Una caldera. En eso se transformó el Nicolás Cahuán tras el errático desempeño del árbitro Benjamín Saravia, en el triunfo de Colo Colo sobre Unión La Calera por la cuenta mínima.

El enojo público local y de la banca cementera comenzó en el minuto 60, cuando el balón da en la mano de Saldivia -tras un rebote- y el colegiado no cobró el penal que todo el estadio pidió con fuerza. Luego vinieron una serie de cobros y tarjetas que tampoco gustaron a los anfitriones, como la falta que sancionó de Campos sobre Vidal que nunca existió, y todo terminó en escándalo.

Apenas, Saravia sentenció el encuentro, todos los caleranos se le fueron encima para reclamarle por su desempeño y el hombre de negro comenzó a repartir tarjetas rojas. Una de ellas fue para el entrenador Walter Lemma, quien no reaccionó bien ante la cartulina y cuando se armaba la tole-tole le tiró una patada al árbitro y para suerte de ambos no logró darle.

Ahora habrá que esperar si el informe de Saravia consigna el intento de agresión, pues de hacerlo el otrora ayudante de Gustavo Quinteros se expone a penas del infierno de parte del Tribunal de Disciplina de la ANFP (de cuatro a diez fechas de suspensión).

Mira el penal no cobrado a La Calera: