Desde el “Kiotazo” a la Cancillería: Cinco episodios que marcan la relación Allamand-Piñera

Foto: Agencia Uno

La historia entre el Presidente y el recién renunciado ministro de RR.EE. tiene de todo: espionaje, alianzas, apoyos cruzados y traiciones. Acá, un repaso a la veleidosa relación entre ambos, que ha marcado a fuego la historia de la centroderecha durante la transición.


La salida de Andrés Allamand de su cargo de ministro de Relaciones Exteriores marcó un nuevo episodio en su larga relación con el Presidente Sebastián Piñera. Los dos se conocen desde hace décadas, y si bien en oportunidades han sido aliados políticos, frecuentemente se han enfrentado y rivalizado por ser quien lidere el sector.

Desde la década del 90, cuando encabezaron un grupo de dirigentes de derecha rupturistas hasta disputas por cargos de gobierno, la relación Allamand-Piñera ha estado marcada por altos y bajos.

1. La patrulla juvenil

Más de treinta años han pasado desde uno de los primeros hitos que marcaron la relación entre ambos. A principios de los 90, terminada la dictadura militar, un grupo de parlamentarios de Renovación Nacional irrumpió con ideas más liberales para el sector.

Se trataba de Piñera, Allamand, la hoy alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, y el actual consejero del CDE, Alberto Espina. La prensa los apodó “La patrulla juvenil” -en alusión a un show televisivo- en lo que se fue transformando en un grupo que captó atención por el contraste generacional y político en comparación con la derecha de entonces, demasiado ligada a Pinochet (Jarpa, entonces presidente de RN, había sido su ministro del Interior).

Los cuatro tenían ambiciones políticas y miraban con ganas la posibilidad de llegar a transformarse en el candidato presidencial del sector. De ahí que rivalizaran entre ellos compitiendo por ese objetivo, especialmente Piñera y Allamand que sabían que solo uno de los dos podría llegar a La Moneda.

Allamand fue clave para convencer a Piñera de que no se fuera a la DC y militara en RN, tras ser electo senador el 89. El libro La historia oculta de la transición, de Ascanio Cavallo, relata que pese a las rivalidades iniciales, ambos lograron coexistir con el resto del cuarteto. Allamand, en el mando de RN; Piñera, en el Senado y la nominación presidencial; Espina, en la jefatura de los diputados; y Matthei, al timón económico en el Congreso. Así, el actual Mandatario quedó con la vía libre para disputar la presidencial de 1993, mientras su exministro dirigía RN. Ambos se coordinaron de esta manera para destronar del poder al histórico de RN, Sergio Onofre Jarpa, quien presidió la tienda hasta 1990.

Pese a la alianza, Allamand seguía con aspiraciones presidenciales y fue en un consejo general en Valparaíso que proclamó: “¡En este salón se encuentra el próximo presidente de Chile!”. Y si bien la mayoría pensó que se refería a Sebastián Piñera, hubo quien creyó que se aludía a él mismo.

2. El “Kiotazo”

Piñera como senador y Allamand como dirigente de RN, conversan en el Congreso.

Uno de los escándalos políticos más grandes de los inicios de la transición los tuvo a los dos como involucrados. Corría el año 1992 cuando una revelación en un programa de TV frustró las aspiraciones presidenciales de Piñera.

Conocido como el “Piñeragate” o “Kiotazo” el dueño del canal Megavisión, Ricardo Claro, reveló una grabación telefónica clandestina entre Piñera y su amigo Pedro Pablo Díaz, en la que le pedía que intercediera con un moderador de TV para que perjudicara a Evelyn Matthei en un debate televisado.

El episodio obligó a Allamand, quien aparecía mencionado en las conversaciones telefónicas, a maniobrar la crisis con muy poco margen, sabiendo que el partido se le incendiaba puertas adentro, mientras una facción estaba con Matthei, por otro lado Piñera presionaba por saber la verdad respecto del espionaje. La tesis del exministro y parte de RN fue que la grabación clandestina era una maniobra política del Ejército para perjudicar a la derecha liberal representada por ellos en ese entonces, y que abogaba por el fin de los enclaves autoritarios.

El escándalo marcó un quiebre entre Piñera y Matthei, luego de que ambos tuvieran que sepultar sus intenciones de competir en la presidencial de 1993. Con Allamand, en tanto, Matthei también se fue distanciando. Con ello se dinamitó el diseño de la “patrulla juvenil”.

3. El caso Chispas y la travesía por el desierto

En 1995, pocos años después del “Kiotazo”, vino uno de los episodios más duros para Allamand. El llamado “Caso Drogas” lo afectó luego de que se denunciara -originalmente por boca de Francisco Javier Cuadra, apoyado por Matthei- que parlamentarios consumían estupefacientes en el Congreso, algo que en el caso de Allamand nunca se comprobó.

Dos años después ocurrió el “Caso Chispas”, el que más enfrentó a ambos dirigentes. En 1997, Endesa España llegó a Chile para hacerse cargo de Enersis, lo que implicaba que algunos accionistas minoritarios –entre ellos Piñera- vieran reducidos los valores de sus activos.

Piñera, siendo senador, no vendió sus acciones por no estar dispuesto a perder dinero, pero luego se movió y consiguió un trato privado con Endesa que le permitió sacar un precio ventajoso. El hecho le abrió un flanco a RN por las críticas de su relación entre la política y los negocios.

La frase de Allamand a Piñera fue dura: “Considero que hay que establecer una separación tajante entre el mundo de los negocios y el mundo de la política. Le he señalado a Sebastián (Piñera) en más de una oportunidad que no se puede ser protagonista de la política y simultáneamente activista de los negocios”.

A lo que Piñera le respondió: “Está equivocado. Y la palabra activista es desafortunada. He dedicado más de 12 horas diarias al Senado y no administro mis empresas, porque así lo dice la Constitución y no tengo tiempo. Eso no significa que haya perdido interés por la marcha de esas empresas”.

El escándalo del Caso Drogas le significó a Allamand perder la senatorial por Santiago en 1997 ante el UDI Carlos Bombal, quedando el RN fuera de la próxima presidencial.

Derrotado, se fue a Estados Unidos, donde hizo clases en la Universidad Georgetown; escribió su libro La travesía por el desierto, contando su duro revés. El título se usa hasta hoy para casos similares.

De esta manera, le despejó de facto el camino a Piñera para volver a probar suerte en la presidencial de 1999, sabiendo que la arremetida UDI le abría vía a Joaquín Lavín. Se bajó tempranamente. Desde entonces el empresario no cejó en armar redes: el 2001 se tomó la presidencia de RN junto a un grupo en el que estaban Rodrigo Hinzpeter y María Luisa Brahm (hubo quien los quiso motejar de nueva “patrulla juvenil”) y entró a chocar con el UDI Pablo Longueira, siempre con La Moneda 2005 en la cabeza.

Allamand regresó a Chile en ese período y aunque ambos volvieron a hacer migas, el Caso Spiniak los volvió separar cuando el primero optó por quedarse con Lavín y no con Piñera. Éste lo tomó como una traición y una vez llegó a echarlo de su casa.

4. La llegada a La Moneda

En enero de 2011, Piñera efectuó los siguientes cambios: Andrés Allamand por Jaime Ravinet en Defensa; Evelyn Matthei por Camila Merino en Trabajo; Laurence Golborne por Ricardo Ranieri en Energía (Golborne se convierte en biministro de Minería y Energía); y Pedro Pablo Errázuriz por Felipe Morandé en Transporte y Telecomunicaciones.

En su segundo intento por llegar a La Moneda en 2009, Piñera contó con el apoyo de Allamand, quien regresó a la primera línea de la política en 2006 imponiéndose como senador. Allamand entonces ocupó un rol en el comando de campaña, y también se sumó Ignacia, su hija actriz.

La historia de esa campaña quedó plasmada en su libro La estrella y el arcoíris. en el que reveló episodios complicados, como en el capítulo “Un balde de agua fría”, en el que relataron lo complejo que fue para el comando recibir los resultados de la encuesta CEP que marcaban una estrecha diferente de Piñera por sobre Eduardo Frei (DC).

Tras la victoria de Piñera, no todo fueron cuentas alegres para Allamand. Una de sus mayores expectativas era que lo nombrara ministro de Relaciones Exteriores, sin embargo, el entonces presidente electo optó por nombrar al empresario Alfredo Moreno en el cargo, lo que desató la furia del senador. Nada más pasado un mes del gobierno, en abril de 2010, vertió críticas al manejo del Ejecutivo hablando de “desprolijidades en el área comunicacional” y una “excesiva concentración en la cabeza” del Presidente. Críticas que fueron respondidas por Matthei, quien dijo que el dirigente estaba bailando la “cumbia de los picados”.

Un año después, Allamand fue nombrado ministro de Defensa de Piñera, en reemplazo de Jaime Ravinet. El secretario de Estado mantenía sus ambiciones presidenciales, las que intentó concretar en la primaria del 2013 que lo enfrentó a Pablo Longueira (UDI).

Si bien perdió esos comicios, la depresión de su contrincante hizo que depusiera su candidatura, lo que le abrió una puerta para ser el candidato de la entonces Alianza. Pero esta sería cerrada por el propio Piñera, quien en televisión le quitó el piso: “Evelyn (Matthei) sería una gran candidata”.

Dicho y hecho, Matthei se convirtió en la abanderada provocando la molestia en Allamand, quien la plasmaría en una entrevista en La Tercera el 21 de diciembre luego de la derrota del sector: “El principal responsable del fracaso electoral es Piñera”.

5. Se cumple un sueño

El canciller Andrés Allamand y el Presidente Sebastián Piñera, en foto de archivo. Foto: Cristóbal Escobar/AgenciaUno

Tras la nueva llegada de Piñera al poder en 2018, Allamand se erigió como uno de los grandes articuladores de la derecha en la Cámara Alta.

Y si bien ayudó al gobierno en temas como la mesa por el acuerdo en seguridad, también tuvo críticas públicas por la conducción política y el manejo del Ejecutivo en el debate legislativo.

El tiempo fue pasando hasta que ambos se volvieron a encontrar en La Moneda. A mediados del 2020 el entonces presidente de RN, Mario Desbordes, comenzó a enfrentarse duramente con Allamand por diferencias como el plebiscito constitucional y el retiro de fondos de pensiones, además del manejo del partido.

El enfrentamiento alcanzó al gobierno pues provocó un desorden en la coalición y motivó críticas del propio Allamand a los ministros de Piñera. De ahí que La Moneda intercedió invitando a los dos a formar parte del gabinete, y dio a Allamand una oferta que no podría rechazar: la Cancillería.

Cumplido su esperado sueño, Allamand fue designado ministro y desde ahí volvió trabajar junto a Piñera.

Pero llegado el término del gobierno, ambos mantuvieron una última diferencia. Allamand fue electo titular de la Secretaría General Iberoamericana (Segib) y una visita a España durante sus vacaciones para ver una agenda de ese nuevo cargo le causó críticas al gobierno por ausentarse del país en plena crisis migratoria.

Piñera se molestó con Allamand, según dijeron fuentes de palacio, y el canciller tuvo que volver a Chile para enfrentar la polémica. Allí habló con Piñera, quien le aceptó su renuncia al puesto.

Pese a todo, el Presidente tuvo buenas palabras hacia su exministro: “Él siempre ha dedicado sus mejores esfuerzos al servicio público a lo largo de toda una vida y eso es algo que yo reconozco y agradezco”.

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