el alias de Macca pre-Beatles y que inspiraría el bautizo de los mismos Ramones. Porque Paul puede ser punk, un tipo de armas tomar. Es el que decide tomar el carnero por las astas y abrir el disco con otro juego de palabras: "Piss off, cake", son esas primeras líneas. Es un "piece of cake" (un trozo de pastel, como aquel "flaming pie" o pastel en llamas de la visión onírica que según Lennon le inspiró para nombrar a los Beatles) pero también un "déjate de joder, pastelito". Cuando Macca se enoja, no las manda a decir con nadie. Lennon contestaría posteriormente con una foto para su sesión de Imagine, tomando a un cerdo por las orejas y escribiendo "Cripple inside" y "How do you sleep?". La artillería de Macca acá está básicamente presente en las introductorias "Too many people" y "3 legs".

Tras escupir también al ex de Linda en esa obra de artesanía que es "Dear boy" —con sus deliciosas armonías vocales, piano, bongos, batería, órgano y una guitarra en el momento preciso—, si hay una sensación clara al dejarse empapar por Ram, es que esta es una invitación de Paul y Linda a abrirnos las puertas de su casa. Los vocales de ella están por todas partes, la mitad del disco está compuesto por la dupla, y ambos nos presentan una postal de su vida despreocupada en el corazón de la campiña. Para ello están "Heart of the country", "Eat at home" y "Long haired lady". Pero la cúspide definitiva de este testamento a la complicidad y la vida simple es una pieza que escapa de todo preciosismo. Es la altamente inflamable, aguardentosa y desquiciada "Monkberry moon delight". Los versos de sinsentido dylanesco expelidos por la voz más grotesca y alucinada de Macca ("mi banana es más vieja que las del resto"), apilados sobre un piano aporreado, un bajo abultado y las segundas voces destempladas de Linda son de una urgencia adictiva. Es el sonido de la libertad absoluta, de la caída de aquel sueño ("the dream is over", había dicho Lennon en su "God" el año anterior) y el comienzo de una carrera que en la década junto a Wings traería consigo obras como "Band on the run", "Red rose speedway" y "Venus and mars". Si bien el rótulo de la pareja esencial del rock cae siempre en John & Yoko, digámoslo como es: la verdadera cooperativa familiar siempre fueron Paul & Linda, un referente que se coló incluso en la unión de Mark E. Smith y Brix de The Fall. Hasta su muerte en 1998, Linda estuvo presente en la banda y en cada uno de los movimientos creativos de Paul desde aquí a Flaming Pie, el disco de 1997 con el que Macca hizo, precisamente, las paces póstumas con Lennon.

https://open.spotify.com/album/3DTMsrNO6lEHNmDJ0fsN4v?si=foL0CG5uR3KZ7b6QCA9i1Q

https://culto.latercera.com/2019/03/17/paul-mccartney-entrevista/

Band on the run: turismo aventura

Por Andrés Panes

Paul es mi Beatle favorito. Cada vez que uno se interna en la historia del cuarteto, termina dándose cuenta de que era su impulsor, el que tomaba el teléfono para llamar al resto, el que hacía que las cosas pasaran. Sobre todo en su época más interesante, la tardía, cuando finalmente asumió el liderazgo del proyecto, como cuenta su ingeniero, Geoff Emerick, en el maravilloso libro El sonido de los Beatles, uno de los pilares que sostienen mi preferencia por el bajista.

Adoro a Macca porque todo lo que hace es correr detrás de ideas, empecinarse en la persecución de ocurrencias hasta concretarlas, por extravagantes o criticadas que resulten. Es más, aunque algunos de los dardos estuviesen bien apuntados (como los que Lennon dirigió a "When I'm sixty-four" por encontrar geriátrico su estilo retro), el hecho de que persistiera en su visión solamente acentúa mi estima.

Cuando decidió irse a grabar a Nigeria, seducido por la garantía de EMI de que todos sus estudios alrededor del mundo contaban con la misma tecnología de punta, comenzó la historia del que considero su mejor trabajo en solitario, Band on the run, el disco que le devolvió la aprobación crítica extraviada en sus primeros lanzamientos post Beatles. Víctima de un trato injusto, sobre todo hacia Ram, debidamente reivindicado con los años, McCartney creyó que Lagos sería la locación perfecta para probar una dinámica nueva: relajarse durante el día en la playa y grabar por la noche, para que el proceso fuese lo más agradable posible.

https://www.youtube.com/watch?v=eAnA2KE8A4E

Pero el camino hacia redimirse estaría lleno de obstáculos. El primero de ellos: la falta de información acerca de lo que realmente ocurría en Nigeria, un país multicultural friccionado por diferencias políticas y sociales que se encontraba en plena crisis, con sus calles llenas de militares. Para colmo, las promesas de EMI acerca de la estandarización de sus estudios tampoco eran ciertas. En realidad, las precarias instalaciones de Lagos funcionaban con equipos dados de baja en Abbey Road, y no contaban con ningún avance primermundista.

Quizás otro músico se hubiese desmoralizado, pero Paul McCartney era la mente virtuosa detrás de Sgt. Pepper's lonely hearts club band, una maravilla moderna que se grabó en apenas cuatro pistas. Las limitaciones técnicas nunca pudieron detenerlo, al contrario. En mi opinión, la precariedad siempre despertó su lado más creativo. Algo parecido le ocurría con las tensiones a su alrededor. Muy hostil habrá sido el clima dentro de los Beatles hacia el final de su existencia, pero qué manera de hacer canciones brillantes tuvo Macca en aquellos momentos.

Estoy seguro de que se prendió una mecha dentro suyo con todos los problemas que surgieron durante la accidentada realización de Band on the run, no solamente con los técnicos. La súbita desmantelación de los Wings, a causa de las intempestivas renuncias del guitarrista Henry McCullough y el batero Denny Seiwell, sumada al asalto que sufrió junto a Linda recién llegado a Nigeria, cuando desobedeció los consejos de seguridad, salió a pasear con ella como si nada y le robaron a punta de cuchillo el material que traía preparado desde su casa en Escocia, a largo plazo demostraron ser lo mejor que le pudo haber ocurrido a su carrera.

Obligado a reaccionar, McCartney estuvo a la altura de las circunstancias, asumiendo buena parte de los instrumentos (y se defendía, hay que recordar que por ejemplo la batería de "Back in the U.S.S.R." es suya). Además, halló motivación en el ambiente a su alrededor. Si bien no ahondó en el sonido africano como Paul Simon lo haría en Graceland, es seguro que, como el Beatle de mayor sensibilidad musical (el más motivado con hacer canciones, el más melómano), enterarse de la existencia de Fela Kuti y deslumbrarse con su fuerza en vivo lo afectó para bien, a pesar de que su primer acercamiento no fue nada amistoso porque el Presidente Negro acusó al inglés de apropiación cultural, pero luego fue invitado a escuchar los demos de Band on the Run, asumió su error y ambos hicieron muy buenas migas.

En cuanto al concepto del disco, el de una banda en fuga, incluso McCartney acepta los comentarios sobre la falta de redondeo. Sin embargo, esa carencia de finura en el acabado se debe a las circunstancias únicas que rodean a la placa, y que resultan imposibles de obviar porque forman parte de su mística tanto como los amoríos dentro de Fleetwood Mac y la separación de Beck no pueden disociarse de Rumours y Sea change. En ese sentido, independiente de qué tan claro lo dejen "Jet" o "Let me roll it", escucharlas me sumerge en una aventura, porque de verdad había una ocurriendo, y eso misteriosamente siempre queda impreso. Como me dijo Felipe Cadenasso: "Si la emoción de verdad está ahí, quizás se grabe de alguna forma en las canciones". Discos como Band on the run hacen creer en esa magia.

https://open.spotify.com/album/257oomaawruFknt5wYCPDh?si=em8hqY-xTF-xD2Dv1bnQTg

https://culto.latercera.com/2019/08/14/el-mejor-disco-de-the-beatles/

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