La obligada salida de Allamand de Cancillería y la molestia que generó en La Moneda

El ahora extitular de Relaciones Exteriores volvió este domingo al país y se reunió con el Presidente, donde se terminó de sellar su salida debido a la polémica y las críticas que suscitó su viaje a España. El Mandatario, dicen en La Moneda, estaba enojado, porque se abrió un flanco innecesario, empañando el cambio de mando y el fin de su segunda administración. La salida de Allamand, sin embargo, no aplacó los cuestionamientos y el diputado Naranjo aseguró que empujará una acusación constitucional en su contra.


Hace tiempo que no lo veían tan enojado. El Presidente Sebastián Piñera se molestó por la polémica que generó el viaje de su canciller, Andrés Allamand, a España, quien, según la explicación de la misma Moneda, lo realizó haciendo uso de sus vacaciones, las que se vio obligado a suspender para regresar a Chile este domingo. Tras una reunión con Piñera, Allamand selló su salida del Ministerio de Relaciones Exteriores a poco más de un mes de que termine el gobierno y asuma Gabriel Boric.

El periplo del titular de Relaciones Exteriores desató duros cuestionamientos, debido a que, en ese país, en abril Allamand asumirá como secretario general de la Secretaría General Iberoamericana (Segib) y a los pocos días de iniciado su viaje, por redes sociales se conoció que participó de más de una reunión de trabajo de cara al nuevo rol que asumirá.

El jueves, su par de España, José Manuel Albares, tuiteó que sostuvo la primera “reunión de trabajo con @allamand, SG electo de @SEGIBdigital. #España, está plenamente comprometida con la #cooperación Iberoamericana y apuesta por una #SEGIB con una interlocución reforzada en la región y en el mundo”.

Luego, por la misma red social, se conoció de otro encuentro de Allamand con su homólogo de Brasil.

Todo esto, además, en un contexto en que el gobierno ha tenido que lidiar con la crisis migratoria en el norte del país, obligando, incluso, al Ministerio de Relaciones Exteriores -bajo la ausencia de Allamand- a emitir el jueves un comunicado dando cuenta que también estaban involucrados en el tema y que coordinaron una reunión con autoridades bolivianas para acordar medidas en conjunto para las fronteras.

Así, se desataron duras críticas por parte de la oposición, quienes acusaron a Allamand de abandono de deberes e, incluso, amenazaron con impulsar una acusación constitucional en su contra.

Por lo mismo, el ministro del Interior, Rodrigo Delgado, tuvo que salir en más de una oportunidad a dar explicaciones por su par del gabinete. Si bien Delgado primero argumentó que el canciller estaba haciendo uso de sus vacaciones y que no existía una “doble función”, el sábado, en entrevista con Mega, manifestó, con evidente incomodidad, que “él tendrá que aclararlo a la vuelta”.

El llamado de Piñera

Desde el miércoles, Piñera y Allamand sostuvieron más de una conversación por teléfono para abordar cómo enfrentar la polémica. En esos diálogos, según tres fuentes de Palacio, un molesto Presidente le pidió al canciller que suspendiera sus vacaciones -las cuales, según informó la Cancillería el jueves, duraban hasta el 14 de febrero- y regresara a Chile. Allamand, en todo caso, recalcó, en entrevista con La Tercera, que fue un acuerdo entre ambos que se venía conversando hace días.

En La Moneda decían que el tema no se había podido soslayar y había estado en los comentarios de varias autoridades. Sobre todo, por el malestar que su ausencia generó en Delgado: el jefe de gabinete debió enfrentar solo la polémica migratoria y responder por la ausencia de Allamand.

En el Ejecutivo aseguran que si bien Delgado y Allamand se coordinaron por los temas migratorios y por el bloqueo de transportistas en el Paso Los Libertadores, no profundizaron sobre su viaje a España. Las mismas fuentes aseguran que la molestia de Piñera respondía principalmente a que solo tenía detalles generales del viaje de Allamand y que, al igual que otros personeros de gobierno, entendía que era para ir a alistar detalles más personales de su partida a ese país.

Si bien en Palacio sostienen que no se le puede cuestionar a Allamand por tomarse vacaciones, sí consideran que fue “imprudente” sostener esas reuniones de trabajo de “carácter oficial”. En ese sentido, agregan que debió esperar a después del 11 de marzo y evitar poner en una situación compleja al gobierno o, al menos, agregan, mantener esos encuentros con bajo perfil.

Así, la situación se hacía insostenible de defender, por lo que su salida fue más bien obligada por la compleja situación. Por lo mismo, en el gobierno dicen que no es casualidad que haya sido Presidencia quien este domingo, a las 10.39, informara que al mediodía Piñera sostendría una reunión con Allamand, Delgado y la subsecretaria Carolina Valdivia. En esa cita fue donde se selló su salida de la Cancillería, un escenario que La Moneda no tenía previsto para sus últimos días de gobierno, en el que esperaban que no hubiesen flancos.

En la cita, a la que Piñera se contactó vía telemática, se afinaron los detalles de su renuncia. Allamand le mostró al Presidente la declaración que, posteriormente, leería en La Moneda, en la que dijo que fue una decisión conversada entre ambos y anunció su retiro definitivo de la política chilena. Eso sí, en Palacio afirman que el Mandatario fue quien consideró que lo conveniente era que dejara el cargo debido a que los cuestionamientos hacían insostenible su continuidad y que no quería que se empañara el traspaso de mando que se iniciará oficialmente el 21 de febrero con las reuniones bilaterales entre ministros entrantes y salientes.

Su salida provocó reacciones inmediatas en la ministra entrante, Antonia Urrejola, quien enfatizó que “trabajaremos por una Cancillería presente, de cara a problemas de la ciudadanía. La defensa de los intereses de Chile en el mundo exige atención exclusiva”.

Desde el entorno del ahora excanciller, en todo caso, dicen que desde noviembre, cuando fue electo en el cargo internacional, Allamand habló con Piñera sobre su salida. Ambos conversaron sobre la opción de compatibilizar su cargo de ministro con su futuro rol en el organismo internacional. Sin embargo, todo eso se vio frustrado con la polémica y Allamand salió de la cartera que dirigió por un año y siete meses.

El exsenador había asumido en julio de 2020 en medio de la crisis que atravesaba el gobierno por el primer retiro previsional del 10%. El ahora excanciller, quien es militante de RN, fue uno de los más duros hacia el manejo de Piñera y estaba en constante conflicto con el extimonel de RN Mario Desbordes, quien, en la misma fecha, arribó al Ministerio de Defensa.

Con ambos nombramientos, Piñera -quien mantiene una relación de altos y bajos con Allamand y han sido protagonistas de varios enfrentamientos en su trayectoria política- buscó terminar con los conflictos, los que siguieron al interior del propio gabinete.

¿Y habrá libelo?

Como sea, el regreso de Allamand también respondió -dicen en La Moneda- a un intento por aplacar las críticas de la oposición y evitar que avance una acusación constitucional en su contra, lo que podría terminar incluso frustrando su nuevo cargo internacional. Su salida, sin embargo, no provocó un cambio de parecer en la bancada del Partido Socialista, sino que todo lo contrario.

El diputado PS, Jaime Naranjo, confirmó a La Tercera que, independientemente de la renuncia del ahora excanciller, el análisis de la ya anunciada acusación constitucional sigue su curso. Y es que los ministros pueden ser acusados constitucionalmente hasta tres meses después de dejado el cargo.

“La renuncia que ha presentado el ministro de Relaciones Exteriores demuestra absolutamente que teníamos la razón en todas las denuncias que estábamos haciendo, en el sentido de que había un claro descuido y que prácticamente dejó botado el ministerio en un momento tan delicado como era la situación migratoria”, aseveró el parlamentario.

Sobre el nuevo cargo que asumirá Allamand en España, el diputado -que forma parte de la Comisión de RR.EE. en la Cámara Baja- señala que ya ha enviado oficios a Contraloría para dilucidar “si la campaña del exministro para ocupar ese cargo internacional fue o no fue financiada por el Estado chileno”. Estas respuestas, explica, serán la base jurídica para presentar o no la acusación.

“Nosotros retomamos (el trabajo parlamentario) la última semana de febrero, pero los equipos ya están estudiando, están avanzando, trabajando, recopilando antecedentes (...); los abogados de la bancada, Enrique Aldunate y Gabriel de la Fuente -quien se sumará en marzo al equipo del futuro subsecretario Manuel Monsalve (Interior)- están trabajando. No puedo adelantar nada, porque aún no hemos tenido una reunión de evaluación”, señala.

Asimismo, el diputado electo del PS Tomás de Rementería adelantó que “la renuncia de Allamand no quita que analizaremos una acusación constitucional en marzo”.

Sin embargo, la moción de Naranjo no concita pleno respaldo en la oposición. O al menos no en la actual configuración opositora del Parlamento.

El diputado de Nuevo Trato y miembro de la Comisión de RR.EE. Pablo Vidal aseguró que “antes de hablar de una acusación constitucional a Allamand, por decencia y respeto al cargo de canciller, él debiera renunciar”. Por otro lado, y aunque el diputado DC Gabriel Ascencio cuestiona el actuar de Allamand, adelanta que ve “impracticable” hacer la presentación del libelo acusatorio antes del fin del actual período parlamentario. Si se opta por hacerlo, debiese hacerse bajo la nueva configuración del Congreso.

Ambos diputados, eso sí, ya no estarán presentes en el próximo período.

“Es perfectamente posible pensar en una acusación contra Allamand, pero preferiría que ocurriera en el próximo período legislativo. Si ocurriera ahora, no hay plazo (...). Se tendría que ver en la próxima sesión, el 23 de febrero, hacer un sorteo de la comisión que tendría que empezar a trabajar lo antes posible. Luego de producida la notificación, tienen 10 días para contestar. Después hay seis días para que la comisión evacue el informe a la sala. Es impracticable”, explica Ascencio.

Además de las complicaciones técnicas, el diputado DC difiere del abandono de deberes -mencionado por Naranjo- como un motivo plausible para respaldar el texto acusatorio. “El abandono de deberes es una causal solo para acusar constitucionalmente a los ministros de los altos Tribunales de Justicia, en la Corte de Apelaciones o la Corte Suprema”.

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