La historia de las dos obras desconocidas de Violeta Parra con huellas de la cantautora

Las obras fueron cedidas desde Argentina y serán exhibidas en la Sala del Museo Violeta Parra en las dependencias del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), sede Quinta Normal, que se inaugurará durante el mes de agosto.


Dos son las obras que el Museo Violeta Parra ha adquirido de la artista chilena, las que originalmente le pertenecían a Joaquín Blaya, diputado regional de La Pampa en Argentina y amigo de la cantautora.

Ambas fueron creadas en su estadía en la ciudad de General Pico, ubicada en la provincia de La Pampa, en Argentina. La llegada al país trasandino, en 1961, se tradujo en una fructífera estadía, donde la figura del diputado Joaquín Blaya fue muy importante en el destino de Parra.

La arpillera y la escultura fueron resguardadas, primeramente, por el hijo del diputado, Rodrigo Ariel Blaya, y luego por el sobrino nieto de este, Felipe Álvarez, durante muchos años, hasta decidir entregarlas a la institución museal, donde estarán expuestas al público y serán conservadas de forma adecuada.

“En el año 1961, Violeta Parra llegó a General Pico, La Pampa, aparentemente por un problema de uno de sus hermanos. Para ayudarlo, se acercó a mi tío para ver una solución y él se comprometió, siempre y cuando se quedara un período en la ciudad, haciendo clases a los niños, tocando guitarra, y así fue. Se quedó un par de meses y generó una relación muy profunda con Joaquín”, explicó Álvarez a través de un comunicado.

“El museo está muy reconocido con Felipe Álvarez pues tuvo una actitud desprendida al entregar obras sentimentalmente ligadas a su familia para que sean apreciadas, de manera gratuita, por toda la comunidad. Durante el proceso de conservación, tuvimos la emocionante sorpresa de encontrar dos huellas dactilares de Violeta Parra en el barro que moldeó.”, revela la Directora del Museo Violeta Parra, Cecilia García-Huidobro.

Las obras en cuestión son una arpillera de 59.5 cm de alto y 49.5 de ancho, tejida con lana en tela de yute, y una escultura de una cabeza hecha en arcilla de 16 cm de alto, 10.5 de ancho y 12 cm de profundidad.

Además, luego de un exhaustivo tratamiento de conservación por parte de Pablo Marfán y Carolina Morales, se descubrió que la obra de cerámica tenía dos huellas dactilares de Violeta Parra, las que se encontraban cerca de la nariz de la escultura.

“La pieza se encuentra en perfecto estado de conservación. Lo único que se ha hecho es una limpieza para retirar la grasa que puede tener la obra producto de la manipulación. Fuera de eso, no ha necesitado otro tipo de intervención”, dijo el conservador del Museo Violeta Parra, Pablo Marfán.

Las obras serán exhibidas en la Sala del Museo Violeta Parra en las dependencias del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), sede Quinta Normal, que se inaugurará durante el mes de agosto.

“Los museos tienen un carácter permanente, que mira hacia las próximas generaciones. Una de nuestras tareas ha sido recuperar obras conocidas, como es el caso de la arpillera ‘La Huelga de los Campesinos’, pero siempre es una alegría detectar obras que no se conocían. Como Violeta Parra no llevó un inventario ni registró sus creaciones, es una cantera donde pueden seguir apareciendo tesoros.”, añade Cecilia García-Huidobro.

Finalmente, Felipe Álvarez precisó a través del texto: “Yo creo que es mejor que las cosas no estén en manos de privados y es mejor pasarlas a un museo donde se puedan conservar mejor. Y eso es una experiencia constatada”.

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