Marina Mariasch, autora de El Matrimonio: “Como escritora no me preocupa demasiado la coherencia”

La trasandina acaba de publicar en nuestro país –vía Los libros de la mujer rota– una reedición de su primera nouvelle. A medio camino entre el ensayo, la poesía y la narrativa, se niega a catalogarlo en un género y lo define como “una prosa poética que tiene algo de ensayístico”. Más que cuestionar la institución y su rol en la sociedad, Mariasch se propuso hacer una reflexión sobre las limitaciones e imposiciones sociales que van aparejadas al hecho de casarse.


Han sido días movidos para la escritora argentina Marina Mariasch (1973). Ocurre que el gobierno del Presidente Alberto Fernández envió al Congreso de ese país un proyecto que ha causado revuelo. La legalización del aborto hasta la semana 14 de gestación. Ello no la dejó indiferente. “Estuve trabajando en eso –cuenta a Culto–. Estoy trabajando con Vilma Ibarra [secretaria legal y técnica de la presidencia] impulsora del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo que presentó el poder ejecutivo nacional”.

No debiera sorprender el interés de la poeta y narradora trasandina por esos temas. Es parte del colectivo feminista Ni una menos, aunque declara que la lucha por los derechos de las mujeres es algo que siempre ha sido parte de su interés. “Soy parte del movimiento feminista de la Argentina y de Latinoamérica en un sentido, así que sí yo considero que mi literatura es feminista, incluso antes del Ni una menos, incluso antes de ser declarativa, de mente feminista”, dice Mariasch.

Pero lo que nos convoca a conversar con ella es su trabajo literario. En nuestro país acaba de publicarse su libro El Matrimonio, vía Los libros de la mujer rota. Original de 2011, su primera edición fue con la editorial Bajo la luna, en Buenos Aires.

“Este libro llegó a ser editado en Chile gracias a que Claudia Apablaza, editora de Libros de la Mujer Rota, me convoca para publicar primero Estamos unidas, que es una novela posterior que publiqué en Argentina por Mansalva en el año 2015, y luego El matrimonio”, señala Marina.

En rigor, El Matrimonio es un libro que trata sobre una relación conyugal de pareja. Más que una historia lineal, alterna reflexiones sobre la institución del matrimonio con momentos de bastante poesía.

En esa línea, se niega a encasillarlo dentro de alguna de las clásicas categorías de la literatura. “Prefiero escaparle a las definiciones de género en general –dice Marina–. No solo en la literatura. Me parece que eso le corresponde más a las editoriales o a las librerías. Y realmente no me preocupa”, señala la escritora.

Hilando fino, Marina Mariasch se atreve con una definición: “Creo que en todo caso este libro es una prosa poética que tiene algo de ensayístico. No sé si se puede considerar novela, pero en todo caso, si se pensamos en la novela en un sentido más amplio, como me gustaría a mí, sí, creo que se puede pensar como novela”.

“Antes de El Matrimonio yo había escrito varios relatos, había escrito también algunas prosas poéticas en mi primer libro de poemas y como te decía, a mí no me preocupan mucho de las divisorias de géneros en la literatura, así que tampoco creo que me haya vuelto una narradora con todas las de la ley. Así que escribir en prosa poética no es tan distinto, digamos”, añade.

-¿Cómo se te ocurrió escribir esta historia de un matrimonio?

-Cuando escribí El Matrimonio estaba casada, estaba dentro de la institución matrimonial y además estaba estudiando una maestría en Sociología y Análisis de la Cultura. Me parecía que el matrimonio era una institución muy interesante para estudiar y analizar cómo como estructura social, con sus condicionamientos, con su conformación, con sus transformaciones. Y me puse a estudiar y a leer sobre eso, cruzando mi experiencia personal con las lecturas teóricas.

-La escritura de este libro tiene bastantes momentos poéticos, ¿la calificarías de prosa poética?

-Sí, creo que tiene esa característica de prosa poética, pero a la vez no necesariamente metafórica o metafísica. Parece o puede parecerlo, pero es muy concreta en cada en cada elemento que nombra, en su materialidad.

-Leyéndolo se nota que tu intención no fue hablar del amor sino del desamor, el desencanto. ¿Fue esa tu idea?

-En general no escribo con una idea previa. Creo que el amor y el desamor existen en una tensión constante. No creo que se pueda hablar de uno sin el otro. Me parece que existen en una convivencia permanente. No es una cosa o la otra.

-En un momento, ambos esposos tienden a escaparse refugiándose en adolescentes. Ella en base a una chica que observa, y él siguiendo a unos jóvenes. ¿Por qué esta decisión?

-Bueno, justamente es eso que preguntas, que tienden a escapar refugiándose en adolescentes. Creo que hay algo de esa fuga que tiene que ver con una fuga hacia hacia el pasado, hacia una juventud perdida, hacia una libertad perdida, hacia una posibilidad de vagar por la ciudad sin control, sin horarios, sin rutinas que en este momento de su vida ya no tienen.

-Hay dos puntos de vista. Un narrador externo que hace una observación del matrimonio, y la voz de ella. ¿Fue muy complicado juntar ambas voces sin perder coherencia?

-Fue un poco complicado juntar todo lo que escribo, porque cuando escribo no pienso mucho en la coherencia. Pero también debo confesar que a mí como escritora no me preocupa demasiado la coherencia. No es una de mis mayores preocupaciones.

Por un lado, hay, como decís vos, un narrador externo que mira todo con cierto distanciamiento, como si el matrimonio estuviera colocado en una cajita de cristal o fuera visto atrás del vidrio de un microscopio en un laboratorio. Y por otro lado, se cuela esa primera persona más, más en primer plano, más descarnada, que aparece como experiencia más palpable.

“Para mí casarse fue hermoso”

Escritora, pero también académica, Marina Mariasch es profesora en la carrera de Artes de la Escritura de la UNA (Universidad Nacional de las Artes). Ocurre que es Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires y tiene la mencionada maestría en sociología. Con ese background, no es de extrañar que enfocara el libro desde una perspectiva teórica.

-¿Recuerdas qué autoras y autores leías o se impregnaron mientras escribías El Matrimonio?

-Mientras escribía El Matrimonio, yo leí muchísima teoría, leí desde Engels y su Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, hasta la Estética del matrimonio de [Soren] Kierkegaard, Matrimonio y moral de Bertrand Russell, La familia de Lacan. Todo lo que tuve a mi alcance de todo lo que lo que pude conseguir sobre el tema. También leí a Norbert Elías sobre el matrimonio. Todo, todos lo que pude conseguir. Y después me acuerdo de haber leído, por ejemplo, la novela Deseo del Elfriede Jelinek, que me sonó muy cercana en el registro pero no la conocía cuando escribí este libro. La leí mucho después, cuando Jelinek ganó el Premio Nobel de Literatura.

-Con este libro, ¿Quisiste cuestionar la institución del matrimonio?

-A mí me parece que más que criticar la institución matrimonial que es algo que por supuesto aparece, se trata de pensar en cuáles son todas las limitaciones e imposiciones familiares sociales que aparecen cuando uno entra a la institución. A a mí me parece muy interesante el matrimonio, la pareja, la convivencia, el amor. No quiero vapulearlo sino quizás hacer visibles los roles instituidos, las presiones que tienen que ver sobre todo con el papel en la instancia productiva, la procreación, el cuidado de los niños, el cuidado de la casa, la productividad económica. Y como todo eso erosiona de alguna manera, quizás en lo romántico.

-Independiente del libro, ¿qué visión tienes tú del matrimonio como institución?

-Para mí casarse fue hermoso. Yo estuve casada. Separarme fue horrible. Y me volví a casar. Me encanta el matrimonio. Soy muy admiradora de quienes puedan sostenerlo con amor, lealtad y compañerismo.

-Integras el colectivo feminista Ni una menos. ¿De qué forma crees tu que el feminismo está presente en la literatura? (Construcción de personajes, tramas, etc).

-Me parece que eso se manifiesta de distintas maneras, se manifiesta desde la autogestión, se manifiesta desde la ruptura con el canon, desde un posicionamiento frente a los lugares de legitimación ya concebidos por el canon y las instituciones.

No te puedo responder por la construcción de personajes, de tramas porque no es lo mío, no me dedico a eso, a ese tipo de narrativa. Pero sí creo que lo feminista, en la literatura, se puede dar de muchas maneras. Desde un posicionamiento ante el mercado editorial, frente a lo que se considera prestigioso, frente a los cánones, a lo que se espera que escriban las mujeres.

La parte de la pandemia

Argentina vive una de las cuarentenas más extensas del planeta producto del coronavirus. Comenzó el pasado 20 de marzo y finalizó el 9 de noviembre, completando 234 días. Eso sí, acota que no fue algo tan estricto. “Hubo varias liberaciones de actividades a lo largo de este tiempo y que se han retomado distintas actividades. Así que no ha sido tan traumático”.

-¿Cómo has sobrellevado los efectos de la pandemia en Argentina?

-Para para quienes tenemos la suerte de tener un hogar donde permanecer, un techo, la verdad es que no hay mucho para quejarse. Sí, me parece que fue muchísimo más duro para las personas que están en situación de vulnerabilidad y que por ahí no tenían donde quedarse, o fueron perdiendo sus trabajos y se fueron quedando sin casas. Eso sí fue muchísimo más duro y eso es lo que más hay que atender.

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