Simon Rattle, director de orquesta inglés: “En esta época la música ha sido una fuente de consuelo y alegría”

Optimista por naturaleza, el más mediático de los conductores actuales cree que el streaming es más que una solución rápida. Un ejemplo, dice, es su labor con la Sinfónica de Londres, cuyos conciertos llegan desde el lunes por CorpArtes.


Tal vez los británicos no tengan una galería de santos patronos musicales como Bach y Beethoven en Alemania o Verdi y Vivaldi en Italia, pero sus intérpretes siempre han sabido difundir la música como nadie. Haendel hizo de ese país su segunda patria y creó ahí El Mesías, mientras que Haydn salió de su ostracismo austro-húngaro cuando desde la gran isla le encargaron sus últimas sinfonías. Y si no fuera por directores como Thomas Beecham o Colin Davis el compositor francés Hector Berlioz aún sería casi una incógnita.

En pleno siglo XXI aquella posta de evangelización musical la recogió Simon Rattle, un hombre que nació en la Liverpool empobrecida de la posguerra en 1955 y que inmune al virus pop de The Beatles, a los 15 años ya estaba dirigiendo su propia orquesta en el colegio.

Su biografía parece una carrera de éxitos trasladada al mundo clásico y a los 47 años ya era director titular de la Orquesta Filarmónica de Berlín, la más prestigiosa del mundo. Hoy y tras estar 16 años en la agrupación germana, Rattle es el conductor de la Sinfónica de Londres, la más emblemática de su país.

Con ella continúa los conciertos en streaming, una iniciativa de la que fue pionero en Berlín y que en tiempos de pandemia se transformó en el formato de facto para ver música. Apacible en sus modales y democrático en el trato con los músicos, Rattle es lo opuesto a la figura tradicional del maestro irascible y autoritario al estilo de Toscanini, Reiner o Karajan.

Tras dar dos conciertos con la Sinfónica de Londres en mayo del 2019 en el Teatro CorpArtes, Rattle y su conjunto renovaron su relación con la fundación para ofrecer 12 conciertos por streaming desde este lunes 16. La llamada temporada Always Playing se dará en el sitio web de CorpArtes (corpartes.cl) y sus entradas están ya a la venta.

Desde Londres, el músico dio una entrevista escrita a Culto.

-¿Qué le parece el panorama musical en la pandemia?

-Antes que nada, creo que hay que decir que este es un momento extraordinario. Sé que ahora se siente como si no pudiéramos hacer una gira nuevamente. Sin embargo, ha sido tan alentador y estimulante ver cómo los músicos y técnicos no se han visto intimidados por la pandemia y se han adaptado rápidamente para seguir haciendo música en nuestros hogares o en el estudio de grabación. También es grato ver cómo la Orquesta Sinfónica de Londres ha trasladado con éxito gran parte de su trabajo educativo al sistema online, ampliando enormemente nuestra presencia digital. Hemos encontrado formas de seguir haciendo lo que mejor hacemos.

-¿De qué manera?

-La Sinfónica de Londres y otras orquestas han logrado grandes avances para acercar la música clásica a través de la educación y el trabajo de divulgación. Pero lo que es alentador en este período es que el interés, la curiosidad y el amor por la música de la gente no se ve disminuido. En estos tiempos difíciles la música se ha convertido en una fuente de consuelo, alegría y estímulo. Me sorprendió este fin de semana el desfile anual del Domingo de la Memoria en el centro de Londres cuando se recuerda a aquellos que han perdido la vida en un conflicto militar. Es una ocasión noble y digna conducida puramente a través de música en vivo, el profundo impacto de dos minutos de silencio y el sonido de un cañón. Sin palabras. Música y sonido comunicando todo.

-En la crisis algunos gobiernos redujeron gastos en cultura, ¿cuál es su opinión al respecto?

-El gobierno de cada país tendrá inevitablemente un enfoque diferente sobre la cultura y las artes. En el Reino Unido, en los últimos años, los sectores creativos y culturales han respondido al deseo del gobierno de que la industria se vuelva más autosuficiente. Las organizaciones culturales británicas han desarrolla-do modelos de negocios que proporcionan fuentes de ingresos desde una variedad de fuentes, ya sea taquilla, derechos de películas, derechos de transmisión, restaurantes, bares y venta al por menor que pue-den funcionar junto con eventos culturales. El gobierno proporciona dinero para el semillero artístico, lo que a su vez genera múltiples ingresos secundarios. El sector cultural ha demostrado ser hábil para adaptarse a esto y también es un imán para otras empresas, creando una minieconomía vibrante. Pero esa es también la razón por la que el impacto de la pandemia ha sido tan profundo en el sector cultural y en las industrias asociadas. La respuesta del gobierno del Reino Unido ha sido ayudar financieramente donde sea posible para posibilitar que sector sobreviva. Creen que una cultura vibrante y robusta contribuye a una sociedad saludable.

-La pandemia impidió las celebraciones por los 250 años de Beethoven...

-La cuestión es que la música de Beethoven será relevante y resonante en todos los años y épocas, no sólo en el aniversario. De alguna manera me alegro de que la pandemia haya impedido un exceso de Beethoven. Así podremos seguir explorando cómodamente sus obras en programas de conciertos en el futuro: su influencia está en todas partes.

-Entre los conciertos que se darán en CorpArtes usted dirige a Stravinsky. ¿Qué lo cautiva de él?

-Igor Stravinsky escribió obras maestras en casi todos los géneros y su capacidad para reinventarse significó que la música que compuso a los 80 años sonaba tan nueva como cuando sorprendió al mundo en 1913 con La consagración de la primavera. Su influencia fue enorme, desde Aaron Copland hasta Maurice Ravel. Al escuchar la música de Stravinsky, uno se deja llevar por su deslumbrante invención. Liberó el ritmo como una fuerza organizadora, construyendo música a partir de pequeños bloques de sonido ingeniosamente tejidos en combinaciones que juegan con nuestros oídos.

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