El activo (pero silencioso) rearme de Sebastián Piñera

Sebastián Piñera desoyó los consejos de su familia y prácticamente no se tomó un descanso largo tras terminar su agitado segundo periodo en La Moneda. Fotografia: Marcelo Segura Millar

Junto a un amplio equipo de excolaboradores monitorea el gobierno de Gabriel Boric y está alerta a cualquier crítica a su administración para accionar una defensa. Pero, sin duda, el tema que más le inquieta es la Convención Constitucional, el cual sigue al detalle. Aunque le cueste, el expresidente está convencido de que es el momento de mantenerse “en un segundo plano”. Lo que hasta ahora ha logrado.


El miércoles, mientras almorzaban en su oficina en el barrio El Golf, Sebastián Piñera le comentó a la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo -de visita esta semana en Santiago- que no le ha costado convertirse en un ciudadano normal tras dejar La Moneda el 11 de marzo, pero que sigue muy enganchado a la política y pendiente del proceso constituyente. Sus hijos Magdalena, Cecilia y Sebastián -presentes en el almuerzo- asintieron con un gesto de resignación.

“No estoy en la primera línea, soy consciente del recambio generacional, pero no estoy jubilado”, responde el expresidente cada vez que le preguntan por sus planes tras terminar su segundo -y complejo- periodo presidencial, dejando claro que sigue muy activo, pero que comprende que hoy debe estar “en un segundo plano”.

A diferencia de su primera salida de La Moneda, en 2014, esta vez Piñera se instaló en el piso 18 de Apoquindo 3000 con gran parte de su equipo de asesores que tenía en el Segundo Piso, entre ellos, su equipo de prensa, integrado por Carla Munizaga, Juan José Lagorio y Carola Valdés.

El ajetreo en la panorámica oficina con vista a la cordillera no para en todo el día, y hay ratos en que el estrecho pasillo entre su despacho y la sala de reuniones se hace chico, cuando entran y salen exministrosy exfuncionarios de su gobierno de las más diversas áreas, e incluso su escolta a veces debe sentarse en el hall, donde llegan los ascensores. Este viernes en la mañana, por ejemplo, se reunió con su última directora de Presupuestos, Cristina Torres, y con el exjefe de Estudios de la Segpres, Víctor Martínez, a quienes encargó un informe sobre el costo total que tendrá la Convención para las arcas fiscales.

Piñera ya decidió dejar su histórica oficina en Las Condes y trasladarse a un mejor lugar. Ya se encuentra arrendando un amplio espacio en un edificio en Av. Vitacura, a metros de Av. Américo Vespucio, pero aún no decide si ahí se instalará con su equipo político, sus asesores y sus nuevas fundaciones, o con su family office Inversiones Odisea (que cambiará de jefatura el segundo semestre y que podría quedar a cargo de su hijo Sebastián). Mientras tanto, decenas de cajas arrumadas con blocks con sus anotaciones y documentos que llegaron en marzo desde La Moneda hasta Apoquindo se mantienen a la espera.

“No estoy en la primera línea, soy consciente del recambio generacional, pero no estoy jubilado”, responde Piñera cuando le preguntan por sus planes. Foto: Mario Téllez / La Tercera

Tres nuevas fundaciones

Piñera tiene en sus planes inmediatos crear tres nuevas fundaciones, las que se sumarán a Elige Vivir Sano, Fundación Futuro y Tantauco. Una de ellas estará a cargo de su esposa, Cecilia Morel, y estará enfocada en la tercera edad (tema que ella priorizó en su segunda gestión). Las otras dos estarán dedicadas a la protección de la niñez y adolescencia y serán dirigidas por sus hijas Magdalena y Cecilia.

Una cuarta fundación, o más bien su cuartel general, será la que reemplace a Avanza Chile (creada en 2014 para defender su primer gobierno, blindar su imagen y planificar su vuelta a La Moneda). Y aunque está trabajando con sus nuevos equipos, entre ellos sus exministros políticos (Juan José Ossa, Jaime Bellolio y Rodrigo Delgado, entre otros), Piñera no quiere bautizarla por ahora y trabajar desde un segundo plano, como se ha impuesto. La diferencia entre ambas salidas de Palacio es que hoy estaría descartada la posibilidad de que el empresario vuelva a repostular a la Presidencia, pese a ello, sus objetivos actuales son muy parecidos a los de 2014.

Quienes conocen el actual diseño con que está operando el exgobernante cuentan que se divide en tres frentes: un seguimiento al gobierno de Gabriel Boric (con quien ha hablado en las últimas semanas), que incluye un equipo de fiscalización; una defensa a su administración, que implica estar alerta a cualquier crítica o información que, a juicio de ellos, sea inexacta o falsa, y un seguimiento a distintas políticas públicas y elaboración de minutas que sirva de apoyo a parlamentarios del sector.

Un ejemplo de cómo operará el segundo frente fue la rápida reacción a la acusación realizada por la ministra Izkia Siches, cuando denunció en la Comisión de Seguridad Ciudadana de la Cámara que durante la gestión de Piñera un avión utilizado para expulsar migrantes a Venezuela retornó al país con todos sus pasajeros. En esa oportunidad, fue el propio Piñera quien pidió a Delgado que saliera a desmentir esa misma noche la información.

La ministra de Transportes, Gloria Hutt, y la Primera dama, Cecilia Morel, exhiben la violeta tarjeta Bip Adulto Mayor. Cecilia Morel encabezará una fundacion enfocada en la tercera edad, tema que ella priorizó en su segunda gestión.

Por un Plan B

Pero, sin duda, el tema que más preocupa al exgobernante es el proceso constituyente, cuentan sus cercanos. Sigue de cerca el trabajo de la Convención y ha encargado estudios de opinión que ha mostrado a dirigentes de Chile Vamos en reuniones que ha tenido en su casa.

Piñera cree que hay varias normas ya aprobadas por el pleno que no son buenas para el país, entre ellas, el fin del Senado y la ausencia de pesos y contrapesos, el plurinacionalismo y debilitamiento de la unidad del país y la vulneración de algunos derechos en salud y educación, además de un fuerte aumento de la burocracia.

También le inquieta que, de ganar el Apruebo en el plebiscito de salida, su nombre quede en la historia de Chile como el Presidente que abrió el camino a una mala Constitución, como planteó el convencional UDI Rodrigo Álvarez hace unas semanas en La Tercera.

El exparlamentario responsabilizó directamente a su gobierno por el “mal manejo” del proceso que derivó en una Convención que, a su juicio, no representa a la sociedad chilena. “Se cometieron errores en la forma en que sus ministros condujeron el proceso constituyente, validando una serie de cambios al acuerdo del 15 de noviembre que fueron tergiversando el resultado, como el exagerado número de escaños reservados, las listas de independientes, la prórroga de la elección, la ampliación de la campaña y la votación en dos días”, dijo Álvarez.

El punto lo refutan en forma tajante desde el piñerismo, asegurando que fue el Parlamento (incluidos legisladores de Chile Vamos) y no La Moneda quienes fueron agregando nuevas reglas al proceso que perjudicaron a los partidos tradicionales y le dieron una sobrerrepresentación a sectores independientes de izquierda, como la desparacida Lista del Pueblo.

Cercanos al empresario, señalan, además, que de imponerse el Rechazo, hay que contar con un Plan B que impida volver a la Constitución del 80. Y al igual como se ha conversado informalmente en el Congreso, Piñera es partidario de enfrentar este escenario con un acuerdo político que permita al Senado llamar a un nuevo proceso para hacer reformas que el país apoyó mayoritariamente en el plebiscito de entrada.

La decisión de Piñera es no intervenir en el proceso constituyente y comparte que en la campaña del Rechazo la sociedad civil sea la protagonista. Sin embargo, cercanos a él agregan que ha observado con interés el comportamiento de Ricardo Lagos (quien en una entrevista en Radio Duna advirtió que “es muy importante entender que una Constitución es la casa de todos”) y estaría dispuesto a enviar más adelante una señal similar. No obstante, tanto él como los partidos están convencidos de que no es el momento y que podría hacerles un flaco favor a los partidarios del Rechazo. Ello, considerando que terminó su mandato con la menor aprobación (24%) de un gobierno desde 1990, según Cadem.

Su exvocero Jaime Bellolio lo deja claro: “Como muchos, él está preocupado por el curso de la Convención, dado que hay muchas materias que dividen a los chilenos más que unirlos, pero sabe que el rol es de la sociedad civil. Sólo está disponible a colaborar en algo que no signifique ningún tipo de exposición pública”.

Más enfático es el presidente de RN, Francisco Chahuán: “Hemos conversado con muchos actores, entre ellos el expresidente Piñera, y coincidimos que el Rechazo debe ser liderado por la sociedad civil, los convencionales y nuevos liderazgos. Él entiende eso y no tendrá una participación directa ni activa”. Por esto, ha postergado decenas de invitaciones de distintas partes del país y del extranjero a exponer sobre el estallido social y su salida institucional.

“Igual que en la Marina, los capitanes se miden en aguas turbulentas”

Otro de los “pendientes” de Piñera es colaborar a recomponer las relaciones en Chile Vamos, para lo cual se ha reunido con dirigentes de la UDI, RN y Evópoli. Hay muchos dirigentes del sector que lo culpan a él por la falta de unidad en la centroderecha que quedó de manifiesto en las elecciones presidenciales. Lentamente, señalan dirigentes, ha ido dando pasos para mejorar lo que en su gobierno fueron relaciones muy tensas.

Sin ir más lejos, el jueves 28 de abril, Piñera -acompañado de su esposa- asistió al 35° aniversario de RN- en la Hacienda Tobalaba, en La Florida-, y ambos fueron invitados por Chahuán a apagar las velas de la torta. El exjefe de Estado cedió ante los aplausos de más de 500 militantes y rompió el silencio que había mantenido desde que entregó la banda a Boric. “Igual que en la Marina, los capitanes no se miden en aguas calmas, sino que en aguas turbulentas, y el alma de una nación se mide también en tiempos difíciles. Es ahora más que nunca cuando RN tiene que jugar un rol clave en nuestro país”, dijo esa noche.

La última entrevista que dio Piñera fue a Don Francisco en Canal 13, antes de dejar La Moneda. Desde ahi ha mantenido un estricto silencio.

Finalmente, quienes le han consultado sobre el libro en cual está trabajando, Piñera le baja el perfil, señalando que es el típico libro que escriben los exmandatarios relatando sus vivencias. Pero agrega una frase más: que para él, su historia final está aún sin escribir.

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