Habitación 106, el juicio a Nicolás Zepeda: Historia de un crimen que conmocionó a tres países

Hace cinco años, la estudiante japonesa Narumi Kurosaki desapareció en Besanzón, Francia. Todos los indicios seguidos por las autoridades locales apuntaban a la responsabilidad de su expareja Nicolás Zepeda Contreras. La investigación reveló un tormentoso romance, la posesiva personalidad del joven chileno y sus sospechosos movimientos por Europa. Aquí presentamos un extracto de la audiohistoria hecha por La Tercera con las claves del caso, que ya ha sido visitada por más de 20 mil personas.


Relaciones tormentosas

En 2014, una beca del gobierno japonés le permitió a Nicolás Zepeda entrar en la Universidad de Tsukuba como estudiante de intercambio.

Antes de que empezaran sus problemas judiciales y desapareciera de internet, la plataforma Last FM indicaba que Zepeda tenía como artistas favoritos a David Guetta y Calvin Harris. Quizás ese gusto por la electrónica lo llevó a probarse como DJ en Japón. En octubre de 2014, mientras ponía música en una fiesta, conoció a Narumi Kurosaki. La joven japonesa también estudiaba en la Universidad de Tsukuba, aunque era casi cinco años menor. Por entonces, Zepeda salía con otra estudiante, pero terminó con ella para comprometerse con Narumi. Ambos comenzaron una relación más seria en febrero de 2015.

Taeko Akiyama conoció a Zepeda en marzo de ese año, cuando este ayudó a Narumi con una mudanza. Ella recuerda que el chileno mostró interés por la historia familiar. Su situación económica era más compleja. Los padres de Narumi eran separados y ella, como hermana mayor, trabajaba a medio tiempo para ayudar a su mamá. Zepeda también pidió ver los álbumes de fotos, parecía un joven cariñoso. Akiyama se llevó una buena primera impresión, pero al poco tiempo se dio cuenta de que también era un hombre celoso.

Taeko Akiyama: Sé que Nicolás le ordenaba a Narumi que eliminara de las redes sociales a sus amigos hombres y le prohibía que estuviera en su departamento con hombres, siendo que Nicolás se quedaba con una amiga en su departamento.

Nicolás Zepeda regresó a Chile en mayo de 2015. Akiyama recuerda que el chileno lloró amargamente en el aeropuerto. La pareja intentó mantenerse a distancia, pero terminaban y volvían constantemente. Zepeda se ofreció a pagarle a Narumi un pasaje a Chile para tratar de revivir la relación. Ella estuvo en Chile entre septiembre y octubre de 2015. Conoció a la familia de su novio y recorrió Valparaíso y Santiago. Luego tuvieron que volver a separarse, pero Zepeda sugirió que buscaría una forma de volver a Japón apenas terminara su carrera.

Y así lo hizo. En abril de 2016 ya estaba de regreso en Tokio. Buscó algún trabajo o una pasantía que le permitiera establecerse, pero pasaron los meses y no tuvo éxito. Además, Narumi ya tenía otros planes. Había postulado a una beca para estudiar Administración y Finanzas en la Universidad del Franco-Condado, en Besanzón. En agosto, cuando Narumi partió a Francia, los problemas de la pareja se agravaron. Sus intercambios por teléfono o mensaje de texto se volvieron cada día más violentos, particularmente del lado de Zepeda. Este le exigía eliminar de redes sociales a sus nuevos amigos de la universidad.

El 5 de septiembre, por ejemplo, intercambiaron 646 tensos mensajes.

Nicolás Zepeda: Destruiste todo con tus mentiras. Me haces ver como tonto porque no estoy en Francia.

Narumi Kurosaki: No voy a aceptar que me llames mentirosa.

Nicolás Zepeda: Demuéstrame que eres seria, quiero ver tu compromiso. Decides defender a tres tipos que conociste la semana pasada. ¿Quieres que les envíe un mensaje por Facebook diciendo que eres mi pareja y que dejen de andar detrás de ti?

Narumi Kurosaki: Nunca suprimiré a Rafa y Arthur. Hablamos más tarde.

Nicolás Zepeda: Voy a perder la paciencia, Narumi. Me has tratado como basura.

Dos días después de esa pelea, Zepeda subió un amenazante video a Dailymotion. Mirando directamente a la cámara y hablando en inglés, le recordó unas condiciones que le había exigido para salvar la relación. Cuando le consultaron sobre esta grabación en el juicio, explicó que se trataba de un testimonio personal, como escribir en un diario íntimo.

Nicolás Zepeda: Narumi hizo algunas cosas malas que le costaron tener que seguir ciertas condiciones para mantener esta relación (…) Si sigue las condiciones por dos semanas, las dejaré sin efecto (…) Ella debe reconstruir la confianza y pagar un poco del costo de lo que hizo y asumir si va a cometer esos errores con una persona que la quiere.

El quiebre definitivo ocurrió el 8 de octubre. Narumi le reprochó a Zepeda su falta de apoyo con un supuesto embarazo, que nunca fue corroborado. Los investigadores franceses tradujeron la conversación del inglés al español de la siguiente forma:

Narumi Kurosaki: Jamás olvidaré que me embarazaste; nunca te hiciste responsable de mi embarazo, de mi hijo.

Nicolás Zepeda: Recuerda, yo quería que verificáramos eso antes de que te fueras (…) Vine a Japón y tú te escapaste a Francia. Nos destruiste con tu egoísmo.

Narumi Kurosaki: Vete a la mierda.

Esta fue la última conversación que ambos tuvieron hasta la inesperada visita de Zepeda a Francia. Un mes después, el chileno regresó al país e inmediatamente se internó en una clínica especialista en desórdenes conductuales. Cuando se le preguntó sobre esta situación durante el juicio, aseguró que no tenía nada que ver con su quiebre con Narumi.

Nicolás Zepeda: Sufrí un choque cultural inverso.

Material inflamable

Dos meses después del quiebre, Zepeda viajó a Europa. Dice que quería analizar la posibilidad de continuar sus estudios allá.

Luego de hacer escala en Madrid y aterrizar en Ginebra, Nicolás Zepeda llegó en bus a la ciudad francesa de Dijon el miércoles 30 de noviembre de 2016. A las 17.17 horas, recogió en la misma estación el Renault Scenic que había reservado por 237 euros un par de semanas antes. También cargó una tarjeta telefónica de prepago y recorrió la ciudad. Ya de noche, manejó una hora hasta Besanzón, donde se encuentra la Universidad del Franco-Condado. Precisamente ahí estudiaba Narumi Kurosaki.

Zepeda llegó a los alrededores del campus después de medianoche y decidió pasar la noche en el auto. La pregunta era inevitable en el juicio.

Fiscal Manteaux: ¿Por qué dormir en el auto como un vagabundo?

Nicolás Zepeda: Cuestión de dinero.

Fiscal Manteaux: ¿Cuánto es el sueldo mínimo en Chile?

Nicolás Zepeda: No lo sé.

Fiscal Manteaux: Eso da cuenta de que usted nunca tuvo apuros económicos. Son 400 euros. Usted gastó 1.350 euros. Cuando uno gasta ese dinero, no se priva de gastar 35 euros en un alojamiento.

Zepeda regresó a Dijon cerca del mediodía del jueves 1 de diciembre. Un poco antes de las cuatro, pasó al supermercado Carrefour del mall Toison d’Or y se llevó un bidón de cinco litros de combustible para estufa marca Winflamm, un detergente con cloro y una caja de fósforos. La cuenta fue de 9,80 euros. Esta extraña compra es uno de los indicios más relevantes para la fiscalía de la presunta responsabilidad de Zepeda en la desaparición de Narumi. ¿Para qué podía necesitar esos materiales inflamables?

Nicolás Zepeda: Trabajé en una agencia de arriendo de autos en Estados Unidos y me enseñaron que siempre hay que tener un bidón para cargar combustible si las estaciones están lejos (…) El bidón lo compré porque lo vi en oferta y se ajustaba a la necesidad que tenía en ese momento. No sabía si lo iba a necesitar.

Durante el juicio, Zepeda también explicó que necesitaba el detergente para limpiar una mancha de chocolate derretido en el auto y que la caja de fósforos tenía un diseño que simplemente le pareció bonito. Cuando le tocó su turno, el abogado querellante Randall Schwerdorffer no pudo evitar la ironía.

Abogado Schwerdorffer: ¡Así que el único souvenir que se llevó de Dijon fue una caja de fósforos! ¡Y lo compró junto a un combustible!

Nicolás Zepeda: Si no estuviera acusado, a nadie le extrañaría.

Las compras no fueron las únicas actividades de esa tarde que Zepeda tuvo que explicar. Según los registros del GPS de su auto, Zepeda recorrió caminos secundarios del departamento vecino de Jura, una zona de exuberante vegetación y corrientes de agua. Finalmente se detuvo por casi tres horas en un punto oriental del bosque de Chaux.

Nicolás Zepeda: Es un viaje de Dijon a Besanzón en el que quise conocer los pequeños pueblos que hay en la ruta. Hay luces de Navidad, árboles adornados; me llama la atención cómo viven eso en invierno.

Esa noche, el auto de Zepeda nuevamente fue detectado en el campus de la Universidad del Franco-Condado. Su sospechosa presencia se repetiría en días posteriores, hasta el reencuentro con Narumi. Finalmente, el 2 de diciembre, Zepeda tomó una habitación en el hotel-restorán “La Table de Gustave”, en Ornans, un pueblo emplazado 25 kilómetros al sur de Besanzón. Fue en este lugar donde pasó más tiempo, como afirman testigos.

De sus actividades diurnas no se sabe demasiado, pero el registro de la tarjeta de crédito ubica a Zepeda en Besanzón. En la tarde del 3 de diciembre entró en la tienda H&M de la ciudad y se llevó una chaqueta azul y una camisa blanca por 80 euros. El juez Matthieu Husson le preguntó al acusado si había comprado la ropa teniendo en mente la cita con Narumi; este aseguró que no.

Al día siguiente, Zepeda estrenó su nueva tenida cuando se reencontró con su expareja.

Sombra en el campus

Al segundo día del juicio, la abogada de Nicolás Zepeda, Jacqueline Laffont, protestó con fuerza el intento de la fiscalía y los querellantes por introducir una prueba hasta entonces desconocida para la defensa y para los jueces. Se trataba de un video de las cámaras de seguridad de la Universidad del Franco-Condado que data del 1 de diciembre de 2016. Las imágenes mostraban a una persona de abrigo negro y capucha rondando la residencia Theodor Rousseau, donde Narumi tenía su habitación.

En realidad no se trataba de una nueva prueba, sino de un descubrimiento reciente del investigador David Borne al revisar un video que siempre estuvo dentro del expediente.

David Borne: Tiene un comportamiento sospechoso. Mientras seguía mi investigación, me di cuenta de que a esa hora, a las 12.32 am, Nicolás Zepeda estaba en el campus. A las 1.11 am vemos al mismo hombre pasar frente a la cámara. Luego, lo vemos tomando una foto en el frontis del edificio. Esta sombra pasa varias veces durante la noche por una zona habitualmente desierta.

Zepeda había llegado esa tarde a Besanzón y efectivamente estaba allí, estacionado en el campus, a la hora en que el registro fue tomado. Él mismo lo reconoció. Lógicamente, su negativa fue categórica cuando le preguntaron si era él quien aparecía en las imágenes.

Había otras pruebas relacionadas con el misterioso personaje, potencialmente más difíciles de contrarrestar que un video de mala resolución. Habían sido incluidas en los primeros meses de la investigación. Se trataba de los testimonios de dos estudiantes extranjeras, Rachel Roberts y Nadia Ouaked, quienes se habían encontrado dentro de la misma residencia con un hombre ajeno a la universidad. Roberts declaró que la tarde del 2 de diciembre se topó de golpe con un sujeto de abrigo negro y guantes en la cocina del primer piso.

Rachel Roberts: Cuando abrí la puerta dio un pequeño salto hacia atrás y desapareció. Me habló algo con acento americano. Parecía estar ocultándose, actuaba de forma sospechosa (…) Cuando después me mostraron las fotos comencé a llorar, porque entendí que podía ser el asesino.

La policía le presentó a Roberts un set de ocho fotos para que identificara al hombre de negro; ella señaló la foto de Nicolás Zepeda. Lo mismo hizo la argelina Nadia Ouaked cuando fue consultada. Ella recordaba a un individuo de 24-25 años, ojos verdes, de apariencia hispana y pelo negro. Al igual que Roberts, se lo había encontrado en la cocina esa misma semana.

El fiscal Manteaux destacó un detalle importante: la descripción entregada por Roberts calzaba con la vestimenta que el hombre registrado en video estaba usando ese mismo día, el 2 de diciembre. Luego agregó que el auto de Zepeda siempre se encontraba en el campus cuando el misterioso sujeto de negro se metía en el encuadre de la cámara. Esto ocurrió 11 veces en los días previos a la desaparición de Narumi.

El chileno, una vez más, negó todo lo que había sido expuesto.

Nicolás Zepeda: La primera vez que entré a ese edificio fue con Narumi. Encuentro que estos testimonios son muy extraños. Yo no soy esa persona, solo es una hipótesis. Como todos, estoy tratando de encontrar una explicación lógica.

Retrato del reencuentro

La expareja se reunió en la tarde del 4 de diciembre. Zepeda asegura que fue algo “fortuito”, una versión que sus acusadores consideran absolutamente inverosímil. La cita terminaría a altas horas de la noche, entre gritos, en la pieza de Narumi Kurosaki.

Nicolás Zepeda recuerda que el encuentro del 4 de diciembre fue casual. Es cierto que su presencia constante en el campus de la Universidad del Franco-Condado creaba una oportunidad, pero él prefiere verlo como algo natural. Su versión es que estaba en el auto cuando Narumi le golpeó la ventana del lado del pasajero. Ella venía llegando de sus clases de baile y de haber pasado la noche junto a su nueva pareja, Arthur del Piccolo, uno de los amigos de Narumi que Zepeda quería eliminar de sus redes sociales.

A los investigadores del caso les cuesta creer que los eventos de esa jornada hayan comenzado así. Durante el juicio, el fiscal Manteaux le preguntó -exasperado- cómo era posible que hubiera viajado desde tan lejos y pasado tanto tiempo en el campus sin acercarse a ella.

Nicolás Zepeda: No estaba seguro de poder materializar la idea que tenía en mente. Estaba avergonzado de mí mismo… Tenía la esperanza de verla. Pensaba que sería bueno hablar de nuestra ruptura.

Como no existen más versiones con los detalles del reencuentro, Zepeda tiene cierto control sobre la historia de lo que ocurrió esa tarde. Según cuenta, Narumi estaba sorprendida, pero feliz de verlo. Se pusieron al día y él la invitó a cenar al hotel donde se había registrado unos días antes, “La Table de Gustave”, en el pueblito de Ornans. Ella aceptó. En una selfie tomada a las 6.07 frente a una iglesia de la zona, ambos lucen contentos. Llegaron al restorán cerca de las 7. Los meseros recuerdan que ambos estaban bien vestidos y que el ambiente era cordial, pero que no parecía una cena romántica. Zepeda pagó la cena con su tarjeta de crédito.

Al salir del restorán, el chileno se habría ofrecido a llevarla de vuelta a Besanzón. El viaje tomaba 25 minutos. Narumi le habría dicho que el camino de regreso podía ser peligroso y le sugirió que podía quedarse con ella en la residencia. Pasadas las 10, enfilaron de vuelta a Besanzón en el Renault, que superó los 80 kilómetros por hora en una zona de 70, justo cinco kilómetros antes de entrar en la ciudad. La cámara de seguridad ubicada frente a la residencia de Narumi registró la llegada de ambos a las 10.58 PM. Zepeda parecía entrar con su maleta.

Entre las 3.15 y 3.21 de la mañana del 5 de diciembre, 15 vecinos de Narumi escucharon gritos de dolor y ruidos sordos en una de las habitaciones. Algunos empezaron a compartir sus impresiones a través de un chat. Rachel Roberts, la misma que reconoció a Zepeda dentro de la residencia un par de días antes, escribió:

Rachel Roberts: Se diría que están matando a alguien.

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