Jaime Bayly
06 DICIEMBRE
Resignado entonces a pagar por la segunda fiesta matrimonial o secuela nupcial de mi hija recién casada, no me quedó más remedio que negociar avariciosamente con ella, tratando de rebajar todo lo posible la cantidad exorbitante que me había pedido.
Cómo jugar polo con caballos enanos: un relato de Jaime Bayly
29 NOVIEMBRE
Mi hija y su novio no han querido jurarse amor eterno en una confesión religiosa, frente a un pastor iluminado y baboso, o un clérigo barbudo y casposo. Mi hija fue bautizada en la fe católica, aunque no ejerce dicho credo, porque, como yo, tiende a pensar que los dioses y las vírgenes son nobles invenciones humanas.
La fiesta inolvidable: un relato de Jaime Bayly
22 NOVIEMBRE
15 NOVIEMBRE
08 NOVIEMBRE
Un amigo de toda la vida, al que no he visto casi toda la vida, ha fundado un partido político, lo que en mi país es un trámite tan frecuente como abrir un restaurante o una cafetería, y se ha postulado a la presidencia de la república, uno entre decenas de candidatos que aspiran a dicho cargo.
Por qué no me atreví a ser presidente: un relato de Jaime Bayly
01 NOVIEMBRE
A pesar de que me matricularon en un colegio británico, nunca hablé inglés tan bien como mi abuelo y mi padre. Sin embargo, en la escuela lo hablaba con un mínimo decoro porque ciertos profesores angloparlantes, extranjeros al idioma español, me obligaban a hacerlo. Ahora lo hablo fatal, cada vez peor.
Cómo me dejó el inglés: un relato de Jaime Bayly
25 OCTUBRE
18 OCTUBRE
No me enorgullece recordar que me rebajé al deshonor de ser adicto a la cocaína durante cuatro años que pudieron costarme la vida. Cuando me han preguntado cómo dejé de aspirarla, cuando yo mismo he recordado en qué circunstancias me liberé de aquella dependencia, he respondido la verdad: no me sometí a ninguna terapia de desintoxicación ni tratamiento médico para regenerarme, lo que me salvó fue trabajar en televisión.
Esos polvos satánicos: un relato de Jaime Bayly
12 OCTUBRE
04 OCTUBRE
Mientras conduzco por la autopista, pienso que debería hablar con el gerente de la televisora, y ponerme firme, altivo, insobornable, y comunicarle que no haré más propagandas a la bebida energizante, a la gaseosa azucarada, a la cerveza en lata y al chocolate de leche. Me siento un cínico, una mala persona, un manipulador desalmado, cuando le pido al público que consuma unos productos que probablemente no le conviene comprar.
Es otoño en el corazón: un relato de Jaime Bayly
28 SEPTIEMBRE
Tardó pocos días mi exesposa en mudarse a su nueva casa, acompañada de su novio francés. Parecían contentos. Pasaban las tardes bebiendo vino, escuchando música y fumando en el jardín, al pie del roble cuya sombra parecía protegerlos de todas las cosas malas. Tiempo después, una tarde ya de invierno, mi exesposa tocó el timbre de la casa de mi madre, entró deprisa y gritó.
Ha ocurrido un milagro: un relato de Jaime Bayly
20 SEPTIEMBRE
Mi hermana fue entonces la mujer que vivió muchas vidas: la poeta furtiva que se desmayaba en el periódico y bailaba en las fiestas conmigo; la monja de clausura que entregó su libertad para adorar a Dios; y finalmente la poeta de culto y corredora de olas que se casó, fundó una familia y volvió a escribir poesía, ahora cerca del mar. Tuvo por lo menos tres vidas extraordinarias y dejó escritos dos poemarios.
Monja y poeta: un relato de Jaime Bayly
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