Morgan Freeman: los complejos últimos años del actor que dijo sí a Qatar

Foto: AP Photo/Manu Fernandez

Ganador del Oscar y voz y rostro inconfundible de Hollywood, el intérprete de 85 años se transformó en la principal estrella en aceptar participar en la cita. El suceso le vuelve a dar visibilidad a una carrera que ha perdido luces y que se vio golpeada por un artículo de 2018 en que un grupo de mujeres aseguraba que realizaba "comentarios inapropiados" en las filmaciones y en las oficinas de su productora.


Alguna vez contó que la voz con la que el mundo lo conoció no había sido un regalo natural. “Tenía un acento sureño muy fuerte”, reconoció a su entrevistador, el presentador de televisión Conan O’Brien.

Nacido en Tennessee y criado en Mississippi, el actor ajustó su registro en California, mientras estudiaba en Los Angeles City College. Un instructor le enseñó de dicción y desarrollo de voz, hasta encontrar el timbre con el que se hizo popular en películas como Driving Miss Daisy (1989) y Los imperdonables (1992).

El mismo vozarrón que se escuchó este domingo en la ceremonia de inauguración del Mundial de Qatar. El intérprete de 85 años fue la principal figura de la cita realizada en el Estadio Al Bayt, asumiendo la responsabilidad de entregar el mensaje que la organización quiso acuñar en la apertura.

US actor Morgan Freeman, left, sits on the stage at the opening ceremony prior he World Cup, group A soccer match between Qatar and Ecuador at the Al Bayt Stadium in Al Khor, Sunday, Nov. 20, 2022. (AP Photo/Natacha Pisarenko)

“Lo que nos une es más grande de lo que nos divide. Somos una gran tribu y la Tierra es nuestra tienda”, planteó. “Juntos podemos hacer el llamado para que todos nos unan. Esta es una llamada al mundo entero. El fútbol une a personas y naciones. Hay un hilo común de esperanza y respeto. El fútbol expande el mundo, une a las naciones en su amor por este precioso juego. Lo que hace a las naciones estar juntos, hace estar juntas a las comunidades. Todos tenemos una historia de fútbol, y Qatar también”.

En una ceremonia recibida con tibieza por espectadores y expertos, la inclusión de Freeman fue lo más llamativo junto a la presencia del cantante Jungkook, miembro de la banda surcoreana BTS. Ambos artistas rompieron con la seguidilla de negativas que habrían recibido los organizadores de parte de figuras como Shakira, Dua Lipa, Rod Stewart y alguna otra que hasta ahora se ha mantenido en reserva.

La estrella de Sueños de libertad hasta ahora no ha hablado públicamente sobre los motivos que lo llevaron a tomar la propuesta, pero su disposición a aceptar el riesgo -de recibir críticas por acudir a una sede cuestionada por múltiples razones- puede entenderse a la luz del recorrido más reciente

Nominado cinco veces a los Oscar (ganador en una oportunidad, por Million dollar baby, de Clint Easwtood), el actor lleva un tiempo dedicado a proyectos en su mayoría olvidables. Uno de sus más recientes estreno fue Duro de cuidar 2 (2021), película en la que compartió cartel con Salma Hayek, Ruan Reynolds y Samuel L. Jackson que pasó sin pena ni gloria por los cines.

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Antes, en 2019, lideró Angel has fallen, tercera parte de la saga de acción en que encarna a Allan Trumbull, presidente de Estados Unidos que enfrenta múltiples y fantasiosas amenazas.

Fuera de las balas y las secuencias espectaculares, ha hecho varios proyectos con colegas de su generación o de generaciones cercanas, incluyendo una participación especial en la tercera y última temporada de El método Kominsky, la serie de Netflix protagonizada por Michael Douglas. También ha sumado a su filmografía cintas con distribución limitada y un rol en la serie Solos (Prime Video) que tampoco trascendió ni entre el público ni los especialistas.

Los años más recientes del actor han estado definidos por una reducción de sus apariciones públicas y escasas entrevistas a medios. Bajos esos términos es que su trayectoria ha continuado después del remezón que enfrentó en 2018. CNN publicó un artículo en que ocho mujeres denunciaban que el intérprete hacía “comentarios inapropiados” en el rodaje o en las oficinas de su productora, sumándose a la oleada de personalidades del espectáculo apuntadas como responsables de actos similares.

“Me disculpo con cualquiera que se sintiera incómodo o falta de respeto, esa nunca fue mi intención”, replicó Freeman en una declaración pública. El caso no tuvo mayor repercusión, en especial luego de que una de las supuestas víctimas señalara que un video citado en la publicación habría sido “tergiversado”.

Desde entonces Morgan Freeman no se ha referido públicamente a esa acusación y ha preferido mantener un perfil más sobrio. Hasta que este domingo apareció en Qatar para despertar múltiples preguntas en los espectadores del mundo.

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