
El kilómetro que une a madre e hija: la historia de Paola Muñoz y Javiera Garrido en el Mundial de Ciclismo Pista de Chile
Este miércoles comienza el certamen planetario en el velódromo de Peñalolén.

El ciclismo chileno está a punto de vivir un momento sin precedentes. Paola Muñoz, una de las figuras más destacadas del deporte nacional en los últimos 25 años, no solo será protagonista en el Campeonato Mundial de Ciclismo Pista que se disputará en Chile, sino que lo hará junto a su hija, Javiera Garrido, marcando un hito en la historia de la disciplina.
“Es demasiado emocionante”, confiesa Muñoz a El Deportivo. “Me ha tocado abrir camino en un deporte históricamente machista desde los años 2000. Hoy nuevamente soy parte de una historia potente para el ciclismo nacional”, añade. La ciclista de 39 años suma ya cinco mundiales entre categoría junior y élite, y ahora se prepara para su sexto campeonato internacional en medio de un contexto especial: competir como local.
El escenario es el renovado velódromo de Peñalolén, infraestructura que, según Muñoz, se encuentra entre las mejores del mundo. “Todavía hay detalles que se pueden pulir, como la climatización, pero hoy no tenemos que envidiarle nada a ningún velódromo de primer nivel”, asegura.
El Mundial reunirá a 359 ciclistas de 39 países. Para Muñoz, la preparación del equipo ha sido intensa y estratégica, con un calendario que incluyó dos fechas internacionales UCI y competencias locales clave como los criteriums de La Vuelta de Copec. “Hemos podido traspasar experiencia a las nuevas generaciones, incluida mi hija, que ya ha hecho historia como finalista en el Mundial Junior del año pasado en China”, relata la atleta.

Madre e hija, juntas
Javiera Garrido no llega a la cita como una novata. Líder del ranking mundial en dos pruebas juveniles y máxima medallista de los Juegos Panamericanos de la Juventud, la joven ciclista ha heredado la garra y disciplina de su madre. “Desde chica mostraba energía, curiosidad y determinación. Cuando empezó a entrenar con nosotros, le dije que sería duro porque tendría que ganarse su espacio y demostrar su propio nombre. Y lo hizo”, recuerda Muñoz.
“Tiene una garra y un motor envidiable. El año pasado fue líder del ranking mundial en dos pruebas, algo nunca visto en Chile. Es maravilloso poder traspasarle todo lo que sé. No siempre es fácil, porque a veces hay resistencia a las críticas, pero las asimila bien y las transforma en rendimiento”, complementa.
El vínculo entre madre e hija trasciende lo familiar. Es pedagógico y estratégico. Paola guía a Javiera en cada detalle, desde la técnica en curvas hasta la sincronización en pruebas de velocidad por equipos. Ambas compartirán el velódromo en pruebas exigentes, como el kilómetro y la velocidad olímpica, buscando batir récords nacionales y alcanzar top 10 a nivel mundial. “Es un objetivo ambicioso, pero somos dueños de casa y eso nos da un plus”, explica Muñoz.
De hecho, en la prueba del kilómetro, Muñoz representará a Chile como titular y Garrido aparece como sustituta. Una situación que en la antesala del certamen tuvo que definirse por rendimiento. “Tengo que hacer un selectivo con mi hija, porque estamos muy parejas. Ambas somos las más rápidas del país en esa prueba”, explicaba.
El crecimiento del ciclismo femenino en Chile es innegable. Según la ciclista, hoy las mujeres del pedal nacional están incluso más fuertes que los hombres, con corredoras profesionales compitiendo en Estados Unidos, Europa y Colombia. “El ciclismo femenino ya se abrió camino y lo estamos demostrando. Yo, con 39 años, sigo vigente y hoy traspaso toda mi experiencia a mi hija y a las nuevas generaciones”, comenta.
Más allá de los resultados, Muñoz subraya la dimensión simbólica de su participación. Ser madre y atleta activa, compartiendo un mundial con su hija, le da un significado especial a toda su trayectoria. “Para mí representar a Chile es un honor, no solo la medalla. Poder transmitir profesionalismo, estrategia y pasión a la próxima generación es algo que valoro mucho”, afirma.
En la intimidad de su preparación, Muñoz confiesa que acompañar a su hija implica un nerviosismo constante. “Me como las uñas y el estómago se me aprieta, porque cualquier caída duele doble, pero verla aprender y aprovechar cada experiencia es maravilloso”. Javiera, a su vez, se siente protegida y motivada por la compañía de su madre.
“Mi marido, Gonzalo Garrido, es nuestro entrenador. Toda la familia vibra con la bicicleta. Estas carreras nos han servido como preparación para el Mundial. Correr en casa no es lo mismo que afuera, y estamos aprovechando todo al máximo. Creo que quien más ha aprendido es ella. Ojalá pronto la veamos en unos Juegos Olímpicos o en un mundial sacando medallas”, remarca Muñoz.
La venta de entrada para el certamen ha sido un éxito. El recinto, con capacidad para 1.500 espectadores, supera el 85% de adquisición de boletos. De acuerdo con la organización, las jornadas del sábado 25 y domingo 26 rozan el lleno total, mientras que los días miércoles 22, jueves 23 y viernes 24 mantienen una mayor disponibilidad durante las sesiones matutinas. Estas competencias ofrecen una excelente oportunidad para presenciar finales por medallas y pruebas clasificatorias con grandes figuras internacionales, en un ambiente más familiar y cómodo para el público.
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